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El conductismo es una corriente psicológica que estudia la conducta observable (y en las últimas décadas también la no observable) como objeto principal de investigación científica. Surge a principios del siglo XX, con John B. Watson, quien propuso abandonar el estudio de los procesos mentales internos, considerados inaccesibles y subjetivos, en favor de una psicología basada en hechos verificables. A través de principios como el condicionamiento clásico (Pavlov) y operante (Skinner), el conductismo busca explicar cómo los estímulos del entorno influyen en el comportamiento, enfatizando el aprendizaje y la relación causa-efecto.
Entre los MODELOS TEÓRICOS PRINCIPALES encontramos el Conductismo Clásico (John B. Watson): Este enfoque inicial se centra en la relación estímulo-respuesta (E-R). Watson proponía que todo comportamiento es producto del aprendizaje a través de asociaciones, descartando factores internos o genéticos como determinantes del comportamiento humano.
Thorndike, precursor del conductismo, introdujo la Ley del Efecto, que postula que las respuestas seguidas de consecuencias satisfactorias tienen mayor probabilidad de repetirse, mientras que aquellas asociadas a consecuencias desagradables tienden a disminuir. Este principio estableció las bases para el condicionamiento operante desarrollado posteriormente por B.F. Skinner.
Debemos atender de manera especial el Conductismo de Skinner expandió el conductismo al introducir el concepto de análisis funcional de la conducta. Este modelo incluye el papel de las consecuencias en el aprendizaje, postulando que los refuerzos (positivos o negativos) aumentan la probabilidad de que una conducta se repita, mientras que los castigos la reducen. Además, reconoció la importancia del entorno, no solo como estímulo, sino como modulador continuo de las respuestas.
Este enfoque rechaza las explicaciones dualistas o mentalistas, centrándose en la relación entre el organismo y su entorno. En términos generales, sostiene que el comportamiento está determinado por el aprendizaje, entendido como cambios relativamente permanentes en la conducta debido a la experiencia.
Por todo esto, se desarrollan diferentes TIPOS DE CONDUCTISMO:
El primero, el Conductismo Metodológico, basado en los principios de Watson, considera la conducta observable como el único objeto de estudio válido. Se limita a estudiar relaciones E-R sin especular sobre procesos mentales internos.
Seguimos con el Neoconductismo, desarrollado por autores como Clark Hull, introdujo variables mediadoras (organísmicas) entre el estímulo y la respuesta. Estas variables, aunque no observables directamente, eran operativas y cuantificables, como motivación o fatiga.
El interconductismo, desarrollado por Jacob R. Kantor, es una corriente psicológica que concibe la conducta como una interacción continua y dinámica entre el organismo y su entorno, enmarcada en un campo psicológico que incluye el contexto físico, social y cultural. Este enfoque, permite comprender la conducta como un fenómeno integral, influido por factores históricos y situacionales, al centrarse en la interacción organismo-ambiente.
En continua expansión, identificamos el Conductismo Radical que propone que no solo las conductas externas, sino también los eventos privados (como pensamientos y emociones), son objeto de análisis, siempre y cuando puedan relacionarse con estímulos y consecuencias observables.
El conductismo, más allá de la simple respuesta-recompensa-castigo, tiene múltiples APLICACIONES EN LA VIDA DIARIA.
Por ejemplo, en el ámbito educativo, los principios conductuales son necesarios para diseñar programas de refuerzo positivo que motiven al alumnado, como premiar la participación en clase o establecer sistemas de puntos para fomentar hábitos de estudio.
Por supuesto en el marco de la salud mental, las terapias conductistas ganan terreno como las terapias con mayor evidencia científica, ya que ayudan a las personas a identificar patrones desadaptativos de comportamiento y sustituirlos por alternativas más saludables, especialmente en trastornos de ansiedad o depresión.
En la gestión de recursos humanos, los principios del condicionamiento operante son utilizados para diseñar sistemas de incentivos que mejoren la productividad y el bienestar de los empleados.
Por último, las aplicaciones móviles, redes sociales y videojuegos emplean el refuerzo variable para fomentar el uso continuo, aprovechando principios conductuales como el reforzamiento intermitente.
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