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La Nueva Ley de Formación Profesional pretende que cualquier persona, bien sea estudiante, trabajador en activo o desempleado, pueda construir, adaptar y certificar su itinerario formativo a lo largo de la vida sin barreras burocráticas. Esta tiene una filosofía clara que consiste en aprender trabajando y trabajar aprendiendo dentro de un tejido productivo que reclama técnicos cualificados en digitalización, sostenibilidad y nuevos oficios.
El 31 de marzo de 2022 entró en vigor la Ley Orgánica 3/2022 de Ordenación e Integración de la Formación Profesional, el marco legal que fusiona por primera vez la Formación Profesional educativa y la Formación Profesional para el empleo en un sistema único, flexible y conectado con las necesidades reales de las empresas.
Así pues, en España, la Formación Profesional es la vía reglada que capacita para el desempeño cualificado de una profesión.
Se estructura en ciclos de Grado Básico, Medio y Superior, además de cursos de especialización, tales como los “másteres” de la Formación Profesional y certificados de profesionalidad para el empleo.
Al finalizar, el alumnado obtiene un título oficial con validez en todo el Espacio Económico Europeo.
De tal modo, el Ministerio de Educación, Formación Profesional y Deportes coordina la oferta junto a las 17 comunidades autónomas y Ceuta y Melilla.
Según el INE y Eurostat, el 52 % de las vacantes tecnológicas españolas quedan sin cubrir por falta de personal con Formación Profesional de Grado Superior.
En este sentido, solamente el 24 % de los ciclos ofrecían modalidad dual real (con prácticas superiores al 35 % de las horas) antes de 2022; la media europea supera el 50 %.
De tal modo, la dispersión normativa entre Formación Profesional educativa y Formación Profesional para el empleo dificultaba el reconocimiento de competencias y frenaba la actualización de currículos ante la revolución digital y verde.
Entre las claves de la nueva Ley de Formación Profesional para el empleo, podemos mencionar las siguientes:
La ley crea un “ecosistema de cualificaciones” que agrupa títulos, cursos de especialización y microformaciones.
Cada actividad formativa se reconoce con unidades de competencia registradas en la nube EducaFP y el Catálogo Nacional de Cualificaciones.
Los antiguos niveles se transforman en 5 grados ascendentes (A–E) que permiten certificar desde microcredenciales de 30 horas hasta títulos superiores de 2.000 horas.
Así pues, el estudiante puede “apilar” grados a su ritmo y obtener acreditaciones intermedias útiles en selección de personal.
Toda la Formación Profesional pasa a ser obligatoriamente dual. Hay 2 modalidades: Dual General (25 %–35 % de la duración total en empresa) y Dual Intensiva (≥ 35 % con contrato formativo remunerado).
La empresa participa en al menos el 30 % de los resultados de aprendizaje y firma un convenio tripartito con el centro y el alumno.
La nueva Ley de Formación Profesional en España obliga a que cada estudiante disponga de un tutor académico y un tutor de empresa.
Además, incorpora módulos transversales de competencia digital, emprendimiento y sostenibilidad, alineados con el marco europeo.
Los trabajadores pueden acreditar experiencia mediante pruebas o formación parcial para obtener un grado C o D sin cursar el ciclo completo.
De esta forma, los procedimientos de acreditación se convocan cada año, no cada década como ocurría antes.
Se crea la Red Estatal de Centros de Excelencia en Formación Profesional: 66 instituciones que reciben financiación europea NextGenerationEU para innovar en robótica, inteligencia artificial y economía circular.
Entre las ventajas de la Nueva Ley de Formación Profesional para estudiantes y trabajadores, podemos mencionar las siguientes:
El 70 % de los alumnos que cursan Formación Profesional Dual encuentran empleo en los 6 meses siguientes a su titulación, de modo que, la nueva ley extiende esa ventaja a toda la oferta.
Los currículos se actualizan cada 2 años con la participación de empresas tractoras de cada sector, evitando obsolescencia de contenidos.
Grados A y B de 80 y 300 horas, pueden cursarse “a la carta” en horarios vespertinos o en línea, ideales para reciclaje profesional.
Un camarero con 5 años de experiencia puede acreditar la unidad de competencia “Servicio básico de restaurante y bar” y avanzar directamente al módulo siguiente sin repetir prácticas.
Entre los beneficios de la Nueva Ley de Formación Profesional para empresas y empleadores, podemos mencionar los siguientes:
La empresa codiseña el plan formativo y evalúa al aprendiz en competencias específicas, reduciendo el desajuste entre oferta educativa y demanda de habilidades.
El contrato de formación dual intensiva permite incorporar talento joven con cotización bonificada y posibilidad de incorporar al final del ciclo.
Las compañías pueden adherirse a “aulas tecnológicas compartidas” y obtener deducciones fiscales por cesión de maquinaria o mentores.
Consejos Sociales de Formación Profesional territorial reúnen a clústeres sectoriales, sindicatos y administraciones para revisar módulos y planes de estudio.
Algunas de las maneras de cómo afecta a los docentes y centros educativos la Nueva Ley de Formación Profesional en España son las siguientes:
Los profesores se convierten en facilitadores de itinerarios y coordinadores de mentores de empresa, función reconocida con créditos de formación.
Cada docente de Formación Profesional deberá acreditar 30 horas anuales de formación en el sector productivo (estancias en empresa) o en tecnologías emergentes.
Los centros firman convenios de innovación aplicada y participan en proyectos de transferencia tecnológica con pymes locales.
La evaluación se realiza mediante rúbricas y proyectos integrados en plataformas LMS interoperables con el Ministerio (AulaFP).
Aspecto |
Antes de 2022 |
Tras la nueva Ley de FP |
Duración de prácticas | 380 horas mínimo (variable) | ≥ 25 % de horas; contrato dual intensivo posible |
Reconocimiento de experiencia | Procedimientos esporádicos | Convocatoria anual y gratuita |
Niveles | Título Básico, Medio, Superior | Grados A–E apilables |
Centros de excelencia | Proyectos piloto | Red estatal de 66 centros |
Tutoría | Sólo tutor del centro | Tutor académico + tutor de empresa |
Digitalización | Opcional por comunidad | Módulo digital obligatorio en todos los ciclos |
Entre los desafíos y críticas a la nueva Ley de Formación Profesional, podemos mencionar los siguientes:
Algunas comunidades autónomas como Cataluña y País Vasco avanzan rápido y otras afrontan escasez de empresas para la modalidad dual, generando brecha territorial.
El 94 % de las empresas españolas son pymes con menos de 10 empleados, de forma tal que, muchas carecen de recursos para tutelar aprendices o firmar contratos formativos.
Sindicatos y patronales coinciden en que el éxito de la ley depende de financiación estable para equipamiento, becas y formación docente.
El Plan de Modernización 2025-2027 prevé 2.400 millones de euros, pero las organizaciones advierten que sería insuficiente si la matrícula se dispara un 20 % como proyecta el Ministerio.
Con respecto a cuándo entra en vigor la nueva Formación Profesional, el primer curso de los ciclos reformados comenzó en 2024-2025 y, el segundo curso lo hará en 2025-2026, completándose la implantación en el 2027-2028.
Las principales fechas clave para estudiantes y docentes son las siguientes:
El Catálogo recoge 180 títulos de grado C y D y 65 cursos de especialización en 7 familias prioritarias, tales como Digitalización, Green Jobs, Turismo, Agroalimentario, Sanidad, Movilidad Eléctrica y Construcción Sostenible.
Así pues, cada año se convocan ayudas para que las regiones propongan nuevos perfiles basados en Big Data de empleo.
Los cursos de desempleados se integran en el mismo sistema, con financiación del SEPE y certificación automática de unidades de competencia.
Un trabajador que complete un curso de 180 horas sobre “Ciberseguridad en entornos cloud” obtiene un grado B compatible con el ciclo de “Administración de Sistemas Informáticos en Red”, evitando duplicidades.
La Nueva ley de formación profesional nace para cerrar la brecha entre la educación y el trabajo, simplificar itinerarios formativos y responder a los retos de la digitalización y la transición ecológica.
Al articular un sistema único, flexible y dual por defecto, minimiza el desfase de competencias y eleva la empleabilidad desde el aula, suponiendo para estudiantes títulos modulables sin perder remuneración; para empresas ofrece talento joven adaptado y participación en el diseño curricular, así como, a los docentes les abre la puerta a la innovación constante y al vínculo real con el tejido productivo.
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