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Para comenzar, sabemos que el aprendizaje es el proceso mediante el cual se modifican o adquieren destrezas, habilidades, conocimientos, valores y conductas como resultado de un estudio previo en el que razonamos, observamos y recibimos experiencia e instrucciones.
Por su parte, un reto es una situación, tarea o actividad que genera en el estudiante un estímulo y un desafío que debe llevarse a cabo. Entonces, ¿qué es y cómo se aplica el aprendizaje basado en retos? Vamos a verlo en este artículo.
Encontramos que el aprendizaje basado en retos es un enfoque pedagógico que involucra de manera activa a un estudiante en una situación problemática bastante real que tiene que ver con su entorno, esto implica definir un reto y tener que implementar una solución.
El problema está diseñado para involucrar a los estudiantes, permitiéndoles establecer parámetros e investigar dentro de estos, por lo tanto el aprendizaje es autodirigido y el papel del maestro cambia significativamente de proveedor de conocimientos a entrenador o guía.
Los elementos que conforman a este tipo de aprendizajes son:
El reto inicial debe ser una idea que pueda ser investigada desde diferentes perspectivas y ser atractiva tanto para los alumnos como para la sociedad, por ejemplo: el calentamiento global, el reciclaje y muchos temas más que pueden ser de interés público.
Del reto inicial, los alumnos plantearán infinidad de preguntas a las que tratarán de darle solución. Poco a poco la lluvia de ideas se irá concretando en una pregunta esencial que refleja el interés de los estudiantes y las necesidades de la comunidad.
De la pregunta esencial, surgirá el reto y hará que los alumnos elaboren una solución específica a través de una acción concreta y significativa. El reto está enmarcado para abordar la idea general y las preguntas esenciales con acciones locales.
Son generados por los estudiantes, representan el conocimiento necesario para desarrollar exitosamente una solución y proporcionar un mapa para el proceso de aprendizaje.
Los retos planteados generarán gran variedad de soluciones y de entre ellas se escogerá la que más investigada, trabajada y factible pueda ser implementada en la comunidad. Esto requiere que los estudiantes trabajen juntos, escuchen opiniones, recopilen información y consideren diferentes posibilidades.
Los alumnos prueban la eficacia de sus resultados en un ambiente auténtico, donde el alcance de estos pueden variar enormemente dependiendo del tiempo y recursos de los que se disponen.
Será continua a lo largo del proceso que dure el reto. Los resultados de la evaluación formal e informal confirman el aprendizaje y apoyan la toma de decisiones a medida que se avanza en la implementación de la solución.
Contextualizándolo en un marco metodológico, el aprendizaje basado en retos forma parte de una estrategia de learning que engloba un conjunto de metodologías activas que no solo le permiten a los alumnos obtener un aprendizaje más rápido y divertido, sino que también los motiva a seguir aprendiendo y a continuar su desarrollo no solo en el ámbito académico, sino también en la vida real.
El aprendizaje basado en retos es uno de los que mejor desempeña un papel en la educación, puesto que integra los siguientes tipos de aprendizaje:
El aprendizaje cooperativo, también llamado aprendizaje colaborativo, se basa en el trabajo en grupo. El elemento central del aprendizaje cooperativo es mostrar los efectos positivos del apoyo grupal, destacando al mismo tiempo la importancia de la responsabilidad personal.
Esto sucede de forma natural en el aprendizaje cooperativo ya que los estudiantes trabajan el uno con el otro, pero todos tienen una tarea diferente para lograr o, todos tienen conceptos distintos que explicar.
Con este método de aprendizaje los estudiantes aprenden a desarrollarse en el trabajo grupal para obtener mejores resultados, al tiempo que relacionan de forma positiva el aprendizaje y la socialización. Independientemente, la experiencia del trabajo social puede ayudar a los estudiantes con las habilidades blandas, lo cual es un buen bono para el aprendizaje cooperativo en general.
La clave para que el aprendizaje cooperativo funcione es mantener a los estudiantes con un objetivo en la mente: la actividad. Al estar en grupos y trabajando con sus compañeros es fácil que puedan perder de vista su objetivo general, por lo que una de las prioridades del docente, funcionando como guía, es mantener a los estudiantes centrados.
El aprendizaje activo es cualquier actividad de aprendizaje en el cual el estudiante participa, interactúa con el proceso de aprendizaje como contraposición a la forma pasiva de tomar en la información.
Se trata de un enfoque que se centra en cómo aprenden los estudiantes, no sólo de lo que aprenden y, está basado en el aprendizaje vivencial que fue el primer tipo de aprendizaje que experimentó la humanidad en su evolución.
Uno de los mayores beneficios del aprendizaje activo es que mantiene al estudiante participando constantemente e interactuando con el tema por trabajar en actividades que ayudan a reforzar los conocimientos y conceptos, además, se desarrollan habilidades tales como el pensamiento crítico, el trabajo colaborativo y la resolución de problemas que son importantes en la escuela, la universidad y carreras en el futuro.
Se puede abordar por medio recursos como proyectos educativos dinámicos (que involucren experimentos, actividades prácticas o investigación de campo), juegos de aprendizaje y dinámicas como debates o Phillips 66.
Bien se dice en los estudios de pedagogía que cuando a los alumnos se desempeñan mejor es cuando se les da la oportunidad de participar activamente con la información que están aprendiendo.
Justo como su nombre lo indica, el aprendizaje basado en retos es una estrategia de enseñanza que consiste en ayudar a los estudiantes a aprender sobre diferentes temas, sin embargo este método tiene beneficios mucho más profundos, como los siguientes.
El enfoque principal de las innovaciones y de las metodologías innovadoras en el proceso de enseñanza aprendizaje debe ser en meramente progresivo. El continúo desarrollo de la educación es indispensable para el avance de una sociedad y, por ende, para conseguir un mejor desarrollo en el presente y aumentar nuestras posibilidades para conquistar el futuro, un futuro que estará confirmado por las personas que encuentren cada día mejores formas de conseguir un aprendizaje significativo.
La evolución debe ser sistémica, consistente y escalable; por lo tanto, maestros de escuela, profesores de la universidad, administradores, investigadores y formuladores de políticas deben tener en cuenta que para innovar la teoría y la práctica de la enseñanza y el aprendizaje deben garantizar la calidad de la preparación de todos los estudiantes para la vida y el trabajo.
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