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Una buena narración es algo que nos encanta a todos, nos hace quedarnos absortos y no querer separarnos de la historia hasta verla llegar a una resolución satisfactoria.
Lamentablemente, no todo el mundo logra replicar eso en sus propias narraciones. Es allí cuando entra en juego el estudio de las leyes de la narración. El estudio de estos elementos de la narración, arrojará luz sobre los aspectos más complejos de cualquier narrativa y te permitirán convertirla en una experiencia disfrutable para quien las consuma.
En este artículo, podrás descubrir más detalles de estas leyes y convertirán tu experiencia creativa en una aventura que será un deleite para tu audiencia.
Las leyes de la narración no son inmutables. Se trata de principios universales que podemos encontrar en las mejores historias alrededor del mundo. Su uso es lo que nos permite convertir una serie de acontecimientos, hechos o números en una experiencia sensorial.
Lo mejor es que son lo suficientemente flexibles como para que cualquier pueda aprenderlas y aprovecharlas para sacarles el máximo potencial a cualquier tipo de texto narrativo.
Los elementos de una narración se componen de diversos aspectos que trabajan entre sí con el fin de crear una experiencia narrativa cohesiva y envolvente.
Personajes: Ya sean reales o imaginarios, son el aspecto más importante de toda historia. Por lo tanto, debe asegurarse de que sean complejos y que sus motivaciones sean comprensibles. Deben ser los personajes, como el protagonista o el antagonista, quienes impulsen la trama con cada acción y decisión que tomen.
La trama: Son la serie de eventos que van dando forma a la historia. Muchos autores lo ordenan de forma distinta, pero debe existir al menos una exposición, un desarrollo, el clímax o punto álgido y la resolución final. Toda buena trama necesita generar intriga y mantener interesado a nuestra audiencia.
El ambiente: Es el espacio físico y temporal donde toma lugar la historia. Este aspecto es crucial, ya que establece el contexto y el tono general. El ambiente en muchas ocasiones pasa a ser un personaje más que influye en el comportamiento de los otros personajes e incluso determina el desarrollo del resto de la trama.
La temática: Es el mensaje o idea principal que alberga la historia. No importa si se revela implícitamente o de forma deliberada a la audiencia, pero debe ser un elemento omnipresente de principio a fin en la narración literaria.
El estilo: Todo el mundo explica las cosas de manera distinta. El estilo es un elemento que aprovecha del lenguaje, el ritmo y el tono para hacer que una historia sea memorable y única en su clase.
Todos los tipos de narración necesitan una voz que sea quien la cuente. El narrador puede adoptar diferentes formas y dependiendo de cuál elijamos, cambiará la forma en la que se percibe la narración.
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