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El aprendizaje y la enseñanza han construido sus fundamentos en las técnicas y estrategias de estudio que se utilizan y emplean tanto en estudiantes como en profesores, de manera que la educación nunca se quede atrás. Conocer lo que es un hábito de estudio representa una de las tareas más importantes a la hora de instruir al alumno en un correcto desenvolvimiento escolar.
Los maestros y profesores tienen la obligación de apoyar y ayudar a sus alumnos a desarrollar todas las acciones y hábitos que estos mismos empleen al estudiar. Contar con excelentes hábitos de estudio permite al individuo avanzar y agilizar el proceso cognitivo y académico en todos los niveles existentes; por lo tanto, este se convertirá en su propia guía y le otorgará autonomía.
Si eres un profesor o un estudiante que se pregunta qué es un hábito de estudio y qué implica para el desarrollo escolar y el rendimiento académico, aquí hablaremos un poco más al respecto.

Los hábitos de estudio se pueden definir como todas aquellas conductas que los estudiantes ponen en práctica diariamente para estudiar y, por ende, favorecer la incorporación de conocimientos cognitivos al individuo.
Una vez que conoces lo que es un hábito de estudio, es importante saber que existen tanto malos hábitos de estudio como buenos hábitos de estudio, lo que en consecuencia puede derivar en resultados positivos o negativos.
Los hábitos de estudio se incorporan a la vida del estudiante de manera práctica, convirtiéndose en una rutina continua hasta que resulten naturales y el joven no tenga necesidad de recordarlos, ya que se volverán algo común en su día a día.
Poner en práctica los hábitos de aprendizaje es de gran importancia, ya que estos promueven el desarrollo cognitivo, lo cual resulta fundamental porque fortalece la capacidad para adquirir nuevos conocimientos. Por ende, ayudan a aprender con menor dificultad los nuevos contenidos. Esto indica que, una vez adquiridos los hábitos de estudio, mejora el rendimiento académico.
En la actualidad, viviendo en una sociedad apegada a la era tecnológica y a las diversas distracciones a las que están expuestos los niños, parece casi imposible lograr que se concentren en estudiar. Además, resulta complicado mantener su atención en una sola actividad. Por ello, es recomendable que tanto las técnicas como los hábitos de estudio se consideren rutinas que se apliquen cada día desde muy temprana edad.
En esencia, la importancia de desarrollar buenos hábitos de estudio radica en los siguientes aspectos:
Si comenzarás a estudiar diariamente, necesitas definir una meta final a la que deseas llegar, ya que esto te permitirá mantener la motivación para continuar.
Para lograr tu meta de estudio, necesitas planificar lo que harás previamente. No seas desorganizado: una planificación te permitirá obtener mejores resultados a la hora de estudiar.
Intenta reservar un momento del día para estudiar siempre a la misma hora. Estudiar con regularidad permitirá que tu mente se acostumbre y se adapte a ese periodo de tiempo, en el cual el aprendizaje será más rápido.
Tu mente necesita descansar para seguir procesando información futura; por ello, es recomendable que nunca te sobrepases y duermas entre siete y ocho horas diarias.
Enseñar es una de las maneras más efectivas de aprender y comprender un tema específico, ya que obliga a repasarlo para poder explicarlo a otras personas.
Los buenos hábitos aseguran al estudiante un rendimiento académico excelente. Sin embargo, estos deben basarse en el autorreconocimiento de las fortalezas y capacidades del alumno. Existen estudiantes que aprenden mejor leyendo, realizando esquemas o preparando láminas de PowerPoint, mientras que otros lo hacen verbalizando o conversando sobre el tema.
Entre los ejemplos de hábitos de estudio que influyen positivamente en el rendimiento académico, se citan los siguientes:
Otros ejemplos de hábitos de estudio que determinan resultados académicos exitosos están relacionados con la aplicación del conocimiento en el estudio de problemas reales. También, la lectura activa, estudiar un poco cada día y descansar bien antes del examen son excelentes hábitos que favorecen la asimilación de la información. Un descanso de calidad fomenta que el cerebro consolide lo aprendido y lo reproduzca con mayor facilidad.

El estudiante que intenta memorizar todo no aprende realmente el tema, ya que solo se esfuerza por recordarlo durante un tiempo limitado.
Es necesario contar con un espacio ordenado para que la mente pueda concentrarse y comprender mejor la información, así como disponer de una buena iluminación para evitar problemas de vista.
Una vez explicado cómo formar el hábito de estudio en nuestra vida, podemos describir algunas recomendaciones de hábitos que puedes incluir en tu rutina para fortalecer y potenciar tu proceso de aprendizaje, lo cual se reflejará en tu rendimiento académico. Entre ellas se encuentran las siguientes:
Aplicar técnicas de planificación y organización del tiempo te ayudará a aprovechar mejor las sesiones de estudio y hacerlas más eficientes. Con un plan de estudio puedes organizar el horario de tus sesiones, las horas que invertirás y los días; además, al usar un calendario, podrás organizar los tiempos de entrega de trabajos y las fechas de actividades importantes.
Esta acción es un buen hábito de estudio que permite analizar, retener y reflexionar sobre lo que escuchamos en clase a medida que escribimos. Asimismo, revisar y leer regularmente los apuntes nos permite refrescar la información y transferirla a la memoria a largo plazo.
Implementar una metodología de administración del tiempo beneficia la capacidad de concentración. Se puede aplicar la técnica Pomodoro, que consiste en considerar cada 25 minutos de concentración como un “pomodoro” y, por cada uno, realizar descansos de 5 minutos.
Este hábito de estudio implica leer de manera regular libros complementarios a los temas de estudio, tomar notas de lo leído y revisar los materiales dados en clase. También supone que el estudiante practique la comprensión lectora para poder explicar lo leído con sus propias palabras.
Es beneficioso para tu proceso de aprendizaje aplicar técnicas como los mapas conceptuales o mentales, resaltar información, realizar resúmenes analíticos, crear fichas y cuadros comparativos para procesar eficazmente los contenidos trabajados en clase o en libros.
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