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Puede que existan excelentes profesores capacitados en todas las áreas que pueda haber dentro de una institución educativa, pero si el contenido de la enseñanza no está bien estructurado entonces no se podrán lograr grandes resultados. Esto se debe a que este último es el componente que caracteriza el proceso docente educativo y se determina por los objetivos que se concretan en el programa analítico de las asignaturas, los cuales deben realizarse con un enfoque sistémico en la educación que comprenda un sistema de conocimientos y habilidades específicas. En este sentido, es fundamental entender qué es el enfoque sistémico y cómo puede transformar los procesos de enseñanza-aprendizaje.
Está bien, en un principio puede parecer algo confuso todo este tema, pero nos dedicaremos a aclararlo mucho mejor a lo largo de este artículo para poder brindarte una mejor orientación al respecto.
Un enfoque sistemático es un tipo de proceso que puede catalogarse como lógico, el cual es comúnmente aplicado para resolver problemas y comprende diferentes etapas: identificación del problema, determinar alternativas de solución, seleccionar una alternativa, poner en práctica la alternativa seleccionada, determinación de la eficacia de la realización y revisar cuando sea necesario cualquiera de las etapas del proceso para buscar de mejorarlas o enriquecerlas. En este punto, resulta útil también comprender qué es la educación sistemática como base para abordar con coherencia los distintos niveles del proceso educativo.
Es preciso señalar que un enfoque sistémico en la educación significa que se deben abordar los objetos y fenómenos (alumnos y los procesos de enseñanza) como parte de un todo y no de una manera aislada. Esto hace que tome un gran contraste con el enfoque analítico, que desagrega las partes del objeto de estudio, contemplando la totalidad de los componentes de un sistema, centrándose principalmente en las entradas y salidas de material, en los flujos de energía y en las interacciones o contactos entre sus componentes.
Es por ello que vemos que un sistema de información es un conjunto de elementos estructurado bajo un enfoque sistémico que interactúan entre sí con el fin de apoyar las actividades de una empresa, negocio o en este caso, del proceso docente educativo.
No es ningún misterio que, para algunas cosas, el desarrollo tecnológico y la distribución de la información han ayudado muchísimo, aunque para otras ha generado algunas dificultades que cuesta solventar de forma sencilla. En el ámbito escolar se siguen descubriendo ventajas y aparecen necesidades a resolver más apremiantes en un mundo tan lleno de cambios, por lo que ha sido necesaria la aplicación del enfoque sistémico en la educación. Este proceso implica un verdadero método sistemático para optimizar resultados de aprendizaje.
Este fue desarrollado y propuesto durante el año 1968 por L. Von Bertalanffy, el cual explicaba que existen modelos, principios y leyes que son aplicables a sistemas generalizados sin importar realmente el género particular, la naturaleza de los elementos que lo componían y las relaciones que imperen entre los mismos. La idea de ello era poder construir una teoría que se basara en principios universales que fueran aplicables a los sistemas generales. Tal fundamento inspira hoy a la pedagogía sistémica, orientada a una visión integral del proceso educativo.
Ahora, según el propio autor y con los estudios, se pueden señalar dos tipos de sistemas diferentes que parten de la teoría sistémica:
El enfoque sistémico en la educación se establece con un criterio lógico y pedagógico para lograr alcanzar la máxima efectividad en la asimilación de los conocimientos, el desarrollo de las habilidades y la formación de convicciones por parte de los alumnos o estudiantes. El objetivo final es el poder capacitarlos para que puedan cumplir exitosamente sus funciones sociales, preparándolos de la manera más adecuada para la vida y el trabajo.
La organización del proceso docente-educativo se apoya en las diferentes leyes didácticas que expresan las relaciones de este proceso con el contexto social y las interacciones entre sus componentes (objetivo, contenido, medios, métodos, formas y tipos de evaluación). Es entonces cuando la integración de todos estos componentes conforma un sistema constituido por varios subsistemas que representan varios niveles o unidades organizativas (carreras, disciplinas, asignaturas, temas y tareas docentes). Este sistema integra tanto al docente como al alumno, constituyendo lo que se conoce como el docente y el alumno del enfoque sistémico.
Por ende, podemos entender que el enfoque sistémico en la educación se crea para establecer reglas, métodos de estudios y procesos que apunten a conseguir el mejor conocimiento para capacitar sobre un tema específico. Por ello, es entendible que existan distintos sistemas para cada materia o para cada carrera particular, ligado a las preferencias educativas que tenga el docente y las posibilidades que este pueda prever para la clase.
De esta manera, considerando todo lo anteriormente señalado, se reconocen los beneficios del pensamiento sistémico, a saber:
Todos los anteriores beneficios del pensamiento sistémico permiten conocer qué principios o leyes ayudan a que las relaciones mejoren, entre los miembros de un sistema, en cuanto a fluidez, transparencia y eficacia. Del mismo modo, hay que darle a este pensamiento un enfoque sistémico en educación que nos lleve a enseñar, gestionar, conscientemente, nuestra necesidad básica y primaria de ‘relacionarnos’. Esta enseñanza sistémica exige al educador una visión articulada de sus objetivos pedagógicos, donde el enfoque global supera la fragmentación de contenidos.
Asimismo, la psicología del desarrollo, un enfoque sistémico en sí misma, ha contribuido a comprender mejor la evolución del aprendizaje y las interacciones escolares desde una perspectiva más integral e interdependiente.
El modelo sistémico en educación, como hemos visto, entiende el proceso de enseñanza-aprendizaje como una totalidad enmarcada no solo en un contexto, sino también en un ambiente didáctico con metodologías claramente seleccionadas y pertinentemente aplicadas. De hecho, gracias a la retroalimentación y el equilibrio, la impartición de clases, orientadas a la adquisición de conocimientos y competencias, se adaptan a las nuevas tecnologías y cambios sociales, por lo que responden a las necesidades sociales. Entonces, ¿cómo ejemplificar este modelo? Veamos:
Finalmente, este tipo de organización responde al enfoque del sistema educativo actual, que busca no solo transmitir información, sino también fomentar el pensamiento crítico, la colaboración y la adaptabilidad en contextos cambiantes.
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