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La radiación representa un problema para el ser humano debido a que daña las células y los tejidos del cuerpo. La exposición excesiva a la radiación puede provocar efectos adversos en la salud, como la aparición de cáncer, daño genético, enfermedades oculares, problemas en la médula ósea y trastornos del sistema inmunológico. Es por eso que los médicos y los sanitarios deben tener en cuenta una serie de medidas básicas antes de someter a un paciente a pruebas que impliquen el uso de la radiación
Además, es un asunto de preocupación social, ya que, a principios de siglo, la fuente primaria de radiación era natural en los países desarrollados. Sin embargo, a medida que han pasado los años, la radiación médica ha ido aumentando paulatinamente hasta superar a la natural en esta parte del mundo. Es por eso que es primordial estas medidas protección radiológica para el paciente que vamos a desgranarte en este artículo de Euroinnova.
Estas son las medidas recomendadas para cualquier paciente que vaya a someterse a una prueba radiológica:
Evitar contacto directo con sustancias radioactivas: Esta medida es fundamental para prevenir la exposición directa a la radiación ionizante. La radiación puede causar daño celular y aumentar el riesgo de enfermedades como el cáncer, por lo que evitar el contacto directo con sustancias radioactivas reduce significativamente este riesgo.
Disminuir el tiempo de exposición: Cuanto menos tiempo esté expuesto un individuo a la radiación, menor será el riesgo de efectos adversos en su salud. Por lo tanto, se recomienda reducir al mínimo el tiempo de exposición durante procedimientos radiológicos o en entornos donde la radiación está presente.
Aumentar la distancia a la fuente de radiación: La exposición a la radiación disminuye rápidamente con la distancia. Por lo tanto, aumentar la distancia entre el paciente y la fuente de radiación ayuda a reducir la dosis radiactiva recibida. Esto se logra mediante el uso de barreras protectoras y distribuyendo correctamente los elementos del entorno, de manera que se maximice la distancia entre el paciente y la fuente radiactiva.
A su vez, existen medidas específicas para el paciente respecto a la micción, puesto que el paciente elimina la radiación de su cuerpo por esta vía:
Ingerir mayor cantidad de líquidos y estimular la micción: El aumento de la ingesta de líquidos y la micción frecuente ayudan a eliminar rápidamente el material radioactivo del cuerpo del paciente a través de la orina, reduciendo así su exposición a la radiación. Esta medida también es efectiva para reducir la irradiación de las personas que rodean al paciente.
No retener orina y orinar sentado: Retener la orina aumenta la exposición a la radiación, por lo que se recomienda que el paciente orine con mayor frecuencia para eliminar rápidamente el material radioactivo del cuerpo. Además, orinar sentado, especialmente para pacientes varones, ayuda a evitar la contaminación con orina fuera del inodoro, reduciendo así el riesgo de exposición de otras personas al material radioactivo.
Efectuar múltiples descargas de agua después de utilizar el inodoro: Esto ayuda a eliminar cualquier residuo radioactivo en el inodoro, lo que minimiza el riesgo de exposición de las visitas y del personal de limpieza a dicho material.
La seguridad del paciente en radiología abarca mucho más que simplemente la exposición a la radiación. Si bien este riesgo es crucial, hay una gama amplia de aspectos que cabe considerar. En este sentido, podemos destacar varios elementos importantes para garantizar un entorno sanitario seguro.
En primer lugar, la protección contra la radiación es fundamental, por lo que es necesario seguir los principios de justificación, optimización y aplicación de dosis tan bajas como razonablemente alcanzables (ALARA). Además, se deben considerar cuidadosamente la administración y los problemas relacionados con el contraste, con pautas específicas y medidas de seguridad.
El manejo del paciente también juega un papel esencial, pues comprende todas las actividades que impliquen mover o apoyar al paciente durante el procedimiento radiológico. La comunicación entre los sanitarios y los pacientes, así como el consentimiento informado son aspectos legales y éticos que deben garantizarse, de forma que los pacientes queden completamente informados sobre los riesgos y beneficios de los procedimientos.
La seguridad en la resonancia magnética también requiere atención especial debido al efecto de objetos ferromagnéticos y el ruido asociado. Además, se deben implementar protocolos de prevención de infecciones y la descontaminación que incluyen medidas tan elementales como la esterilización de instrumentos y el lavado de manos regular.
Los procedimientos de radiología intervencionista y la protección de grupos vulnerables como los niños requieren medidas adicionales de seguridad como las que vamos a explicar a continuación.
Estas medidas de protección radiológica enfocadas en los niños también son aplicables en adultos. Sin embargo, por la situación particular de los niños y su vulnerabilidad, estas son importantes de sopesar para los médicos y pediatras antes de prescribir pruebas médicas con radiación, así como para los profesionales de la radiología. Se trata de medidas simples y lógicas:
No hacer la prueba: solo las imprescindibles: Cualquier exposición a la radiación debe estar justificada por los beneficios médicos que se obtendrán. En el caso de los pacientes pediátricos, hay que evitar pruebas innecesarias para minimizar su exposición a la radiación.
No hacer las pruebas con radiación ionizante (rayos X): evitar las radiografías y la tomografía computarizada; usar ecografía (ultrasonidos) o resonancia magnética (radiación electromagnética no ionizante): Esta medida se basa en utilizar técnicas de imagen que no implican exposición a radiación ionizante siempre que sea posible. La ecografía y la resonancia magnética son opciones preferibles en niños debido a su seguridad en términos de radiación.
No hacer más proyecciones que las imprescindibles: Limitar el número de proyecciones radiográficas reduce la cantidad total de radiación a la que el paciente está expuesto, siguiendo el principio de minimización de la dosis.
Reducir la superficie/volumen irradiado al mínimo imprescindible: Esto es, focalizar la radiación solo en el área o volumen de interés para reducir al mínimo la exposición de tejidos sanos a la radiación.
Evitar las repeticiones por movimiento: inmovilizar: La inmovilización del paciente durante la adquisición de imágenes ayuda a evitar repeticiones innecesarias debido a movimientos, lo que reduce la exposición adicional a la radiación.
Reducir los parámetros para emitir menos radiación por segundo (kVp y mAs bajos): Ajustar los parámetros de la máquina radiográfica para reducir la dosis de radiación sin comprometer la calidad diagnóstica es fundamental para proteger a los pacientes pediátricos.
Usar medios de protección: delantales plomados: Los delantales plomados ayudan a reducir la exposición a la radiación en áreas no expuestas durante los procedimientos radiológicos, como el torso y la parte inferior del cuerpo.
Reducir el número de controles o espaciarlos en pacientes crónicos: Minimizar el número de controles radiológicos y espaciarlos en el tiempo cuando sea posible con el fin de limitar la exposición acumulativa a la radiación en pacientes pediátricos crónicos.
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