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En el siguiente texto se estudiará un tipo de comunicación que es propio del ser humano, incluso, uno que nos caracteriza como especie y, este es conocido como el lenguaje oral. Cada ser vivo de este planeta consta con una forma diferente de comunicación, y nuestro tipo de comunicación se compone de diferentes y complejas normas gramaticales que promueven una función de la lengua oral o la lengua escrita que se está empleando. Pero, para entender más sobre este tema ¡Sigue leyendo!
Sin darnos cuenta el lenguaje oral nos ha permitido construir la vida que hoy conocemos. Dándonos una forma de expresión y comunicación donde se nos hace más fácil desarrollar la imagen y sistema que actualmente conforma y organiza la sociedad de hoy en día. Por lo tanto, en el siguiente artículo se desarrollarán los diferentes términos y funciones que se encuentran en este lenguaje. Sin nada más que agregar ¡Comencemos!
En primer lugar, se conoce como lenguaje oral a la forma de comunicación que utiliza sonidos, y dichos sonidos son expulsados desde la boca y pronunciados por la voz para transmitir un mensaje. Estos están estructurados por reglas o normas gramaticales que le darán su respectiva forma lingüística al tema que se está expresando. De esta manera, logramos que los sonidos se conviertan en palabras y oraciones.
En un sistema de comunicación existe la función de la lengua y, al mismo tiempo, las características que son empleadas para establecer la funcionalidad de dicha lengua. Las características principales en la literatura oral para que ocurra una buena comunicación serían:
Según Roman Jakobson, estas son las funciones básicas del lenguaje:
Para definir detalladamente la función de la lengua, Román Jakobson; un lingüista ruso, formó la teoría de la información que está sentada en los factores de la comunicación los cuales son:
Román Jakobson dedujo a través de un mapa conceptual la existencia de seis funciones del lenguaje, esto fue logrado al completar el modelo de Karl Bühler.
Jakobson describió que el hablante envía un mensaje al oyente, el mensaje requiere contexto para ser captado por el oyente, el código debe ser común entre el hablante y el oyente y, por último, es necesario un canal o conexión de transmisión entre hablante y oyente, que les permita a ambos permanecer en comunicación.
Cuando hablamos de la comunicación humana, pensamos necesariamente en dos términos: lengua y lenguaje. Aunque parecidos y confundidos en muchas ocasiones, aluden a fenómenos distintos; de hecho, podríamos abordarlos desde una perspectiva sistémica. ¿Qué quiere decir esto?
Por una parte, la lengua es un sistema lingüístico que comparte una comunidad y que, a pesar de sus variantes, permite la intercomprensión entre sus miembros. En este caso, el español o el inglés, por poner algunos ejemplos, constituyen un diasistema, es decir, un sistema de sistemas, ya que las formas de hablar no son las mismas en todas las regiones en las que estas lenguas se encuentran arraigadas. Las lenguas se agrupan por su origen y estructura, además de poseer sus propios sistemas de escritura.
Ahora bien, ¿qué ocurre con el lenguaje? Partamos de que se trata de una capacidad humana que permite la utilización y comprensión de signos para la comunicación. ¿Cuáles son estos? La lengua oral, la lengua escrita, los gestos, entre otros. De ahí que se discurre en torno al lenguaje verbal y no verbal. Dependiendo del contexto, se presentan como complementarios para asegurar la transmisión y correcta interpretación de mensajes. La lengua, entonces, es una concreción del lenguaje.
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