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Las actividades de relajación para niños pueden convertirse en rutinas de calma que ayudan a los pequeños a autorregular emociones, mejorar el sueño y mantener la atención en casa y en la escuela. De tal forma, es aconsejable integrar pausas activas y hábitos saludables desde la infancia para favorecer el bienestar y el aprendizaje.
La Organización Mundial de la Salud (OMS) ofrece pautas sobre actividad física, sedentarismo y descanso que refuerzan la necesidad de crear entornos calmados y con menos pantallas para los pequeños.
De igual modo, la Asociación Española de Pediatría sugiere, además, normas de higiene del sueño como rutinas estables, luz tenue, sin pantallas antes de dormir, que podemos trasladar a propuestas sencillas de relajación familiar.
Algunas actividades de relajación para niños son las siguientes:
La respiración diafragmática es una técnica que consiste en inhalar lento por la nariz, llevando el aire al abdomen, y exhalar por la boca el doble de tiempo.
Explica primero la idea con una metáfora de infla el globo, esto es, tu barriga, al inspirar y desinfla al soltar el aire. Prueba 5 ciclos de 4 segundos de inhalación y 8 de exhalación. Como beneficios, se desactiva la respuesta de estrés, facilita el descanso y mejora la atención previa al estudio.
Una de las actividades de relajación para niños en el aula se trata de Mindfulness, la cual consiste en entrenar la atención en el presente con curiosidad y sin juicio. Para niños, empieza con escaneos corporales de 60 a 90 segundos en torno a cómo se sienten los pies, la espalda o la cara, así como con el juego de la campanita, que se trata de cerrar los ojos y levantar la mano cuando ya no se oiga el sonido.
Hay que repetir 2 o 3 veces y, estas prácticas consolidan hábitos de calma que apoyan la autorregulación emocional en el salón de clases.
Crea listas con música suave o sonidos de la naturaleza y propón una postura cómoda de sentados o tumbados. Añade una historia breve guiada, ya sea un paseo por la orilla u observar las nubes para favorecer imaginación y serenidad.
Asimismo, mantén la sesión entre 5 y 10 minutos, con final suave. Evita pantallas y volúmenes altos cerca de la hora de dormir.
Uno de los ejercicios de relajación para niños consiste en el yoga infantil, para el que se tienen que utilizar posturas sencillas como la del gato, montaña o árbol y estiramientos acompañados de respiración.
Se tienen que integrar secuencias cortas y lúdicas, con nombres de animales y transiciones lentas. Dosificar la práctica de 5 a 8 minutos, ayuda a que la rutina sea agradable y no competitiva, siendo preciso finalizar siempre con 1 minuto de respiración tranquila.
Algunos ejercicios de relajación infantil son el dibujo libre, mandalas, plastilina blanda o acuarelas, los cuales invitan a la concentración serena, siendo preciso presentar una consigna clara y un tiempo definido de 10 a 15 minutos.
Al acabar, propón una ronda de gratitud en la que cada niño comparta algo que le haya gustado de su propia obra o del proceso.
Algunas actividades de relajación para niños en casa son las siguientes:
Una de las actividades para relajación en niños consiste en diseñar un ritual nocturno de 20 a 30 minutos con luz tenue, lectura calma, respiración diafragmática y música suave. Evita pantallas al menos 60 minutos antes de ir a la cama, como aconsejan las recomendaciones de higiene del sueño de la AEP.
Si hay resistencias, usa un calendario de hábitos con pegatinas para celebrar avances.
Una de las actividades de relajación infantil es crear un rincón de calma con alfombra, cojines, libros cortos, frascos sensoriales y una campanita. Señala cuándo se usa, es decir, después de una discusión, al volver del parque o antes de estudiar.
Explica que no es un castigo, sino un lugar para recuperar la calma. Mantén a mano tarjetas con ideas como “3 respiraciones”, “estirar brazos” o “decir gracias por algo”, entre otras.
Los modelos adultos importan, siendo preciso ensayar la respiración y el mindfulness en familia con 2 sesiones cortas a la semana que bastan para consolidar el hábito.
Si hay dificultades de sueño, revisa el horario y aspectos que comprenden el entorno del dormitorio como la temperatura, luz y ruido, así como acuerda rutinas estables. Recuerda que el descanso es parte del bienestar general.
Algunas actividades de relajación para niños en la escuela son las siguientes:
Programa pausas de 3 minutos entre materias con respiración con conteo, atención al sonido de una campanita o “mirada atenta” por la ventana. Indica 3 reglas que son postura quieta, silencio atento y respeto por quien necesite más tiempo.
Anota en la pizarra una escala del 1 al 5, para que el grupo valore su nivel de calma antes y después.
Prueba el círculo de gratitud al final del día en el que cada alumno comparte algo bueno que observó. Alterna con historias guiadas de 2 minutos o estiramientos suaves de pie.
Estas microrrutinas crean clima emocional positivo y ayudan a volver al foco tras los recreos o cambios de actividad.
Entre los consejos para introducir la relajación en la rutina infantil, podemos mencionar los siguientes:
Empieza muy breve y aumenta el tiempo poco a poco. Lo importante es la regularidad.
Anticípate a las transiciones como salir al colegio y volver a casa con microrrutinas de respiración.
Cuida el ambiente para que tenga luz cálida, menos ruido, temperatura confortable y sin pantallas cerca de la hora de dormir.
Adapta el lenguaje a la edad con metáforas sencillas y ejemplos cotidianos.
Evalúa el impacto, registrando en una hoja semanal horas de sueño, facilidad para conciliar y nivel de calma percibida. Ajusta la rutina en función de esos datos.
Si hay señales de estrés o insomnio persistente, consulta con pediatría o con orientación educativa del centro.
Integrar actividades de relajación para niños es una forma práctica de cuidar su bienestar emocional, su sueño y su atención.
Para seguir aprendiendo recursos aplicables en el aula y en casa, como complemento formativo, puedes explorar el Curso en Mindfulness en el Aula y en Técnicas de Relajación Infantil de Euroinnova, útil para diseñar sesiones breves y estructuradas en contextos educativos y familiares.
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