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La entrevista preanestésica constituye el primer encuentro del anestesiólogo con el niño y sus progenitores antes de someterse a un procedimiento quirúrgico. Su propósito es identificar posibles afecciones o enfermedades que puedan aumentar el riesgo durante el procedimiento anestésico-quirúrgico.
Dado que la mayoría de las cirugías y muchas de las exploraciones dolorosas en niños requieren sedación o anestesia general, esta visita es importante para alcanzar el éxito de la intervención.
Uno de los aspectos más importantes de esta entrevista es proporcionar información a los padres y al niño para reducir la ansiedad y el miedo asociados con el procedimiento anestésico-quirúrgico.
La experiencia hospitalaria del niño, la separación de sus padres y la inducción anestésica pueden transformar una experiencia médica aparentemente rutinaria en una vivencia traumática con consecuencias psicológicas negativas. Entre estas se incluyen pesadillas, enuresis, ansiedad por separación y dificultades de adaptación. Se estima que en el 6% de esta población, estos efectos pueden persistir durante más de un año.
La evaluación preanestésica, al igual que cualquier consulta médica, implica una exhaustiva revisión de los antecedentes médicos, quirúrgicos y familiares del paciente, acompañada de un examen físico completo.
Además, se lleva a cabo la evaluación de ciertas pruebas complementarias necesarias para garantizar la seguridad del proceso anestésico-quirúrgico.
El propósito fundamental es determinar la técnica anestésica más adecuada y garantizar un control perioperatorio óptimo, evaluando los riesgos y beneficios de las diversas modalidades de anestesia, ya sea general, regional o sedación.
Existen diferentes opiniones sobre el momento ideal para realizar la visita preanestésica. Algunos expertos sugieren realizarla varias semanas antes de la intervención, lo que permite un mayor margen de maniobra en caso de necesidad de ajustar algún tratamiento. P
or otro lado, otros opinan que para cirugías ambulatorias es preferible realizar la visita el mismo día, de modo que el examen físico se ajuste al momento de la intervención.
En España, no está permitido firmar el consentimiento informado minutos antes de la cirugía, excepto en casos de urgencia, por lo que la visita preoperatoria debe llevarse a cabo con anterioridad.
La anamnesis preoperatoria es un procedimiento muy importante en la planificación de la técnica anestésica. Al igual que en cualquier evaluación médica, la recopilación de antecedentes personales, familiares, médicos y quirúrgicos proporciona información invaluable al anestesiólogo.
Esta información permite identificar condiciones médicas preexistentes que podrían influir en la elección de la técnica anestésica o requerir la postergación de la cirugía hasta su resolución o control.
Se deben obtener datos sobre el período neonatal del paciente, incluyendo prematuridad o complicaciones perinatales, así como su historial vacunal, ya que ningún niño debería someterse a una intervención sin estar vacunado contra el tétanos.
Además, enfermedades como el asma, bronquitis o neumonía pueden requerir la postergación de la cirugía hasta seis semanas después de su resolución, debido al riesgo de hiperreactividad bronquial durante la anestesia.
Conocer las enfermedades crónicas del paciente, y su tratamiento farmacológico continuo, se debe realizar con cautela para una correcta planificación perioperatoria. Se debe indagar sobre el tipo, dosis y duración de los medicamentos, así como la necesidad de tomarlos antes de la intervención.
Además, la historia de alergias ambientales, alimentarias o a fármacos es determinante en la selección de los agentes anestésicos adecuados.
Durante la exploración física en las pruebas preoperatorias, se evalúa el estado general y el grado de hidratación del paciente, prestando especial atención a prematuros y lactantes, así como a su situación cardiopulmonar para determinar la necesidad de pruebas complementarias antes de la intervención.
La evaluación de la permeabilidad de la vía aérea es importante para el proceso anestésico, utilizando el test de Mallampati para valorar posibles dificultades de intubación, además de examinar la apertura bucal, la presencia de macroglosia, piezas dentales móviles, la capacidad de extensión del cuello y la presencia de amígdalas hipertróficas.
La historia de ronquidos y apneas puede indicar una dificultad potencial en la ventilación, un aspecto de suma importancia para el anestesiólogo.
Durante la exploración física, se toman las constantes vitales, incluyendo la frecuencia respiratoria y la saturación de oxígeno en pacientes críticos. El peso y la talla del paciente son fundamentales para calcular las dosis y requerimientos anestésicos de manera precisa.
Además, se realiza una visualización detallada del sistema venoso y los pulsos periféricos para garantizar un acceso rápido al torrente sanguíneo en caso de ser necesario para monitorización invasiva o durante la cirugía.
La obesidad puede ser un problema adicional en el manejo de los pacientes durante el tratamiento. Con toda esta información recopilada, se clasifica al paciente de acuerdo con las guías de la American Society of Anesthesiologists (ASA), lo que ayuda a determinar el nivel de riesgo y planificar el enfoque anestésico adecuado.
Además, se evalúa el grado de colaboración del niño y su capacidad para comprender la situación, lo que permite identificar aquellos pacientes que podrían experimentar ansiedad preoperatoria y considerar la administración de un ansiolítico o permitir la presencia de los padres durante la inducción anestésica si fuera necesario.
En cuanto a las exploraciones complementarias, existe un consenso en evitar aquellas que sean innecesarias o que representen un riesgo para el paciente pediátrico.
En muchos casos, la historia médica detallada y una exploración física minuciosa pueden proporcionar la información necesaria para tomar decisiones clínicas adecuadas, lo que permite evitar procedimientos invasivos adicionales o pruebas de imagen que puedan suponer un riesgo sin aportar beneficios significativos.
La preanestesia en niños permite una evaluación exhaustiva del estado de salud del paciente antes de la intervención anestésica y quirúrgica.
Su importancia radica en la identificación de factores de riesgo médico, la planificación del enfoque anestésico más adecuado, la reducción de la ansiedad tanto en los padres como en el niño, la detección y manejo proactivo de complicaciones potenciales, y la mejora general de los resultados clínicos y la seguridad del paciente durante todo el proceso perioperatorio.
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