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Existen muchísimas maneras con las cuales las personas pueden llegar a aprender todo tipo de cosas. Vemos que están aquellas personas que se la pasan todo el día metidos en los libros, repasando cada concepto que pueda surgir, pero no todos podemos funcionar así; es por ello que hoy queremos hablarte sobre el proceso de aprender haciendo, una alternativa realmente interesante para optimizar nuestro desarrollo. ¡Sigue leyendo hasta el final porque Euroinnova quiere hablarte de todo con respecto a este y a otras herramientas para el estudio eficaz!
Aprender es el proceso por el cual adquirimos una determinada información y la almacenamos para poder utilizarla cuando nos parece necesaria; esta utilización puede ser mental (como puede ser el recuerdo de un acontecimiento, concepto o dato que nos lleve a tomar distintas decisiones) o instrumental (por ejemplo, la realización manual de una tarea que hayamos aprendido).
En cualquier caso, el aprendizaje exige que la información penetre a través de nuestro sentidos, que la misma sea procesada y almacenada en nuestro cerebro, y que pueda después ser evocada o recordada para, finalmente, ser utilizada en cualquier momento en que se pueda requerir.
Con todo lo que hemos dicho hasta ahora, no es de extrañar que te estés preguntando acerca de qué trata este método del que estamos comentando, y es que aprender haciendo no es más que un proceso que busca impartir el aprendizaje a través de la práctica, el ejercicio y la repetición de una acción, oficio o trabajo. De hecho, aprender a través de la realización de actividades es un proceso central que utilizamos para poder adaptarnos a todos los entornos, aunque a decir verdad, la educación tradicional no ha aprovechado esta metodología de la mejor manera.
Y es que, naturalmente, las personas solemos aprender muchísimo más a medida que observamos y practicamos, lo que ayuda a desarrollar nuestras habilidades para resolver problemáticas, como también el pensamiento flexible y la creatividad; cosas que, una vez que se unen, permiten el aprendizaje activo y a esto es a lo que denominamos hands on learning o en español, aprender haciendo.
Como lo mencionamos antes, los modelos educativos comunes no hacen uso de estas metodologías durante el proceso de enseñanza, puesto que las instituciones se han desconectado de las formas naturales en las que el ser humano obtiene nuevos conocimientos y genera habilidades que les pueden ser útiles en cualquier momento por otras que puede que no sean las más óptimas.
Con esto dicho, cabe mencionar que la metodología de aprender haciendo no se basa en la memorización, sino en la oportunidad de crear conocimiento factible; sin embargo, no significa que se tengan que descartar otras prácticas o herramientas para la enseñanzas, ya que el fin de este proceso es dar clases de forma holística, combinando la percepción, experiencia, cognición y el comportamiento de los pequeños.
Con el pasar de los años han surgido muchísimos métodos de enseñanza o posturas en cuanto a la pedagogía que buscan crear formas para que las personas, en su etapa escolar, puedan generar conocimiento y un mejor desarrollo. En el caso de la teoría de aprender haciendo, podríamos decir que tiene su origen en el pensamiento y obra de un filósofo, psicólogo y pedagogo cuyo nombre fue John Dewey.
Este hombre fue considerado el precursor del aprendizaje a través de la experiencia gracias a su postura de que la actitud y el pensamiento crítico por parte de los estudiantes les ayudaban a generar saberes que arraigaban más profundos en ellos. Por supuesto, esta postura pedagógica ha evolucionado con el pasar de los años y que los profesores puedan aplicarlos en los institutos educativos puede ayudar a que cualquier estudiante se encuentre mejor preparado para las acciones o cosas que quiera emprender en el futuro.
Como hemos podido observar, existe una gran cantidad de beneficios de aplicar la metodología de aprender haciendo, cómo son:
La innovación de aprender haciendo es que no pone barreras al aprendizaje. Según las ideas de Roger Schank, quien fue el primero en propugnar el este método en el ámbito educativo (a pesar de que el mismo pensamiento surge de las teorías de John Dewey), se puede conseguir la aplicación del mismo proceso con simulaciones más o menos elaboradas que puedan presentarse en situaciones reales y poner al alumno frente a las mismas.
Además, en nuestros días, podemos aprovechar el potencial que ofrece la tecnología para incluso poder trabajar con aquellas personas que no se encuentran en el aula, lo que resulta en otra de las grandes ventajas para conseguir el aprender haciendo.
En definitiva, este método se basa en aprender del mundo real, lo que significa que es una aplicación directa y práctica de la teoría.
Al igual que sucede con otras metodologías activas, la técnica del aprender haciendo puede aplicarse a cualquier asignatura, todo quedará por parte del programa educativo dado por el docente. A partir de aquí se darían las condiciones necesarias para pasar de un currículo basado en contenidos a otro de procesos que ayude al alumnado a aprovechar el conocimiento adquirido, lo cual parte desde la pregunta y la curiosidad, generando una mayor motivación y un vínculo de interés.
Medir, pintar, crear, investigar, leer, escribir, hablar en público, cantar o representar, sumar y restar, localizar algo en un mapa o construir algo con las manos; experimentar, tocar, manipular, usar los dispositivos móviles o apps apropiada; estas habilidades, junto con muchas otras, se corresponden con el desarrollo de las capacidades incluidas en el currículo escolar y que pueden alinearse al proceso de un mejor desarrollo para el cerebro a través del aprender haciendo.
Los docentes pueden llevar a la práctica diferentes experiencias con sus estudiantes donde la técnica de aprender sea el hilo conductor. Siguiendo este orden de ideas, un ejemplo válido de ello es lo que ocurre con los módulos de robótica educativa, una experiencia científico-tecnológica en la que los alumnos y el profesor trabajan con un propósito común.
Podemos entenderlo mejor gracias a Lego, quien lo explica diciendo: "La construcción de un robot educativo requiere movilizar, a partir de experiencias científicas tecnológicas concretas, conocimientos de mecánica para construir su estructura; conocimientos de electricidad, para darle movimiento; conocimientos de electrónica, para enlazar al computador con el robot; y conocimientos de informática, para desarrollar un programa que permita controlar al mismo".
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