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La construcción sostenible busca integrar innovación, diseño y desarrollo de infraestructuras optimizadas para la habitabilidad humana y el cuidado del medioambiente. Parte de la necesidad de optimizar procesos asociados a la construcción y utilización de materiales ecoamigables, así como el aprovechamiento máximo de los espacios, ubicaciones y otros elementos que permiten reducir desperdicios, gasto energético y desgaste de las instalaciones. Así, engloba un conjunto de prácticas responsables que recurre a una integración holística de diseño inteligente, tecnología de punta y respeto por el entorno natural.
En este sentido, esta propuesta promueve el reemplazo de métodos tradicionales de construcción y se orienta, por lo tanto, hacia un enfoque sistémico que integra factores como la biodiversidad, el espacio social, la economía local y la eficiencia en la gestión de residuos, energía e impacto ambiental de la actividad humana. La construcción sustentable va más allá de las consideraciones estructurales: busca crear espacios en los que el humano pueda interactuar en equilibrio con su entorno y contribuir al bienestar general.
Este enfoque representa no solo una respuesta a los retos medioambientales actuales, sino una visión progresista para el desarrollo de entornos habitables que son eficientes, resilientes y en armonía con la naturaleza. En lo que sigue, te contamos un poco más sobre los principios que rigen la construcción sostenible.
Como veremos, estos principios no solo buscan reducir el impacto ambiental sino también optimizar la funcionalidad y la habitabilidad de las edificaciones. Se mencionan, a continuación, seis premisas que guían la construcción sostenible:
Este principio se enfoca en la elección y utilización del lugar en el que se emplazará el edificio. Implica considerar la orientación de la infraestructura para alcanzar la eficiencia energética a través de la iluminación natural, así como conseguir ventilación adecuada.
Pretende, además, minimizar el impacto que podría tener no solo el proceso de habilitación del espacio para la construcción, sino también en el ecosistema local, sea urbano o rural. Así, con base en el entorno, se fomenta el respeto por la biodiversidad. Los servicios deben integrarse responsablemente según las necesidades específicas de cada espacio.
Es fundamental diseñar edificaciones que minimicen, al máximo, el consumo energético. Esto se logra a través del aislamiento térmico eficiente, el uso de energías renovables (véanse los paneles solares) y los sistemas inteligentes orientados a la gestión energética.
De esta manera, la calefacción y el aire acondicionado, por ejemplo, se utilizan solo en condiciones las que se requieren realmente; en todo caso, con un buen diseño, estos métodos de climatización pueden utilizarse de manera más eficiente. Como consecuencia, se busca disminuir la emisión de gases contaminantes como el dióxido de carbono.
El agua es el elemento más importante para la supervivencia de las especies animales, vegetales y, desde luego, del ser humano. Por esto, al ser un recurso limitado, hay que cuidar las fuentes de agua natural como los lagos, ríos, arroyos; esto implica contribuir a la lucha contra el cambio climático, que altera los ciclos de precipitaciones, el deshielo de glaciares y la filtración de agua al subsuelo para alimentar las reservas subterráneas.
Asimismo, este aspecto implica gestionar aguas grises y negras, las cuales pueden contaminar no solo afluentes de ríos, sino también el suelo. Se trata de una gestión integral del recurso hídrico que considera tanto el suministro como la eliminación de aguas, de modo que se logre recudir el impacto ambiental y promover la sostenibilidad del recurso.
La elección de materiales de construcción sostenibles tiene un impacto significativo en el medioambiente. Esto incluye la preferencia por materiales reciclados, renovables y locales, que reducen la huella de carbono y apoyan las economías locales, además de conservar el paisaje tradicional de la zona.
El lugar de los arquitectos e ingenieros es fundamental en este proceso, ya que pueden determinar cuáles son los materiales más adecuados para cada proyecto. En efecto, se prioriza la durabilidad y reciclabilidad de estos materiales, lo que extiende la vida útil de la edificación y reduce los residuos.
Otro aspecto importante de la construcción sostenible es el rescate, renovación y adaptación de edificaciones existentes, ya que esto permite preservar recursos, reducir residuos e integrar nuevos proyectos (residenciales o comerciales) y servicios en áreas en las que pervive patrimonio arquitectónico.
Este principio implica, entonces, reutilizar estructuras y materiales siempre que sea posible. Esto se logra a través de la adaptación de espacios y rehabilitación de estructuras para así cumplir con estándares modernos de sostenibilidad, funcionalidad y confort sin perder el valor histórico y cultural.
La adopción de prácticas de mantenimiento sostenible asegura la eficiencia y longevidad del edificio. Esto incluye el uso de productos y técnicas de mantenimiento que respeten el medioambiente y la salud de los ocupantes, además de un enfoque en la prevención y la rápida corrección de problemas para evitar daños mayores. El mantenimiento sostenible también implica la actualización constante de los sistemas del edificio para incorporar avances tecnológicos que mejoren su eficiencia y reduzcan su impacto ambiental.
Luego de conocer qué es la arquitectura sostenible, es posible ahondar en sus principales características.
Tal y como se ha mencionado, la arquitectura sostenible busca reducir el impacto ambiental de las actividades de construcción y demolición mediante el uso de materiales ecoamigables, materiales reciclados, la disminución de residuos y la implementación de prácticas que minimicen la alteración del entorno natural. Asimismo, busca reducir la huella de carbono en la producción y transporte de materiales, así como en el uso de la maquinaria y equipos especializados para la edificación.
La arquitectura sustentable integra, como paradigma, la estética, el entorno y la tecnología en el diseño de los edificios, ya que procura una relación equilibrada y respetuosa entre el paisaje natural y el entorno cultural. Para esto, aprovecha las innovaciones tecnológicas para mejorar la eficiencia en todos los procedimientos, lo que implica, desde luego, recudir el consumo de recursos. Entonces, busca integrar de manera armoniosa los edificios con su entorno inmediato, lo que se traduce en respetar el patrimonio arquitectónico y paisajístico. Para ello, se san materiales y técnicas locales para reflejar la identidad cultural de la localidad o región.
Si una de las premisas de la sostenibilidad es el respeto por la naturaleza, la arquitectura con esta orientación no podría ser ajena a ella. Entonces, tiene en cuenta al entorno natural y ecosistemas, y se esfuerza por preservar y proteger la biodiversidad. Esto implica la selección cuidadosa de los emplazamientos para la construcción, limitar el impacto de los edificios en estos espacios y la incorporación de elementos naturales en el diseño, como la vegetación, corrientes de agua, iluminación, entre otros. Además, esta arquitectura busca evitar la fragmentación de hábitats y la degradación de los ecosistemas. De ahí que promueve la creación de corredores ecológicos y la conservación de áreas naturales dentro y en los alrededores de los proyectos de construcción (urbanísticos, comerciales, entre otros).
El espacio también es fundamental en la arquitectura sostenible. Su uso debe ser eficiente tanto en lo que respecta a la superficie construida como en la distribución y funcionalidad de los ambientes. Esto incluye la optimización del diseño para aprovechar al máximo el espacio disponible y la creación de espacios versátiles y flexibles que puedan adaptarse a las necesidades de los usuarios. Se busca también minimizar el impacto en la infraestructura urbana y optimizar el uso de los recursos para promover la densificación urbana y el desarrollo vertical, así como la integración de espacios verdes y áreas comunitarias en los proyectos.
La arquitectura sostenible aprovecha al máximo la luz natural, para lo que incorpora en el diseño arquitectónico ventanas, claraboyas y otros elementos que permitan la entrada de luz y reduzcan la necesidad de iluminación artificial. Esto ayuda a disminuir el consumo de energía y mejorar la calidad de vida de los ocupantes al proporcionar un ambiente más saludable y agradable.
También busca reducir la generación de residuos sólidos y las emisiones de gases de efecto invernadero asociadas con la construcción y operación de los edificios. Para ello, se seleccionan materiales de construcción sostenibles, se promueve la eficiencia energética y se implementan sistemas de gestión de residuos y tratamiento de aguas. Además, se fomenta la reutilización y el reciclaje de materiales, y se busca minimizar la cantidad de desechos generados durante la vida útil del edificio. En cuanto a las emisiones, se busca integrar fuentes de energía renovables en el diseño y funcionamiento de los edificios, como paneles solares, turbinas eólicas o sistemas de climatización geotérmica, con el objetivo de disminuir la dependencia de combustibles fósiles y reducir la huella de carbono de los proyectos.
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