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La gestión de residuos implica supervisar el manejo de los desechos desde su origen hasta su eliminación o reutilización, abarcando la recolección, transporte y tratamiento de residuos, incluyendo aquellos que se consideran particularmente peligrosos, como los sanitarios, así como la recuperación de materiales reciclables como plástico, vidrio o papel. En el estudio de la gestión de residuos se analiza detenidamente cada etapa con el fin de determinar la forma más adecuada de tratar cada tipo de desecho.
Dentro del amplio campo de la gestión de residuos, ya que cada tipología requiere de un tratamiento concreto, los residuos urbanos e industriales son los que mayor cupo del total de la basura generada abarcan y, por consiguiente, se deben tomar medidas para reducirlos y canalizarlos correctamente.
Durante los últimos años se han venido estableciendo planes de gestión integral de residuos que responden a la inmediata necesidad de cuidar el medio ambiente, para dividir estos en función del reciclaje que pueden generar, la basura, el riesgo de oxidación, cómo afecta cada tipo de material al medio ambiente, y qué residuo debe acabar o no en un vertedero.
Cada año se producen millones de toneladas de residuos, de los que tenemos que ocuparnos de la manera más sostenible posible, con el fin de proteger el planeta y el medio ambiente. Y entre estos residuos, existen diferentes categorías. Por ejemplo: ¿conoces la diferencia entre residuos urbanos e industriales? En Euroinnova te contamos todo lo que debes saber sobre los diferentes tipos de residuos, así como te ofrecemos la mejor formación para especializarte en el tema. ¿Te interesa? ¡Sigue leyendo!
Como generadores de una gran cantidad de residuos diariamente, podemos adoptar algunos cambios ecológicos que tendrán un efecto duradero sobre el medio ambiente. Mencionando algunas ideas sobre cómo prevenir la generación de residuos, podemos destacar:
Uso de elementos reutilizables: como ocurre con las bolsas o las botellas reutilizables, muchas empresas ya han optado por apostar por la reutilización. Por ejemplo, muchas tiendas hacen un reembolso de dinero por cada bolsa, de manera que, además de reducir el consumo en bolsas de plástico de un sólo uso, también consigues un incentivo.
Comprar artículos no empaquetados: se puede reducir la cantidad de basura comprando productos que vienen con menos empaquetados o empaquetados que pueden reciclarse. Debemos verificar siempre las etiquetas antes de comprar, ya que los plásticos etiquetados como 3/PVC y 6/PS generalmente no son reciclables en algunos lugares.
Disminuir el uso de papel: aunque es cierto que la mayoría de las empresas ofrecen envíos de facturas por email, tickets electrónicos o suscripciones digitales a revistas, que también son más baratas que la versión física.
Como decíamos anteriormente, los desechos urbanos e industriales son los que más daño hacen al entorno. Veamos en qué se diferencia cada tipología.
Comencemos hablando de los residuos urbanos. Estos son los que provienen de las actividades cotidianas que las personas realizamos en áreas urbanas. Dichas actividades generan basura compuesta por residuos orgánicos, plásticos, vidrios, metales ligeros y otros materiales de uso común. Lo realmente problemático es el gran volumen que se genera, y es por eso que el tratamiento pasa por procesos de separación para facilitar el reciclaje y controlar los vertederos.
En cuanto a los residuos industriales, la mayor diferencia que guardan con respecto a los anteriores, es su origen, descomposición y tratamiento. Estos provienen de procesos de producción y operaciones industriales, como fábricas, plantas de manufactura, instalaciones de construcción y empresas, pudiendo variar ampliamente su composición y peligrosidad. Estaríamos hablando de productos químicos tóxicos, desechos sólidos, líquidos contaminados, materiales peligrosos, entre otros.
A diferencia de la recogida de los residuos urbanos, la recogida de los desechos industriales corre a cuenta de la empresa que los genera, arma de doble filo porque se pierde el control sobre los mismos y su trazabilidad.
Como sabes, cada tipo de residuo se debe tratar de una determinada forma. Así, los residuos industriales, a menudo requieren de un tratamiento especializado debido a su potencial peligrosidad. Esto puede incluir la neutralización de productos químicos, la incineración controlada o el almacenamiento seguro en instalaciones diseñadas para gestionar estos desechos de manera segura.
Por su parte, los residuos urbanos no requieren de tanta seguridad y van a vertederos o plantas de reciclaje. También se acude al compostaje para los residuos orgánicos, que pueden someterse a los procesos que se desarrollan en instalaciones de compostaje con el fin de producir compost, un fertilizante natural.
Obviamente, la gestión de residuos industriales es bastante más compleja que la gestión de residuos urbana y, a continuación, te vamos a decir algunas de las técnicas más usadas en la industria.
Tratamiento químico: los residuos industriales que contienen productos químicos peligrosos pueden ser sometidos a tratamientos químicos para neutralizar o descomponer las sustancias tóxicas antes de su eliminación. Por ejemplo, la neutralización de ácidos o bases.
Incineración controlada: algunos residuos industriales, como residuos sólidos no peligrosos, pueden ser incinerados en instalaciones controladas. La incineración reduce el volumen de residuos y puede generar energía en el proceso.
Reciclaje industrial: las industrias pueden implementar programas de reciclaje internos para reutilizar materiales y reducir la cantidad de residuos generados. Esto puede incluir la reutilización de metales, plásticos u otros materiales en los procesos de producción.
Tratamiento de aguas residuales industriales: las aguas residuales generadas por las actividades industriales deben someterse a tratamientos especializados para eliminar contaminantes antes de ser liberadas en el medio ambiente o en sistemas de alcantarillado público.
Almacenamiento seguro: algunos residuos industriales peligrosos, como productos químicos tóxicos, pueden requerir un almacenamiento a largo plazo en instalaciones diseñadas específicamente para la gestión segura de estos desechos.
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