Índice
Dominar los fundamentos de la anatomía del cuello, ayuda a interpretar molestias comunes, tales como tortícolis, ronquera, carraspeo crónico, a dialogar con el personal sanitario y adoptar rutinas de autocuidado basadas en la evidencia. Así pues, el cuello es un corredor anatómico que sorprende por su densidad de estructuras, de forma que, en apenas una palma de alto convergen vías aéreas y digestivas, grandes vasos arteriales y venosos, glándulas endocrinas, redes linfáticas, 6 capas musculares y la porción más móvil de la columna vertebral, siendo una combinación que le concede movilidad y versatilidad.
La anatomía del cuello humano puede llegar a ser vulnerable a sobrecargas posturales, lesiones deportivas y procesos infecciosos que pueden propagarse con rapidez.
Así pues, la manera en la que se divide el cuello es la siguiente:
La anatomía del cuello anterior contiene órganos huecos (faringe, laringe, tráquea, esófago cervical) y la glándula tiroides. Va de la línea media al borde anterior del músculo esternocleidomastoideo (ECM).
La anatomía del cuello posterior abarca los músculos extensores y la columna cervical. Se extiende desde la línea nucal superior hasta la vértebra prominente (C7).
El ECM, la mandíbula y la clavícula delimitan los triángulos anterior y posterior. En estos, se palpan ganglios linfáticos, el pulso carotídeo y la vena yugular externa.
Son 3 láminas (pretraqueal, prevertebral y superficial), que envuelven paquetes viscerales, vasculares y musculoesqueléticos. Conocerlas permite predecir la propagación de abscesos.
Una clasificación tan precisa evita errores clínicos: un bulto en el triángulo posterior suele ser un ganglio inflamado o un quiste epidermoide, mientras que, un abombamiento pulsátil en la línea media sugiere aneurisma carotídeo o bocio tiroideo.
Los músculos cervicales se organizan en torno al hueso hioides y la columna, garantizando equilibrio entre flexión, extensión y rotación:
Los músculos anteriores del cuello se dividen en músculos superficiales y músculos laterales (vertebrales) del cuello.
Los músculos superficiales se dividen de la siguiente manera:
Este músculo, que forma parte de la anatomía del cuello, se trata de una lámina muscular subcutánea que tensa la piel del cuello y participa en gestos de sorpresa o temor. Su flacidez explica parte de la papada asociada al envejecimiento.
Une esternón, clavícula y proceso mastoideo. Al contraerse unilateralmente, gira la cabeza al lado opuesto; bilateralmente, la flexiona. Contracturas mantenidas originan tortícolis y cefalea tensional.
El músculo digástrico (vientres anterior y posterior), estilohioideo, milo-hioideo y genihioideo. Elevan el hioides al tragar y descienden la mandíbula al abrir la boca. Un reflejo deglutorio eficaz depende de su coordinación.
Estos músculos que comprenden a la anatomía del cuello son el esternohioideo, omohioideo, esternotiroideo y tirohioideo. Se contraen para estabilizar o descender el hioides y la laringe en la fase final de la deglución y al modular la voz. Practicar canto lírico o locución profesional exige fortalecer y flexibilizar este grupo.
Se tratan del largo del cuello, largo de la cabeza, recto anterior mayor y menor, los cuales sujetan la columna cervical contra la gravedad y contribuyen a la flexión profunda que evita el síndrome de la cabeza adelantada típico del trabajo frente a pantallas.
Los músculos laterales (vertebrales) del cuello se dividen del siguiente modo:
Estos músculos pertenecientes a la anatomía del cuello son el anterior, medio y posterior. Tienen su origen en las apófisis transversas de las vértebras cervicales, insertándose en la primera y segunda costilla. Asimismo, elevan las costillas (inspiración forzada) y flexionan lateralmente el cuello.
Entre el escaleno anterior y medio discurren el plexo braquial y la arteria subclavia; la hipertrofia o espasmo de estos músculos, puede comprimirlos y desencadenar hormigueo en la mano (síndrome de salida torácica).
Los músculos posteriores del cuello se dividen en capa superficial, capa profunda y capa profunda menor.
La capa superficial está conformada por el trapecio.
Extiende la cabeza y eleva la cintura escapular, de modo que, posturas encorvadas sobre el móvil, acortan su porción superior y causan dolor cervical difuso.
La capa profunda se divide en el esplenio de la cabeza y esplenio del cuello.
Son potentes extensores que, unilateralmente, rotan la cabeza al mismo lado, y bilateralmente, la llevan hacia atrás. Fortalecerlos con ejercicios isométricos, reduce la sobrecarga de la musculatura suboccipital.
La capa profunda menor de la anatomía base del cuello se divide en semiespinoso, multífidos, rotadores y músculos suboccipitales (recto posterior mayor/menor y oblicuos)
Estos son pequeños motores de precisión postural que estabilizan las articulaciones intervertebrales y ajustan la orientación de los ojos durante movimientos sutiles del tronco.
La laringe es una caja cartilaginosa de la anatomía del cuello que produce la voz y protege la vía aérea. Está compuesta por cartílagos tiroides, cricoides y aritenoides, unidos por membranas y músculos intrínsecos.
Las cuerdas vocales (pliegues vocales verdaderos) vibran cuando el aire exhalado pasa entre ellas; la tensión se modula mediante el cricotiroideo (aumenta tono) y el tiroaritenoideo (disminuye tono).
Durante la deglución, la epiglotis bascula y los pliegues vestibulares se cierran para impedir la aspiración de alimentos.
El nervio laríngeo recurrente controla la mayoría de los músculos intrínsecos; su lesión unilateral ocasiona voz ronca, y la bilateral, obstrucción respiratoria.
La laringitis o la intubación prolongada inflaman estas estructuras, por lo que los foniatras aconsejan reposo vocal y buena hidratación para preservar la mucosa y el timbre.
El hioides es el único hueso de la anatomía completa del cuello que no articula con otros; cuelga de la mandíbula y la base del cráneo mediante músculos y ligamentos. Actúa como plataforma móvil para la lengua y la laringe.
Asimismo, el equilibrio entre los músculos supra- e infrahioideos define la posición vertical del hioides, de la que depende la apertura de la vía aérea y la resonancia vocal.
En casos de apnea obstructiva del sueño, un hioides bajo y retraído contribuye al colapso faríngeo.
Desde sostener la cabeza erguida mientras lees hasta girar suavemente para mirar a quien te habla, la anatomía del cuello es la responsable de realizar miles de microajustes cada día.
Su sinergia de huesos ligeros, articulaciones flexibles, grupos musculares antagónicos y órganos vitales permite respiración, deglución y comunicación vocal sin interferencias, de modo que es aconsejable cuidar el cuello conservando una postura consciente, haciendo estiramientos diarios y con un fortalecimiento profundo e hidratación y cuidado vocal.
Quizá te interesa leer sobre:
¡Muchas gracias!
Hemos recibido correctamente tus datos. En breve nos pondremos en contacto contigo.