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La analítica CHCM, cuyo significado es concentración de hemoglobina corpuscular media, se trata de un parámetro del hemograma con el cual se mide la cantidad de hemoglobina por volumen de glóbulo rojo. Esta se calcula dividiendo la hemoglobina (g/dL) entre el hematocrito (%) y multiplicando por 100, expresándose en g/dL o en porcentaje. Este índice complementa al volumen corpuscular medio (VCM) y al contenido corpuscular medio (HCM), aportando información clave sobre la cromía de los eritrocitos y ayudando a clasificar las anemias en hipocrómicas, normocrómicas o hipercromías.
Los rangos de valor en una analítica CHCM pueden variar ligeramente según el método y el laboratorio, pero en España se suelen considerar estos intervalos de referencia:
Las diferencias de CHCM entre hombres y mujeres adultas son mínimas (<1 g/dL), aunque algunos estudios señalan rangos de 33,4–35,5 g/dL en hombres y 33,0–35,0 g/dL en mujeres, en muestras de población española.
Con respecto a cómo se mide la técnica de laboratorio CHCM, ten en cuenta los siguientes aspectos:
Los laboratorios clínicos emplean analizadores automáticos que combinan impedancia eléctrica y citometría óptica o láser para contar y caracterizar eritrocitos. Estos equipos miden hemoglobina tras lisis química y determinan hematocrito por citometría de flujo o por método de microcentrífuga integrado, calculando finalmente la CHCM.
La muestra debe obtenerse en tubo con EDTA K₂ para evitar la retracción del hematocrito, mientras que, el volumen de sangre requerido oscila entre 1 y 3 mL, y, para prevenir hemólisis y alteraciones en los índices eritrocitarios, debe procesarse antes de 4 horas.
Cada día se analizan muestras de control con valores asignados en niveles bajo, normal y alto para detectar desviaciones del equipo. Al respecto, los laboratorios siguen programas internos, como el control de calidad interno diario, al igual que externos, tales como los de la Sociedad Española de Hematología y Hemoterapia (LEECH), mediante los cuales es posible garantizar precisión y exactitud.
La interpretación clínica de los resultados se realiza de la siguiente manera:
Valores <32 g/dL indican hipocromía. Suele asociarse a anemias por déficit de hierro, talasemias y anemias sideroblásticas. La hipocromía refleja glóbulos rojos con menor contenido de hemoglobina y se observa también en insuficiencia cardíaca crónica.
Entre 32–36 g/dL. Señala un eritrocito con concentración adecuada de hemoglobina. En anemias normocíticas, tales como hemorragias agudas o anemias de enfermedad crónica, la CHCM permanece en rango, aunque otros índices (VCM) y el recuento reticulocitario varían.
36 g/dL, define células con mayor concentración de hemoglobina por volumen. Se observa en esferocitosis hereditaria, deshidratación y, en ocasiones, en trastornos tiroideos. La hipercromía verdadera es rara y debe distinguirse de falsos aumentos por hemólisis o turbidez de la muestra.
En lo que concierne a patologías relacionadas y correlación con otros parámetros, se deben tener en cuenta los siguientes:
En anemias microcíticas (talasemia, déficit de hierro), el VCM ↓ y la CHCM ↓, caracterizando glóbulos pequeños y pálidos. Al respecto, la relación CHCM/VCM ayuda a distinguir talasemia (CHCM normal o alto) de ferropénica (ambos ↓).
La CHCM y el VCM se mantienen normales en anemias por hemorragias agudas o crónicas de enfermedad. Un recuento reticulocitario elevado acompaña a la respuesta regenerativa tras sangrados.
En deficiencias de vitamina B12 o folatos, el VCM ↑ y la CHCM, pueden situarse en rango o ligeramente elevado. La evaluación conjunta con MCV y reticulocitos es clave para orientar estudios adicionales.
Los factores preanalíticos y errores frecuentes son los siguientes:
Así pues, revisar estos aspectos reduce errores antes de interpretar resultados.
Los siguientes aspectos permiten comprender la relevancia de la analítica CHCM en la práctica clínica:
Detectar hipocromía leve permite intervenir precozmente en la ferropenia, antes de la anemia franca.
En reposición de hierro o terapias inductoras de eritropoyesis, la analítica de sangre CHCM ayuda a evaluar eficacia y ajustar dosis.
Variaciones persistentes en la analítica de hemoglobina CHCM pueden indicar malabsorción de nutrientes o complicaciones crónicas, guiando la estrategia terapéutica a largo plazo.
La analítica CHCM tiene un papel relevante en las siguientes poblaciones especiales:
La CHCM varía con la edad: neonatos y lactantes suelen presentar valores ligeramente superiores (~33 g/dL) que descienden en la infancia.
Durante la gestación, la hemodilución fisiológica puede reducir la CHCM en el segundo trimestre; se considera normal hasta 30 g/dL si el resto de índices es adecuado y no hay síntomas de ferropenia.
En mayores de 65 a, la CHCM en una analítica tiende a mantenerse estable, pero la valoración conjunta con proteínas inflamatorias y ferritina es esencial para descartar anemias de enfermedad crónica.
El entrenamiento intenso puede incrementar el volumen plasmático y alterar temporalmente la CHCM; evaluaciones seriadas distinguen adaptaciones de patologías.
Debido a que la CHCM depende de la estructura eritrocitaria, no suele variar drásticamente en pocas horas, salvo hemorragias masivas o transfusiones, ya que los eritrocitos maduros mantienen su contenido de hemoglobina en un rango estable.
La deshidratación aumenta el hematocrito más que la hemoglobina, lo que puede producir un ligero descenso aparente de la CHCM. Sin embargo, este efecto es menor que en otros índices celulares y suele corregirse con rehidratación.
Puede indicar esferocitosis hereditaria o interferencia analítica. Si la hemoglobina está normal, se recomienda examinar la morfología eritrocitaria y realizar pruebas de fragilidad osmótica o anticuerpos anti-esfera.
No. La CHCM no se ve afectada por la ingesta de alimentos, ya que los componentes eritrocitarios permanecen invariables; basta disponer de EDTA y procesar la muestra en tiempo.
La deficiencia de B12 produce macrocitosis con VCM ↑ y puede mantener o elevar ligeramente la CHCM, pero el contexto de anemia perniciosa exige confirmar con parámetros como homocisteína y ácido metilmalónico.
En el hemograma completo, la analítica CHCM emerge como un pilar fundamental para caracterizar la cromía eritrocitaria y orientar el diagnóstico de anemias y trastornos hematológicos.
De tal manera, en España, donde la práctica clínica se apoya en guías que estandarizan rangos y métodos, interpretar correctamente la CHCM permite optimizar los recursos del laboratorio y mejorar la atención al paciente, razón por la que incorporar este parámetro en el análisis habitual del globotest garantiza una hematología más precisa, reduciendo la incertidumbre diagnóstica y fortaleciendo la medicina basada en la evidencia.
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