¿A qué nos referimos cuando decimos que un alimento es de calidad?
La industria alimentaria ha evolucionado mucho en cuanto a técnicas de conservación, procesos de elaboración e innovación de productos. Estos cambios han sido la suma de varios factores, como son: la globalización, las nuevas exigencias de seguridad por parte de los consumidores, el interés general por la salud y las dietas, la apuesta por un consumo responsable y sostenible y los nuevos movimientos sociales, que también se reflejan en los hábitos alimenticios. En este post nos centraremos en los nuevos estándares de calidad en alimentación.
El concepto de calidad es cada vez más específico y debe reunir una serie de características que satisfagan al consumidor. Para alcanzar el nivel óptimo de calidad, se han ido desarrollando nuevos estándares de calidad en alimentación que todas las empresas deben cumplir para ser competitivas.
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Cuando consideramos a un alimento de calidad, nos referimos a algo más que a su sabor, también hablamos de su estado, de sus valores nutricionales e incluso de su elaboración. En el caso de las hortalizas y frutas, también se consideran muy positivos factores como que se haya cultivado sin productos químicos o que sean de cercanía.
¿Qué normas rigen los nuevos estándares de calidad en alimentación?
Con la comida no se juega, por eso, hay unas normas de obligado cumplimiento para todas las empresas de alimentación que operan en el marco europeo. ¿Las conoces?
- Norma ISO 22000: sistemas de gestión de la seguridad alimentaria. Esta norma marca las pautas para garantizar la seguridad sanitaria en toda la cadena de suministro. También facilita la comunicación con otros agentes de la cadena, como organismos públicos y empresas privadas.
- Norma ISO 22005: se centra en la trazabilidad de la cadena de alimentos destinados a personas y a animales. Su objetivo es que se vaya realizando un registro de todo el proceso desde que se obtiene la materia prima hasta que llega al consumidor final.
- British Retail Consortium (BRC): esta norma está reconocida a nivel mundial y, al igual que la ISO 22000, también se focaliza en la seguridad alimentaria por parte de los proveedores.
- International Food Standard (IFS): se trata de un estándar creado por empresas de distribución alemanas y francesas, pero con aceptación mundial que vela por la seguridad alimentaria.
¿Cuáles son los beneficios de hacerse con una de estas certificaciones?
Contar con una o varias certificaciones de calidad alimentaria atribuye grandes beneficios y ventajas a las empresas frente a sus competidores. Como, por ejemplo:
Garantiza la seguridad en la cadena de suministro, evitando así crisis de reputación.
El cliente cumple sus expectativas gracias a la orientación, actualizaciones y auditorias que proporciona la obtención de una de estas certificaciones.
Atribuye al producto el valor de la transparencia y confianza.
Las empresas que tienen estos sellos de calidad se posicionan muy fácilmente por delante de la competencia.
6 Pasos imprescindibles para mejorar la calidad en la industria alimentaria
Hay muchas acciones y estrategias que se pueden desarrollar para alcanzar las exigencias actuales de calidad en los alimentos, pero, generalmente, las seis fases que vamos a ver a continuación son esenciales para que esto sea posible.
- Control de materias primas: es básico controlar cómo se crea la materia prima, desde los cultivos hasta su recepción en las fábricas. La tecnología juega un papel muy importante en esta primera fase, ya que almacena datos del punto óptimo del producto y señala cunando está listo para pasar al siguiente nivel. ¡El big data entra en juego en la industria alimentaria!
- Análisis de peligros y puntos críticos de control: identifica riesgos, reconoce los puntos de la cadena donde el alimento puede sufrir algún tipo de deterioro, fija el nivel de los parámetros que establecen para alcanzar la calidad óptima, fija límites para la seguridad, monitoriza la gestión de los alimentos en los puntos críticos y define medidas correctivas.
- Recopilación de datos para auditorías: las auditorias son clave para detectar carencias o fallos y corregirlos, sin ellas sería imposible avanzar hasta la meta de calidad. Los auditores siempre son de empresas independientes y su labor es asegurar periódicamente que se llega a los estándares de calidad establecidos. Los auditores también se ayudan de la tecnología, por ejemplo, usando sensores que recogen grandes cantidades de datos muy útiles automáticamente.
- Mantenimiento de los equipos: hornos, cámaras, sistemas de refrigeración, llenadoras, envasadoras, prensas… para que se dé la calidad deseada en los productos finales es esencial que su trato sea el más adecuado, tanto por parte de la mano de obra humana como de los procesos automatizados.
- Controles de calidad específicos para los productos procesados o semiprocesados: consiste en la revisión automatizada de cada producto. Para evitar factores subjetivos o el cansancio mental y físico que puede producir este trabajo, se incluyen sistemas de visión por computador e inteligencia artificial que comparan sus parámetros de calidad con las características del producto, para hacer así una criba exacta y equitativa.
- Monitorización de la logística: como decíamos antes, la calidad alimentaria debe trabajarse desde la elaboración de la materia prima hasta su distribución, por eso, automatizar procesos logísticos para evitar, entre otras cosas, golpes, accidentes, romper la cadena de frío o la contaminación con otros productos es muy importante.