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Este tipo de jardinería surge de problemas, como el excesivo uso de herbicidas o insecticidas, que afectan negativamente al sustrato donde se desarrollan las plantas. Y no solo eso, con los jardines sostenibles se producen menos residuos, ya que los restos de la poda y de las siegas, así como las sobras de alimentos, se aprovechan para hacer compost.
La jardinería y la agricultura sostenibles tienen muchos beneficios y ventajas. Tanto para el medio ambiente y los animales como para la salud de las personas. Como ejemplo más destacado, los productos cultivados de forma ecológica cuentan con una excelente calidad nutritiva, contienen muchos antioxidantes y se mantienen en buen estado durante mucho tiempo. Además, están libres de conservantes químicos y pesticidas.
Y además de estos beneficios, un jardín sostenible también:
A la hora de seleccionar las plantas, es recomendable buscar especies autóctonas, criadas en viveros, ya que estas están mejor adaptadas al suelo y clima del jardín. En cuanto a las características de este tipo de jardines, cabe destacar:
Planifica en función del espacio y clima: Antes de comenzar a idear como será tu jardín sostenible, considera el espacio disponible y las condiciones climáticas de tu entorno. Esto te ayudará a elegir las plantas adecuadas y diseñar un jardín que funcione bien con el clima local.
Elige vegetación autóctona y alóctona adecuada: Opta por plantas autóctonas, aquellas que son nativas de tu región, ya que tienden a requerir menos cuidado y agua. Sin embargo, también puedes incluir plantas alóctonas que sean adecuadas para el clima local y no se conviertan en invasivas. En algunos blogs leerás que nunca se deben incluir plantas exóticas, pero esto no es del todo así, pues lo principal es que estas no resulten invasivas, que respeten la biodiversidad y casen con el clima de la región en la que vivas.
Utiliza plantas repelentes de plagas: Selecciona plantas que tengan propiedades naturales para repeler plagas. Algunas hierbas aromáticas como la menta, el romero o la lavanda pueden mantener a raya a los insectos no deseados. De esta forma, puedes minimizar el uso de pesticidas y sustancias químicas, y conservar la buena salud de tu jardín sostenible.
No modifiques los desniveles del jardín: Mantén la topografía natural de tu jardín en la medida de lo posible. La modificación excesiva del terreno puede alterar el flujo del agua y la biodiversidad local. Además, solucionar desperfectos del terreno suele requerir una cuantiosa suma de dinero que, en este caso, te conviene ahorrar.
Emplea energía sostenible y verde: Si incorporas elementos que requieren energía, como luces o fuentes, opta por fuentes de energía sostenible, como paneles solares. Además, elige sistemas de iluminación LED de bajo consumo. Esta no es una práctica ecológica solo aplicable a los jardines sostenibles, sino a la generación y consumo de energía doméstica en general.
Minimiza el uso de pesticidas y químicos: Utiliza pesticidas y sustancias químicas solo cuando sea estrictamente necesario y opta por opciones naturales y orgánicas en la medida de lo posible. Por ejemplo, puedes fomentar la presencia de insectos beneficiosos que controlen las plagas de forma natural.
Gestión inteligente del agua: Diseña un sistema de riego eficiente que minimice el desperdicio de agua mediante técnicas como el riego por goteo y recoge agua de lluvia para regar tus plantas. Tal y como hemos mencionado anteriormente, es recomendable agrupar plantas con necesidades similares de riego para optimizar el uso del agua.
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