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Los estados financieros son herramientas esenciales que ofrecen una visión completa de la situación económica y financiera de una empresa. Cada uno desempeña un papel único y proporciona información crucial para diferentes aspectos de la toma de decisiones. Tener en cuenta los estados contables de una empresa es algo fundamental para realizar análisis contables con fundamento para conocer la salud económica de una empresa en aras de una gestión financiera efectiva y de cara a tomar decisiones estratégicas de gran calado.
En este artículo vamos a describirte para qué sirven y qué significan cada uno de los estados financieros que cabe contemplar en un análisis contable o financiero. Además, te contaremos cómo puedes interpretar los resultados de estos indicadores y su relación de interdependencia entre sí. Todo lo que te enseñaremos aquí te resultará útil tanto si trabajas en el área contable de una empresa, como si algún día te decides por abrir tu propio negocio.
El balance general sirve como una fotografía instantánea que captura la posición financiera de una empresa en un momento determinado. Se compone de dos partes principales: activos y pasivos.
Activos: Representan todo lo que la empresa posee y puede utilizar para generar ingresos. Incluyen efectivo, cuentas por cobrar, inventario, propiedades, entre otros.
Pasivos: Indican las obligaciones y deudas de la empresa. Esto incluye cuentas por pagar, préstamos y otros compromisos financieros.
La ecuación básica del balance general es: Activos = Pasivos + Patrimonio neto.
Cuando se analiza el balance general, es fundamental evaluar la relación entre los activos y los pasivos. Si los activos superan a los pasivos, la empresa puede considerarse sólida y solvente. Sin embargo, un desequilibrio en el que los pasivos superen con creces a los activos señala que la empresa está perdiendo y dinero y que, por tanto, debe actuar de alguna forma para revertir esta situación.
Además, se deben observar las proporciones de activos corrientes (bienes convertibles en líquido en un mínimo de 12 meses) y no corrientes para dar cuenta de la liquidez y la capacidad de la empresa para cumplir con sus obligaciones a corto y largo plazo. Un aumento en los activos corrientes, como cuentas por cobrar, puede señalar eficiencia, pero también podría indicar problemas en el proceso de cobro.
A su vez, es importante comprobar que los pasivos corrientes (deudas y obligaciones fiscales) no superan a los activos corrientes. Hay empresas que pueden acumular muchos activos no corrientes, por lo que el activo contable general queda inflado respecto al pasivo corriente. Un pasivo corriente mayor a un activo corriente se traduce en una incapacidad de la empresa para hacer frente por sí misma a sus deudas y pagos pendientes a corto plazo.
El Estado de Resultados muestra cómo la empresa ha desempeñado en términos de ingresos y gastos durante un período específico, generalmente un trimestre o un año. Las secciones clave son:
Ingresos: Representan el dinero que la empresa gana por sus operaciones comerciales.
Gastos: Incluyen costos operativos, impuestos y otros desembolsos necesarios para mantener y hacer crecer el negocio.
La fórmula fundamental es: Ingresos - Gastos = Utilidad o pérdida neta.
La métrica principal suele ser la utilidad neta, que es la diferencia entre los ingresos generados y los gastos incurridos. Un aumento constante en los ingresos indica crecimiento, pero para realmente poder dictar sentencia, es necesario analizar los márgenes de rentabilidad, como el margen bruto y neto. A su vez, para evaluar la eficiencia de la gestión de recursos es necesario examinar pormenorizadamente los gastos operativos (salarios, alquiler, suministros y servicios públicos, etc.).
También es muy útil comparar los estados de resultados de forma cronológica y buscar patrones de pérdidas o ganancias. Si la empresa pierde dinero de forma recurrente en un período concreto, es probable que se deba modificar la estrategia comercial de la empresa después de realizar un análisis de las causas de este menor rendimiento periódico. Muchas empresas tienen periodos estacionales o fechas muy concretas en las que reciben muchos ingresos o muy escasos, por lo que el estado de resultados es útil para identificarlos.
Además, en el estado de resultados también figuran las fuentes de los ingresos generados, por lo que podemos interpretar cuan diversificados o concentradas están nuestras fuentes de ingresos o clientes y si somos más o menos económicamente independientes.
Este estado detalla cómo el efectivo se mueve dentro y fuera de la empresa durante un período de tiempo. Se divide en tres categorías:
Flujo de efectivo operativo: Representa el efectivo generado o utilizado por las operaciones principales del negocio.
Flujo de efectivo de inversión: Muestra las inversiones en activos a largo plazo, como propiedades o equipos.
Flujo de efectivo de financiación: Refleja los cambios en la estructura de capital, incluyendo préstamos y emisión de acciones.
El objetivo es asegurar que la empresa tenga suficiente efectivo para cubrir sus operaciones y expansiones.
Un flujo de efectivo operativo positivo indica una salud financiera sólida y la capacidad de cubrir gastos operativos y deuda. Es un componente básico de cualquier análisis contable empresarial que sirve para evaluar la sostenibilidad y eficiencia de las operaciones diarias. Por su parte, algunas decisiones empresariales como la expansión de un negocio conducen a un flujo de efectivo de inversión positivo puede indicar decisiones estratégicas. Un flujo de efectivo positivo indica simplemente que se están devolviendo préstamos contraídos, mientras que un flujo negativo significa que la empresa está desatendiendo el pago de sus deudas.
A su vez, estos tres tipos de activo pueden compararse entre sí para trazar una imagen general de cómo se está invirtiendo el capital de una empresa. Por ejemplo, si el flujo de efectivo de inversión es muy alto en comparación el efectivo operativo, indica que la empresa está emprendiendo nuevos proyectos, renovando su infraestructura o contratando a mucha fuerza laboral, pero que, por el momento, no está generando tanto dinero como se podría esperar.
Este estado explica cómo ha cambiado el patrimonio neto de la empresa durante un período. Incluye detalles sobre emisiones de acciones, dividendos, utilidades retenidas y otros cambios en la estructura de propiedad.
La fórmula básica es: Patrimonio neto inicial + Aportes de capital - Retiros - Utilidades = Patrimonio neto final.
El patrimonio neto es esencial para empresas de cierto tamaño que cotizan en bolsa y distribuyen dividendos. En estas, a diferencia de las empresas familiares, al tener un mayor número de accionistas, los cambios en el valor del capital pueden impactar directamente en la distribución de dividendos. Hay que comprender que los estados financieros, incluido el estado de cambios en el patrimonio neto, están interconectados. Por tanto, cualquier cambio en activos o pasivos impacta no solo en el patrimonio neto, sino también en los ingresos, gastos, flujo de efectivo, y las ganancias o pérdidas de la empresa.
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