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A través de esta infografía de la mariposa monarca, podremos comprender la relevancia de uno de los insectos más emblemáticos del mundo. Así pues, esta es una mariposa migratoria que conecta ecosistemas de América del Norte y México, y su declive alerta sobre desafíos ambientales globales, de manera que, es crucial implementar prácticas para la conservación de esta especie.
En esta infografía de la mariposa monarca (Danaus plexippus) podemos expresar que consiste en un lepidóptero reconocible por sus alas de color naranja intenso, bordeadas de negro y salpicadas de puntos blancos.
Esta mide entre 8.9 y 10.2 cm de envergadura y vive en 4 generaciones sucesivas anuales.
De esta manera, 2 de esas generaciones completan ciclos reproductivos locales en Estados Unidos y Canadá, mientras que, la generación migratoria recorre hasta 4.000 km hacia los bosques de oyamel, en el centro de México, para hibernar.
Esta adaptabilidad le valió su inclusión en la Lista Roja de la IUCN como “Vulnerable” desde diciembre de 2023, después de haber figurado como “En peligro” en 2020.
El cuerpo de la mariposa consiste en cabeza, tórax y abdomen, con antenas sensitivas y un aparato bucal adaptado para succionar néctar.
De esta forma, las hembras suelen ser de tonos ligeramente más oscuros y con un patrón de venación más grueso que los machos, quienes exhiben 2 manchas negras en las alas posteriores, tratándose de glándulas liberadoras de feromonas que atraen a sus parejas.
En esta infografía de la mariposa monarca en peligro de extinción, hay que resaltar que cumple un papel crítico como polinizador de numerosas especies de flora silvestre y cultivos.
Al trasladarse de flor en flor, ayuda a la reproducción de plantas nativas y alimenticias, lo cual mantiene la salud de los ecosistemas y la producción agrícola.
Además, su espectacular migración funciona como un “canario en la mina”: al ser sensible a cambios ambientales y la disponibilidad de hábitat, mientras que, su declive anticipa problemas que podrían afectar a otros polinizadores y, por ende, a la seguridad alimentaria mundial.
Culturalmente, las poblaciones indígenas del centro de México las consideran mensajeras de los ancestros que regresan cada invierno.
Esta vinculación ha inspirado festivales e impulsado la creación de reservas para estas especies.
El éxito migratorio y reproductivo de la monarca está amenazado por múltiples factores que actúan en sinergia.
El cambio climático altera patrones de temperatura y precipitación globales, provocando heladas tardías y olas de calor extremo que matan a las mariposas durante su hibernación y afectan a las orugas en primavera.
En 2002, una tormenta súbita eliminó una importante cantidad de personas de la colonia invernante, siendo un golpe del que aún no se han recuperado estas poblaciones.
Además, los modelos climáticos predicen que la zona óptima de hibernación podría desplazarse de las montañas mexicanas hacia zonas de mayor altitud, reduciendo el área habitable.
En esta infografía sobre la mariposa monarca, hay que resaltar que, en la fase de reproducción, estas dependen exclusivamente de plantas de algodoncillo (Asclepias spp.) para depositar huevos y alimentar a las orugas.
El aumento de cultivos transgénicos resistentes a herbicidas ha eliminado millones de hectáreas de algodoncillo en campos agrícolas de EE. UU. y Canadá.
Asimismo, la tala ilegal de bosques de oyamel en México (que ha reducido la cobertura invernal en un 86 % desde 1996), limitando los sitios en los que las monarcas pueden pasar el invierno con temperaturas y humedad adecuadas.
La pérdida de hábitat se agrava por la urbanización y la fragmentación de corredores migratorios, obligando a las mariposas a realizar rutas más largas sin puntos de descanso y floración suficientes.
La población de la mariposa monarca ha experimentado oscilaciones marcadas, de modo que, en 2020, la IUCN clasificó al linaje migratorio como “En peligro” debido a un descenso del 22 % anual en las últimas 2 décadas.
Sin embargo, tras una evaluación en septiembre de 2023, la IUCN ajustó su estado a “Vulnerable” al estimar que algunas tendencias poblacionales muestran signos de estabilización gracias a iniciativas de conservación colaborativas en América del Norte.
Aun así, la propuesta de la U.S. Fish and Wildlife Service de incluir a la monarca en la Ley de Especies en Peligro (ESA) como especie “amenazada” evidencia que las poblaciones migratorias siguen bajo presión severa.
De tal manera, la inclusión en la ESA permitiría designar hábitats críticos y financiar proyectos de restauración.
En esta infografía de la mariposa monarca, hay que indicar que, esta presenta metamorfosis completa en 4 etapas:
Huevo (4–5 días): las hembras depositan hasta 300 huevos individualmente sobre las hojas de algodoncillo.
Larva u oruga (10–14 días): las orugas pasan por 5 estadios de crecimiento, alimentándose vorazmente de algodoncillo, en el que acumulan los glucósidos cardenolideos tóxicos.
Pupa o crisálida (10–15 días): la oruga se transforma en crisálida verde metálico adherida a tallos, en las que reorganiza sus tejidos para convertirse en adulto.
Adulto (2–6 semanas en generaciones reproductivas; 6–9 meses en generación migratoria): los adultos emergen con alas naranjas, buscan néctar y se aparean.
La cuarta generación, es decir, la migratoria, puede vivir hasta nueve 9, realizando el viaje de vuelta a México en otoño y reproduciéndose en primavera.
En total, se producen 4 generaciones anuales: 3 reproductivas que cubren el verano y finales de otoño, así como una migratoria que sobrevuelve el invierno.
Otro aspecto a destacar en esta infografía de la mariposa monarca, hay que resaltar que, su brillante patrón naranja y negro funciona como coloración aposemática, advirtiendo a aves y pequeños mamíferos de su toxicidad.
Las orugas ingieren glucósidos cardíacos al alimentarse de algodoncillo y los retienen en su cuerpo adulto, lo que provoca vómito o malestar en depredadores que intentan comérselas.
Así pues, estudios de la Max Planck Gesellschaft muestran que esta combinación de toxinas y señalización visual reduce en un 70 % la tasa de depredación sobre ejemplares adultos comparados con mariposas no tóxicas.
De este modo, la monarca ejemplifica cómo la evolución conjunta de defensa química y advertencia visual fortalece la supervivencia de especies vulnerables.
Esta infografía de la mariposa monarca constituye una reflexión en torno a que es preciso protegerla por medio de acciones, tales como la restauración de praderas de algodoncillo, conservación de bosques de oyamel y reducción del uso de pesticidas en corredores migratorios.
Asimismo, para sensibilizar a escala global en torno a esta problemática, se deben implementar algunas iniciativas, tales como la plantación de milkweed en carreteras rurales; creación de jardines de polinizadores y puesta en práctica de diversas políticas de conservación.
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