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La lengua es, literalmente, el músculo de la expresión, en vista de que, desde la primera palabra que balbuceamos en la infancia hasta el último suspiro en que pedimos un vaso de agua, su compleja red de fibras permite articular sonidos, detectar sabores y dirigir el bolo alimenticio hacia el esófago, de manera que, conocer los músculos de la lengua no es un lujo que tan solo debe estar reservado a los otorrinolaringólogos
En México, los exámenes clínicos de rutina que realiza la Secretaría de Salud incorporan la inspección lingual debido a que, la presencia de alteraciones como atrofia, fasciculaciones o pérdida de movilidad, suelen revelar enfermedades sistémicas, tales como diabetes mellitus o neuropatías autoinmunes.
Tradicionalmente, los músculos de la lengua son 8, de los cuales, 4 son intrínsecos y 4 extrínsecos.
Al respecto, los intrínsecos modifican la forma de la lengua mientras permanece en la cavidad oral y los extrínsecos la mueven entera hacia adelante, atrás, arriba o abajo.
De tal modo, todos reciben irrigación de la arteria lingual, rama de la carótida externa, y casi todos están inervados por el nervio hipogloso (XII), salvo el palatogloso, que depende del plexo faríngeo del nervio vago (X).
Entre los músculos intrínsecos de la lengua se pueden mencionar los siguientes:
El músculo longitudinal superior de la lengua se origina en la submucosa cercana a la epiglotis, el tabique fibroso medio y los túbulos de las papilas circunvaladas, formando una capa delgada que recorre la cara dorsal.
Sus fibras avanzan hacia la punta y los bordes laterales, fusionándose con la mucosa lingual para formar el contorno visible cuando sacamos la lengua para una exploración médica.
Al contraerse, acorta la lengua y eleva su borde anterior, indispensable para pronunciar consonantes alveolares como la “l” en “Tlaxcala” o la vibrante “r” doble en “zorrillo”. También facilita el despegue inicial del alimento al empezar la deglución.
Recibe sangre de la arteria dorsal de la lengua e inervación motora del nervio hipogloso, cuyos daños provocan disartria y desviación lingual.
Con respecto a cuáles son los principales músculos de la lengua, este nace en la raíz lingual, con inserciones en el cuerpo del hioides y en planos fibrosos próximos al geniogloso.
Las fibras del músculo longitudinal inferior de la lengua discurren hacia la cara ventral de la punta, entrecruzándose con el longitudinal superior para formar un armazón flexible que sostiene la mucosa inferior.
Acorta la lengua y dirige el ápice hacia abajo, movimiento clave para formar pliegues, mientras se mastican alimentos con diversas texturas, tales como tamales oaxaqueños rellenos de mole.
Irrigado por ramas sublinguales de la arteria lingual; inervado por el hipogloso.
En lo que concierne a la anatomía de los músculos de la lengua, este se origina en la cara dorsal media y posterior, muy cerca de la vallécula, interdigitándose con el transverso.
El músculo vertical de la lengua desciende hasta la cara ventral, donde sus fibras se abren como abanico y terminan en la mucosa sublingual.
Aplana y ensancha la lengua. Este gesto de “cucharita” resulta esencial para degustar líquidos, por ejemplo, un helado de limón en Xochimilco, evitando el derrame por las comisuras.
Arteria lingual; nervio hipogloso.
El músculo transverso de la lengua nace en el tabique fibroso medio, que divide la lengua en 2 mitades simétricas.
Sus fibras se dirigen lateralmente hasta la mucosa del borde, donde se fijan con tejido conectivo denso.
Se trata de uno de los músculos de la lengua que estrecha y alarga la lengua, formando un cilindro que facilita la succión y el desplazamiento posterior del bolo, algo indispensable para beber atole caliente con seguridad.
Arteria lingual; nervio hipogloso.
Los músculos extrínsecos de la lengua son los siguientes:
El músculo geniogloso surge de las espinas mentonianas (apófisis geni) de la mandíbula, por encima de la inserción del músculo milohioideo.
Las fibras se abren en abanico, de modo que, las superiores se insertan en el dorsum lingual, las medias en la masa central y las inferiores en el cuerpo del hioides.
Es uno de los músculos de la lengua que protruye la lengua y deprime su centro como una hamaca, evitando que se colapse hacia la faringe durante el sueño. Este efecto explica por qué ejercicios de protrusión lingual se indican en terapias para ronquidos y apnea obstructiva que el IMSS aplica en clínicas de sueño.
Arteria lingual, ramos sublinguales; nervio hipogloso.
Parte del cuerpo y el asta mayor del hueso hioides, ascendiendo como una lámina cuadrangular.
Se adhiere a las caras laterales de la lengua, entre los músculos gineogloso y estilogloso, alcanzando la zona posterior.
Es uno de los músculos de la lengua que deprime y retrae la lengua. Cuando pronunciamos vocales abiertas como la “a” de “Guadalajara”, su relajación permite ampliar el espacio oral. También interviene al descender la lengua para crear un sello respiratorio junto al paladar blando.
Irrigado por la arteria lingual y la rama suprahioidea; inervado por el hipogloso.
El músculo estilogloso tiene su origen en la apófisis estiloides del hueso temporal, al igual que en el ligamento estilohioideo.
Sus fibras se dirigen hacia adelante y abajo, abrazando el borde lateral y el ápice de la lengua, donde se mezclan con el longitudinal inferior.
Es uno de músculos de la lengua que eleva y retrae la lengua, formándole un canal que permite sorber líquidos calientes, como un café de olla, sin que se desborde hacia los bordes. También coopera con el palatogloso para sellar la orofaringe al tragar.
Arteria lingual y ramas de la facial; nervio hipogloso.
El músculo palatogloso nace en la aponeurosis palatina del paladar blando, próximo a la úvula.
Desciende por el arco anterior del istmo de las fauces hasta la cara lateral de la lengua, fusionándose con músculos intrínsecos.
Eleva la base lingual y desciende el paladar blando, cerrando la comunicación nasofaríngea durante la deglución. En exámenes médicos, el reflejo de contracción del palatogloso (“gag”) es indicador de la integridad del nervio vago, requisito para aptitud laboral en trabajadores portuarios según normas de la Secretaría del Trabajo.
Arterias palatina ascendente y tonsilar; plexo faríngeo del nervio vago (X).
La diversidad gastronómica de México, es decir, desde un taco al pastor en la Ciudad de México hasta un chilate en Guerrero, depende de la coordinación exquisita entre papilas gustativas, nervios y los 8 músculos descritos.
Por lo tanto, mantener la salud de los músculos de la lengua exige una higiene oral meticulosa, hidratación adecuada y control de enfermedades como la hipertensión, puesto que pueden comprometer la microcirculación lingual.
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