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El esquema del páncreas y sus partes facilita al profesional de la salud, así como al paciente curioso, localizar tumores, interpretar una tomografía o entender por qué una inflamación leve puede alterar de inmediato la glicemia.
Ubicado en la porción superior del abdomen, entre el estómago y la columna, el órgano se apoya sobre el arco duodenal formando una “coma” anatómica; en ese espacio conviven vasos de gran calibre con conductos diminutos, todos imprescindibles para la vida.
Aunque el páncreas apenas pesa 90 gramos y mide unos 15 centímetros de largo, su importancia en la digestión y en el control de la glucosa es descomunal.
Los atlas actuales coinciden en dividir la glándula en 4 segmentos macroscópicos que, vistos en corte axial, recuerdan una antorcha que apunta hacia el bazo.
De tal manera, reconocer el esquema del páncreas y sus partes en lo que se refiere a sus límites, siendo clave porque la vascularización, el drenaje venoso y hasta la frecuencia de ciertos tumores varían de un segmento a otro.
Con respecto a cómo es el esquema del páncreas y sus funciones, se trata de la porción ensanchada que encaja en la “C” del duodeno, que recibe sangre principalmente de las arterias pancreatoduodenales y drena en la vena porta.
Aquí desemboca, junto con la vía biliar, el conducto pancreático principal (de Wirsung) en la ampolla de Vater, constituyendo un punto crítico en la pancreatitis obstructiva.
Es un istmo de apenas 1 a 2 centímetros, que conecta cabeza y cuerpo, superando la vena porta y la arteria hepática.
Su posición lo convierte en “punto de apoyo” para resecciones quirúrgicas y en foco de hemorragias post–pancreatectomía.
El cuerpo discurre por delante de la aorta y de la vena esplénica hasta alcanzar la línea medioaxilar.
Este posee el conducto de Wirsung, que recorre aquí la glándula como autopista que recoge los jugos exocrinos.
Los tumores de cuerpo se detectan tarde porque raras veces obstruyen el colédoco y, por lo tanto, no causan ictericia precoz.
Se introduce en el hilio esplénico y suele estar abrazada por el mesenterio de la cola del páncreas.
Es la zona más rica en islotes de Langerhans, siendo lesiones que pueden ser desde traumáticas hasta neoplásicas, pudiendo desatar hipoglucemias graves.
La posición retroperitoneal convierte al páncreas en un “vecino silencioso”: puede lesionarse en traumatismos abdominales sin producir síntomas tempranos, o albergar neoplasias que pasan desapercibidas hasta fases avanzadas.
Desde los primeros dibujos de Johann Wirsung en el siglo XVII, la cartografía pancreática ha evolucionado hasta la reconstrucción 3D en escáner de 64 cortes, permitiendo cirugías robóticas que preservan tejido endocrino.
Comprender su arquitectura también aclara por qué el café o el tabaco impactan directamente en la secreción exocrina, o cómo ciertas mutaciones hereditarias predisponen a pancreatitis recurrente.
En definitiva, mapear el esquema del páncreas y sus partes es descifrar el centro de mando metabólico que mantiene la energía celular en equilibrio minuto a minuto.
De tal forma, este órgano realiza un doble trabajo sincronizado, que implica tejidos exocrinos compuestos por 98 % de la masa, mientras que, los endocrinos tienen un 2 %:
Cada día produce de 1 a 1,5 litros de jugo pancreático cargado de amilasa, lipasa y proteasas que descomponen macronutrientes. Estas enzimas se activan en el duodeno para evitar la autodigestión glandular.
Los islotes de Langerhans liberan insulina, glucagón, somatostatina y polipéptido pancreático directamente al torrente sanguíneo para regular la glucemia postprandial. Un fallo en esta orquesta hormonal desemboca en diabetes mellitus.
Así pues, las 2 funciones del páncreas en el organismo conviven en compartimentos microscópicos separados, lo que explica por qué algunas enfermedades tan solo dañan un “lado” de la glándula y la insuficiencia pancreática exocrina puede coexistir con glicemias normales, y viceversa.
Entender el esquema del páncreas y sus partes no solamente acelera el diagnóstico de enfermedades tan dispares como la pancreatitis aguda y los tumores neuroendocrinos, sino que, también orienta al paciente en la adopción de hábitos protectores, como una dieta moderada en grasas, reducción de alcohol y control de triglicéridos, que preservan esta glándula multitarea.
Al final, cuidar el páncreas es proteger la fábrica bioquímica que convierte los alimentos en energía y, al mismo tiempo, mantiene estables los niveles de combustible que cada célula necesita para funcionar.
De tal modo, entre las correlaciones clínicas del páncreas, podemos resaltar las siguientes:
Es un proceso inflamatorio de larga evolución que sustituye tejido acinar por fibrosis; se asocia a alcoholismo prolongado, trastornos genéticos (PRSS1) y bloqueo ductal. El dolor epigástrico, la diarrea grasa y la diabetes secundaria son la triada clásica.
El escáner revela calcificaciones en cadena de cuentas a lo largo del conducto de Wirsung.
Inicio súbito de dolor abdominal intenso irradiado a la espalda, elevación de amilasa y lipasa y, en casos graves, necrosis masiva.
Las causas líderes son la litiasis biliar y el alcohol, de forma que, identificar la localización de la ampolla de Vater dentro del esquema del páncreas y sus partes, ayuda a prever qué episodios serán de origen obstructivo.
Adenocarcinoma ductal, que afecta sobre todo a la cabeza (60 %) y, por tanto, obstruye precozmente la vía biliar.
La pérdida de peso y la ictericia indolora son signos de alarma. Cirugía de Whipple o quimiorradioterapia multimodal dependen de que la lesión respete arteria mesentérica superior y vena porta.
Lesión quística premaligna que se origina en el epitelio ductal y produce moco. Se clasifica en tipo conducto principal, secundario o mixto.
El riesgo de carcinoma invasor aumenta con nódulos murales y dilatación ductal >10 mm, por lo que conocer su relación topográfica dentro del conducto es vital para decidir una resección.
Neoplasias derivadas de células de los islotes: insulinomas, gastrinomas y VIPomas. Pueden ser funcionales (secretan hormonas) o no funcionales.
Hasta un 60 % metastatizan al hígado. El diagnóstico precoz se basa en localizar la masa (frecuente en cuerpo y cola), combinando resonancia y Octreoscan.
La destrucción autoinmune (DM 1) o la resistencia insulínica (DM 2) alteran el equilibrio hormonal pancreático.
Es importante resaltar que, la pancreatitis crónica multiplica el riesgo de desarrollar diabetes y viceversa, lo que demuestra la interdependencia entre inflamación y función endocrina.
La comprensión del esquema del páncreas y sus partes sirve de brújula anatómica para cirujanos, gastroenterólogos y educadores en salud.
Desde la cabeza, custodia de la ampolla de Vater, hasta la cola repleta de islotes, cada segmento cumple una misión irremplazable, tal como digerir, equilibrar la glucosa y alertar al sistema inmune ante agresiones.
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