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El conocimiento de la anatomía de la nariz es muy valioso para detectar problemas respiratorios, y estar en capacidad para adoptar hábitos sencillos que protejan nuestro bienestar a largo plazo. De esta forma, la nariz define los rasgos faciales y se puede considerar como la primera guardiana del aire. Asimismo, gracias a esta somos capaces de percibir aromas, filtrar el polvo del desierto chihuahuense y humidificar ambientes que sean secos.
La nariz es un órgano músculo-cartilaginoso recubierto por piel en el exterior y mucosa en el interior. Esta forma parte de las vías aéreas superiores y cumple 3 funciones básicas: filtrar partículas, templar el aire inspirado y humidificarlo. Además, alberga neuronas olfativas que convierten moléculas volátiles en señales eléctricas.
Durante la pandemia, las pruebas de olfato se integraron en los algoritmos de detección temprana de COVID-19 de la Secretaría de Salud de México, subrayando la relevancia clínica de este órgano.
Con respecto a cómo se divide la anatomía de la nariz, esta cavidad nasal se organiza en regiones que trabajan como una línea de montaje, de forma tal que, cada sección acondiciona el aire antes de que continúe hacia la laringe.
También llamados narinas, los orificios nasales son 2 entradas ovales rodeadas de cartílago alar y piel con vibrisas.
Estos actúan como un filtro grueso que atrapa partículas mayores de 10 micras. Su diámetro cambia gracias a músculos dilatadores que se activan al hacer ejercicio.
En lo que concierne a cómo es la anatomía de la nariz, las fosas nasales son unas cámaras simétricas separadas por el tabique. El piso descansa sobre el paladar duro y el techo se relaciona con la base del cráneo.
Asimismo, el epitelio respiratorio ciliado produce moco que captura polvo y microorganismos, desplazándolos hacia la faringe.
Esta parte de la anatomía básica de la nariz se trata de una estructura osteocartilaginosa que divide las fosas. La parte anterior es cartílago cuadrangular; la posterior incluye el vómer y la lámina perpendicular del etmoides.
Una desviación septal puede producir obstrucción crónica, siendo causa frecuente de rinoplastias funcionales.
Los meatos son partes de la anatomía de la nariz humana, que se tratan de pasajes ubicados debajo de cada cornete donde desembocan conductos de drenaje. El meato medio recibe la mayoría de los senos paranasales y su inflamación propicia sinusitis.
De igual manera, el meato inferior drena el conducto nasolagrimal, razón por la que el llanto genera goteo nasal.
En lo que respecta a la anatomía completa de la nariz, los cornetes nasales son 3 láminas óseas recubiertas de mucosa (inferior, medio y superior).
Están muy vascularizadas, de manera que se engrosan para reducir el flujo de aire frío y se contraen al aumentar la temperatura ambiente. Asimismo, la hipertrofia del cornete inferior puede requerir turbinectomía cuando el tratamiento médico falla.
Estas partes de la anatomía de la nariz son cavidades neumáticas que aligeran el cráneo, actúan como cámaras de resonancia y humidifican el aire.
Situados sobre las órbitas, desembocan en el meato medio. Su inflamación genera dolor retro-orbitario que empeora al inclinar la cabeza.
Los senos etmoidales consisten en múltiples celdillas entre la cavidad nasal y la órbita. Por su delgadez, la infección puede propagarse y causar celulitis periorbitaria.
Profundos, alojados en el cuerpo del esfenoides. La vía transesfenoidal permite extirpar adenomas hipofisarios sin incisiones externas.
En lo que concierne a la anatomía y función de la nariz, los más grandes se ubican bajo las mejillas. Las raíces de premolares y molares pueden invadir su piso, lo que explica la sinusitis odontogénica tras extracciones dentales.
Entre las principales enfermedades o patologías nasales, podemos mencionar las siguientes:
Obstrucción por edema de mucosa, la cual es muy común en resfriados y alergias. En la Zona Metropolitana del Valle de México, las altas concentraciones de ozono agravan la congestión, motivo por el cual la autoridad ambiental emite recomendaciones para limitar actividades al aire libre.
Asimismo, la rinitis medicamentosa por uso prolongado de oximetazolina es frecuente; la NOM-220-SSA1-2016 aconseja no emplear este fármaco más de 5 días. El manejo incluye esteroides intranasales y, en casos severos, radiofrecuencia de los cornetes.
Reflejo explosivo que expulsa aire a más de 150 km/h. Se activa por estimulación alérgica o mecánica de receptores trigeminales. Durante la temporada de polen de ciprés, el INSABI reporta aumento de rinoconjuntivitis alérgica.
Cuando hay series de más de 10 estornudos sugieren rinitis alérgica perenne, siendo recomendable realizarse pruebas cutáneas para identificar ácaros y pólenes, mientras que, controlar el ambiente doméstico reduce los estornudos hasta un 35 %.
Consiste en una ruptura de vasos en la zona de Kiesselbach, donde confluyen ramas de la carótida externa. El clima seco del altiplano y el uso habitual de aspirina incrementan el riesgo.
Dadas las circunstancias de que la compresión de las alas nasales durante 10 minutos no detiene el sangrado, se coloca taponamiento anterior. La NOM-046-SSA2-2015 recuerda el hecho de que una epistaxis recurrente en menores puede indicar maltrato. Además, en los adultos hipertensos, un control adecuado de la presión reduce las recaídas.
La rinorrea puede ser acuosa, mucosa o purulenta. Una rinorrea acuosa unilateral tras traumatismo craneal, sugiere fuga de líquido cefalorraquídeo y requiere atención de urgencia.
Dado el caso de que la rinorrea purulenta persiste más de 10 días sin mejoría, es conveniente acudir a un médico especialista, en vista de que este determinará cuáles son los antibióticos adecuados para evitar resistencias y preservar la microbiota.
La anatomía de la nariz es un corredor intrincado que calienta, limpia y analiza cada bocanada que respiramos.
Para conservarla en óptimas condiciones, es aconsejable realizar lavados con solución salina después de recorrer zonas con alto smog; mantener el hogar libre de polvo mediante aspiración frecuente; hidratarse bien y limitar bebidas muy azucaradas que favorecen la inflamación, así como no fumar ni exponerse al humo de leña, debido a que es una causa habitual de irritación crónica en comunidades rurales.
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