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Los trastornos gastrointestinales pueden presentarse en cualquier momento de la vida adulta. Debido a diferentes factores, estos pueden desarrollarse de manera aguda o crónica, usualmente vinculados intolerancias, hábitos alimentarios poco saludables, falta de ejercicio o bajo consumo de fibra. Aunque conocer los síntomas puede ayudar a determinar qué es lo que ocurre en el sistema digestivo, es necesario consultar a un especialista para la utilización de métodos avanzados de diagnóstico (endoscopia, por ejemplo) y la prescripción de tratamientos adecuados según el trastorno. Aun así, aquí te contamos lo que debes saber de los trastornos gastrointestinales más comunes.
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Los trastornos gastrointestinales presentan síntomas variados que pueden no solo impactar significativamente en la calidad de vida de las personas que los padecen, sino también ser indicadores de afecciones complejas que pueden requerir tratamientos específicos. Veamos cuáles son los más comunes:
Los trastornos gastrointestinales más comunes suelen ser los siguientes:
Empezamos por señalar el estreñimiento, puesto que se trata de una de las afecciones más comunes y recurrentes en adultos. Con base en el tránsito intestinal lento, provoca evacuaciones muy extendidas en el tiempo o, en todo caso, dificultad para expulsar las heces. Aunque una de las causas más comunes es el tamaño de los intestinos, que pueden ser más largos que el promedio, también el estreñimiento puede encontrar su etología en la ingesta reducida de fibra, la falta de ejercicio, la toma de medicamentos, entre otras condiciones subyacentes. Los especialistas en trastornos gastrointestinales indican al paciente qué debe hacer para mejorar su condición, como consumir probióticos naturales.
Ahora bien, la indigestión o dispepsia puede conducir a dolores y molestias abodominales, sensaciones de saciedad sin haber consumido muchos alimentos o reflujo. Aunque se suele asociar a alimentos que interrumpen una digestión adecuada, también puede ser síntoma de úlceras, gastritis o , incluso, celiaquía y otras intolerancias alimentarias. ¿Cómo manejar la dispepsia? Entre las opciones más efectivas, se encuentran cambiar los hábitos alimentarios, controlar el estrés y visitar regularmente al médico.
El origen de la gastritis se encuentra en la inflamación del estómago causada, usualmente, por la bacteria Helicobacter pylori. También puede ser provocada por el consumo excesivo de alcohol, alimentos picantes, ingesta de medicamentos, estrés, entre otros. Cuando la bacteria antes mencionada es la causa principal, los médicos establecen un tratamiento con antibióticos para erradirla de manera definitiva, ya que su permanencia podría provocar cáncer de estómago.
Como enfermedad crónica, afecta principalmente al colon y al recto. Se caracteriza por periodos de remisión y brotes acompañados por diarrea sanguinolenta, urgencia fecal y dolores abdominales. Tras la determinación de las posibles causas, se prescriben medicamentos, tratamientos continuados y otras intervenciones cuando se complica el caso.
Se trata de lesiones gastrointestinales, también conocidas como úlceras gástricas o úlceras duodenales. Causadas comúnmente por el Helicobacter pilori, también pueden ser fruto del consumo continuado de antiimflamatorios no esteoideos o AINE. Los síntomas son usualmente los anteriomente reseñeados, pero pueden ir acompañados, en casos más graves, de sangrado gastrointestinal.
Este trastorno se expresa a través de diarreas, estreñimiento o ambos. Puede no estar asociado a enfermedades conocidas; no obstante, presenta alteraciones en las deposiciones, malestares abdominales y hipersensibilidad a ciertos alimentos. Los tratamientos pueden variar e ir desde la medicación hasta la modificación de hábitos alimentarios.
También muy común en adultos, el reflujo consiste en el tránsito de ácido estomacal u otros fluidos desde el estómago hacia el esófago. Los factores pueden ser muchos y, cuando se convierte en una afección crónica, puede derivar en la afección conocida como esófago de Barret, el cual puede a su vez desarrollar cáncer de esófago.
También está relacionada con la inflamación crónica de los intestinos y presenta síntomas como la fiebre, la diarrea, dolores abdominales, pérdida de peso, entre otros. Para un diagnóstico preciso y diferenciarlo de otros trastornos gastrointestinales como la diverticulitis, las úlceras o el cáncer, se debe realizar un a exploración médica a través de la colonoscopia.
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