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El arte de administrar tiene sus bases en una serie de acciones que hacen de esta ciencia una de las más acertadas para lograr objetivos, en especial cuando de empresas se refiere, ya que son los principios de la administración quienes garantizan buena parte de sus logros. Comprender la importancia de los principios administrativos permite a las organizaciones mejorar significativamente sus resultados.
Sin embargo, no sólo se trata de los aspectos de una administración financiera, sino que también abarca la administración pública, incluyendo el manejo de recursos humanos, para los que son los principios de la administración un eje fundamental. En este proceso intervienen también las habilidades en la administración, necesarias para la correcta coordinación de los equipos de trabajo.
Para definir qué son los principios de la administración, debemos tener claro qué es la administración en sí. Al respecto, diremos que es una ciencia que basa su interés en las organizaciones humanas, así como las técnicas y procedimientos disponibles para su desarrollo. Entre los conceptos básicos de administración se incluyen justamente estas herramientas que permiten planear, dirigir y controlar procesos.
Estos procesos representan algunos de los pilares de la administración, fundamentales para una gestión eficaz.
En este sentido, podemos entender qué son los principios de la administración como todas aquellas reglas que, al ser aplicadas por los responsables de las organizaciones, permiten lograr mejores resultados. Estas se consideran parte de los fundamentos de la administración organizacional, y no son ideas tomadas al azar, sino el fruto de razonamientos hechos por figuras clave de la historia administrativa como:
Hablaremos de 14 principios que este ingeniero en minas francés estableció como bases de la administración clásica y que aún permanecen en total vigencia.
Deben existir sectores para determinar el fuerte de cada individuo en la empresa, de forma tal que la especialización le permita al empleado acumular experiencia y mejorar continuamente sus habilidades; de este modo, podrá ser cada vez más productivo.
No debe confundirse con autoritarismo, que nace de someter a otros, sino que surge del derecho a dictar órdenes, el cual se obtiene mediante una jerarquía y debe ir equilibrado con la responsabilidad de la función.
Los empleados deben obedecer, pero este tema tiene dos caras: los empleados obedecerán si la gerencia cumple su parte proporcionando una buena guía. Por ello, la disciplina se logra cuando es consecuencia de una autoridad bien ejercida y entendida.
Cada trabajador debe tener solamente un jefe, sin otras líneas de mando en conflicto. Esto permitirá tener una dirección única que favorece el desempeño.
La gente contratada para la misma clase de actividades debe tener los mismos objetivos dentro de un solo plan. Esto es esencial para asegurar la unidad y la coordinación en la empresa.
La administración debe considerar que las metas de las empresas son siempre supremas. Esto significa destacar el bien común por encima del individual, lo cual exige sentido de pertenencia organizacional.
El pago es un motivador importante. Fayol analizó distintas posibilidades y precisó que no existe un sistema de remuneración perfecto, aunque la recompensa siempre ha sido un factor determinante en el rendimiento.
Este es un tema de grado que depende de la condición del negocio y de la calidad del personal. Algunas organizaciones funcionan mejor con estructuras descentralizadas; otras requieren concentración de decisiones.
Una jerarquía es necesaria para la unidad de dirección. No obstante, la comunicación lateral también es fundamental, siempre que los superiores estén al tanto de ella.
El orden material y el orden social son necesarios. El primero disminuye la pérdida de tiempo y la manipulación innecesaria de materiales. El segundo se logra con organización y adecuada selección de personal.
En el funcionamiento de un negocio es necesaria una combinación de amabilidad y justicia. Tratar con respeto a los empleados fomenta un clima organizacional adecuado.
Los empleados trabajan mejor si tienen seguridad en su empleo y en el progreso de su carrera. Una contratación inestable y una alta rotación de personal atentan contra la organización.
Permitir que el personal muestre su iniciativa es una fuente de fortaleza para la organización, aunque esto pueda implicar un sacrificio del ego de algunos líderes.
Fayol llega aún más lejos: “Es necesario un verdadero talento para coordinar esfuerzos, provocar entusiasmo y utilizar las capacidades de cada persona”. Tratar bien a los empleados es clave para lograr equidad y recompensar a cada uno según sus méritos.
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