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Conocer la anatomía y la fisiología del Sistema respiratorio y sus partes es esencial, debido a que, el acto de respirar nos acompaña desde el primer llanto hasta el último suspiro. De tal manera, día tras día, el cuerpo humano completa cerca de 25.000 ciclos ventilatorios, lo cual representa un esfuerzo continuo que recae en un grupo de órganos delicados, pero resistentes.
El aparato respiratorio se divide en un segmento superior, comprendiendo del vestíbulo nasal a la laringe, así como otro inferior, que va de la tráquea a los alveolos.
Esa separación facilita el diagnóstico, ya que los síntomas, estudios de imagen y tratamientos cambian según el nivel afectado.
Así pues, no es lo mismo aliviar un resfriado que manejar una neumonía; razón por la cual, los manuales de rehabilitación respiratoria del IMSS y de la Secretaría de Salud mantienen capítulos independientes para cada tramo.
En lo que concierne al sistema respiratorio y sus partes, las vías inferiores comienzan debajo de la glotis e incluyen tráquea, bronquios y pulmones, las cuales son estructuras cubiertas por la pleura que reduce la fricción contra la caja torácica.
La tráquea, tubo cartilaginoso de 11 a 13 centímetros, se bifurca en la carina para dar origen a los bronquios principales.
En este sentido, cada bronquio se ramifica en lobares, segmentarios, bronquiolos terminales y, por último, bronquiolos respiratorios.
Asimismo, su recubrimiento epitelial posee cilios y células caliciformes que movilizan el moco hacia la faringe, mecanismo conocido como ascensor mucociliar.
Cuando el tabaco o la exposición a contaminantes industriales dañan los cilios, el moco se acumula y favorece infecciones, de modo que, no es casualidad que la bronquitis crónica, vinculada al humo de cigarro, afecte a uno de cada 10 adultos mexicanos según lo notificado por el INER.
En cuanto al sistema respiratorio y sus partes, los pulmones ocupan la mayor parte del tórax. Al respecto, el derecho cuenta con 3 lóbulos y el izquierdo con 2, adaptación necesaria para alojar el corazón.
Por su parte, cada lóbulo se divide en segmentos broncopulmonares, unidades anatómicas con arterias propias que los cirujanos aprovechan al extirpar tumores limitados.
La pleura parietal, altamente inervada, explica el dolor punzante de la pleuritis, mientras que, la pleura visceral carece de sensibilidad al dolor, pero interviene en la producción de líquido lubricante.
A nivel microscópico, los bronquiolos respiratorios desembocan en conductos y sacos alveolares forrados por neumocitos.
Los tipo I conforman la barrera aire-sangre y los tipo II secretan surfactante, sustancia que disminuye la tensión superficial y previene el colapso alveolar.
Cuando los recién nacidos prematuros carecen de surfactante, desarrollan dificultad respiratoria y requieren dosis exógenas en las unidades de cuidados intensivos del IMSS.
En lo que concierne a cuál es el sistema respiratorio y sus partes, las vías superiores filtran, calientan y humidifican el aire, además de participar en la voz y el olfato.
Con relación a cuál es la función del sistema respiratorio y sus partes, la cavidad nasal está formada por fosas separadas por el tabique y por cornetes que incrementan el área de contacto con la mucosa.
Así pues, su rica vascularización calienta el aire, mientras que las vibrisas impiden el paso de partículas grandes.
Las pruebas de olfato, incluidas en los exámenes ocupacionales de Pemex, detectan alteraciones como la anosmia posviral para favorecer una intervención temprana.
Con respecto a la anatomía del sistema respiratorio y sus partes, los senos paranasales, es decir, frontal, maxilar, etmoidal y esfenoidal, son cavidades neumáticas que aligeran el cráneo, actúan como cámaras de resonancia y drenan su moco hacia la cavidad nasal.
Cuando sus ostiums se obstruyen, aparece la sinusitis, enfermedad incluida en los Informes de Vigilancia Epidemiológica semanales de la Secretaría de Salud.
En cuanto a las partes anatómicas del sistema respiratorio, la faringe es un conducto musculomembranoso, que está dividido en nasofaringe, orofaringe y laringofaringe.
Esta aloja las amígdalas, que montan una barrera inmunitaria contra microorganismos inhalados. Su hipertrofia produce ronquidos y apnea obstructiva del sueño, problema frecuente en la población pediátrica mexicana.
En lo que concierne a las partes del sistema respiratorio y sus funciones, la laringe, que está compuesta por cartílagos tiroides, cricoides y aritenoides, alberga las cuerdas vocales.
Además de generar la voz, actúa como esfínter al impedir que pasen hacia la tráquea los alimentos. Lesiones del cartílago cricoides durante intubaciones prolongadas pueden originar estenosis subglótica que requiere cirugía reconstructiva.
Con relación a las funciones del sistema respiratorio y sus partes, la fundamental consiste en intercambiar gases. El proceso incluye ventilación, difusión, transporte y regulación.
Asimismo, el diafragma crea una presión negativa que introduce aire; la espiración es pasiva, salvo en ejercicio vigoroso.
En los alveolos, el oxígeno cruza una membrana de apenas 0.5 µm y se une a la hemoglobina, mientras que, el dióxido de carbono viaja en sentido inverso para ser exhalado.
La anhidrasa carbónica presente en los eritrocitos, transforma CO₂ en bicarbonato, manteniendo el equilibrio ácido-base.
En altitudes altas como la Ciudad de México, la presión de O₂ desciende; el organismo compensa con mayor ventilación y producción de eritropoyetina, adaptación que explica los valores de hemoglobina ligeramente superiores al promedio costero.
Los síntomas dirigen la sospecha diagnóstica. Disfonía señala afección laríngea; estridor revela obstrucción subglótica; sibilancias orientan a broncoespasmo y crepitantes sugieren afectación alveolar.
La espirometría, disponible en la mayoría de los hospitales generales, diferencia patrones obstructivos como EPOC y asma de restrictivos tales como fibrosis. Un cociente FEV₁/FVC menor de 70 % obliga a descartar EPOC y ajustar broncodilatadores.
En el altiplano se reporta mayor prevalencia de hipertensión pulmonar asociada a hipoxia crónica, hecho que subraya la importancia de contar con ecocardiografía y pruebas de marcha de 6 minutos en clínicas regionales.
Bronquitis, bronquiolitis y neumonía conforman las infecciones del tracto respiratorio inferior. Durante 2024, el Boletín Epidemiológico, registró más de un millón de casos en México, con la mayor carga en menores de 5 años y adultos mayores.
Las vacunas contra influenza y neumococo, ofrecidas sin costo en centros de salud, reducen hospitalizaciones y muertes.
Además, las brigadas Correcaminos visitan mercados y escuelas aplicando biológicos y entregando folletos educativos, estrategia que, de acuerdo con cifras de la Secretaría de Salud, disminuyó los ingresos por neumonía grave en 15 % durante el último invierno.
Rinitis, faringitis y otitis media representan hasta 90 % de las consultas por infección respiratoria y, en 9 de cada 10 casos, son de origen viral.
El abuso de antibióticos aumenta la resistencia bacteriana; por ello, la NOM-031-SSA2-1999 establece criterios de prescripción basados en evidencia.
Algunas medidas sencillas, tales como lavado de manos, ventilación de espacios, hidratación y uso correcto de cubrebocas en transporte público, mejoran la función del sistema respiratorio y sus partes, reduciendo la transmisión, particularmente durante los frentes fríos que recorren el territorio nacional entre noviembre y marzo.
En México las infecciones respiratorias son la causa número uno de consulta en atención primaria y, durante los meses fríos, saturan los servicios de urgencias, de manera que, comprender y cuidar el sistema respiratorio y sus partes permite prevenir problemas, detectar señales de alarma y aplicar tratamientos oportunos que salvan vidas en todo el país.
Así pues, su cuidado precisa de acciones como evitar el tabaquismo, vacunarse, ejercitarse y acudir a revisión ante signos de alarma como disnea, fiebre persistente, dolor torácico, mientras que, en el ámbito comunitario se deben emplear políticas de reducción de emisiones, contingencias ambientales y verificación vehicular para reducir la concentración de partículas PM2,5 que exacerban asma y la Enfermedad Pulmonar Obstructiva Crónica.
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