Estructura de la personalidad: por qué somos como somos
Desde la antigua Grecia hasta el presente, los filósofos, psicólogos y científicos han intentado comprender la complejidad de la personalidad humana. ¿Qué nos hace ser quienes somos? ¿Cuáles son los factores que dan forma a nuestra forma de pensar, sentir y comportarnos? ¿Cuál es la estructura de la personalidad? En este artículo, exploraremos la estructura de la personalidad y los diversos elementos que contribuyen a nuestra individualidad única. Entenderemos cómo factores genéticos, ambientales y de desarrollo interactúan para crear nuestra identidad. ¡Vamos!
¿Qué es la personalidad?
Podemos definir la personalidad como la manifestación y expresión estable del propio ser persona. Según Gordon Allport “la integración de todos los rasgos y características del individuo que determinan una forma de comportarse”.
La personalidad se forma en función del desarrollo del individuo, a partir de las características ambientales, biológicas y sociales que explican, modulan y mantienen su comportamiento. Este concepto implica que la personalidad no es solo un conjunto de características estáticas, sino un sistema en constante cambio y adaptación.
La personalidad “es” y “hace”. La personalidad es lo que se esconde detrás de actos específicos y dentro del individuo. (Gordon Allport)
Componentes de la personalidad
Los componentes básicos de la personalidad suelen dividirse en rasgos como aquellas características relativamente estables que influyen en el comportamiento de una persona. Ejemplos incluyen la extroversión, la amabilidad y la responsabilidad; en estados son temporales y están relacionados con las emociones y las situaciones actuales. Por ejemplo, una persona podría ser generalmente tranquila (rasgo), pero experimentar ansiedad en un momento particular (estado) y el autoconcepto como la percepción que uno tiene de sí mismo, incluyendo su autoestima, identidad y valores. El autoconcepto es fundamental para la motivación y la toma de decisiones.
Teorías de la personalidad
A lo largo de la historia de la psicología, se han propuesto numerosas teorías para explicar la estructura y el desarrollo de la personalidad.
La TEORÍA DE LOS RASGOS sostiene que la personalidad se puede describir en términos de un conjunto de rasgos específicos, que son patrones estables de comportamiento, pensamiento y emoción. Uno de los modelos más conocidos dentro de esta teoría es el Modelo de los Cinco Grandes Big Five Costa & McCrae, 1994) cuenta con los siguientes elementos o factores:
Apertura a la experiencia: Curiosidad y disposición a nuevas experiencias.
Conciencia: Organización, responsabilidad y diligencia.
Extroversión: Energía, sociabilidad y asertividad.
Amabilidad: Cooperación, compasión y empatía.
Neuroticismo: Tendencia a experimentar emociones negativas como ansiedad y depresión
Por otro lado, encontramos la teoría de rasgos de Catell que desarrolló un enfoque riguroso y empírico para identificar los rasgos básicos que componen la personalidad humana. A través de un análisis factorial, Cattell identificó 16 factores principales, conocidos como los 16 Factores de Personalidad (16PF), que se utilizan ampliamente en la evaluación psicológica.
La teoría distingue entre varios tipos de rasgos de personalidad organizados en cuatro categorías principales:
Rasgos Comunes vs. Rasgos Únicos: Los rasgos comunes son compartidos por la mayoría de las personas dentro de una cultura, permitiendo comparaciones entre individuos. Los rasgos únicos, en cambio, son exclusivos de cada persona y reflejan las características que la diferencian de los demás.
Rasgos Superficiales vs. Rasgos Fuente: Los rasgos superficiales son características observables en el comportamiento, que no siempre reflejan la estructura profunda de la personalidad. Los rasgos fuente son las estructuras subyacentes y estables que influyen en estos comportamientos observables.
Rasgos Constitucionales vs. Rasgos Moldeados: Los rasgos constitucionales tienen una base biológica o genética, mientras que los moldeados se desarrollan a través de la experiencia, la socialización y la educación.
Rasgos Dinámicos, de Habilidad y de Temperamento: Los rasgos dinámicos están relacionados con las motivaciones y metas personales, los rasgos de habilidad reflejan las capacidades específicas de una persona, y los rasgos de temperamento describen su estilo emocional y comportamiento general a lo largo del tiempo.
Otro modelo fundamental es la TEORÍA DE EYNSECK que define la personalidad como una organización estable del carácter, del temperamento, del intelecto y del físico de la persona, lo cual permite su adaptación al ambiente, definición originada a partir del orden de las fuerzas biológicas, la tipología histórica y la teoría del aprendizaje.
Las dimensiones clave de la personalidad incluyen la introversión-extroversión, que describe cómo las personas interactúan con el mundo; los extrovertidos son sociables y energéticos, mientras que los introvertidos prefieren la soledad y la reflexión interna. El neuroticismo mide la estabilidad emocional, donde altos niveles indican una mayor propensión a la ansiedad y emociones negativas, mientras que bajos niveles reflejan mayor calma y estabilidad. Te recomendamos leer este artículo sobre narcisismo.
Por otro lado, el psicoticismo se asocia con comportamientos desorganizados y falta de empatía, caracterizando a personas impulsivas y antisociales en los niveles altos, mientras que en niveles bajos se relaciona con un comportamiento más empático y conforme a las normas sociales. Estas dimensiones ayudan a entender las diferencias individuales en el comportamiento y las emociones.
La TEORÍA INTEGRADORA DE CLONINGER sobre la personalidad se organiza en dos dimensiones principales: temperamento y carácter. El temperamento incluye cuatro factores: la búsqueda de novedad (tendencia a buscar nuevas experiencias), la evitación del daño (tendencia a evitar riesgos), la dependencia de la recompensa (sensibilidad a recompensas sociales) y la persistencia (perseverancia ante desafíos).
El carácter, por su parte, abarca tres factores: la cooperación (empatía frente a hostilidad), la autotrascendencia (creatividad y espiritualidad frente a control) y la autodirección (capacidad de mantener el rumbo hacia un objetivo). Estos factores interactúan para formar la personalidad, combinando tanto rasgos innatos como influencias aprendidas.
Por último, el MODELO ACTUAL DE MILLON extrae, de las perspectivas psicodinámica, cognitiva, interpersonal y biológica, diferentes ámbitos de manifestación de la personalidad.
Entre los ámbitos identificados por Millon se encuentran los mecanismos de defensa, que son procesos inconscientes utilizados para manejar la ansiedad y los conflictos internos; y las representaciones objetales, que se refieren a las formas en que una persona internaliza y conceptualiza sus relaciones con los demás, influenciando su forma de interactuar con el mundo social. La autoimagen es otro ámbito clave, que se refiere a la percepción que un individuo tiene de sí mismo, afectando su autoestima y su sentido de identidad.
El modelo también incluye el estilo cognitivo, que describe las maneras habituales en que una persona procesa la información, y el comportamiento interpersonal, que se refiere a los patrones de interacción social que una persona tiende a seguir. Finalmente, el estado de ánimo/temperamento abarca las disposiciones emocionales estables que influyen en la forma en que una persona responde a las experiencias diarias
Valoración de la personalidad
Es importante que a la hora de estudiar y evaluar la personalidad tengamos en cuenta que modelo estamos siguiendo, ya que estos deben servir para toda la población; considerar el contexto social, cultural y familiar abarcando los valores y normas sociales y personales y el proceso de socialización con una adecuada fundamentación teórica y psicométrica basada en la evidencia científica. Si quieres conocer más sobre la personalidad infórmate sobre nuestro máster en Psicología positiva.
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