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La delincuencia juvenil se refiere a los actos delictivos cometidos por personas menores de edad, generalmente comprendidos entre los 12 y 18 años. Estos actos pueden variar desde delitos menores, como el hurto o el vandalismo, hasta crímenes más graves como la agresión, el tráfico de drogas, y en casos extremos, el homicidio.
La definición exacta de menor puede variar según la legislación de cada país, pero en general, se considera delincuencia juvenil cualquier conducta delictiva realizada por individuos que no han alcanzado la mayoría de edad legal. En este artículo te contamos cuáles son los principales factores de delincuencia juvenil, qué tipos de delincuentes juveniles distinguimos y qué formas de delitos pueden adoptar.
Hay ciertos aspectos que suelen cumplir muchos perfiles de delincuentes juveniles en todas sus formas. Estos son:
Relaciones familiares: La presencia de hogares problemáticos, como aquellos caracterizados por la falta de cohesión, la violencia doméstica, el abuso de sustancias o la negligencia, se ha asociado con un mayor riesgo de delincuencia juvenil. Los jóvenes que provienen de hogares desestructurados o rotos, ya sea por divorcio, separación o fallecimiento, experimentan dificultades emocionales y de adaptación que los predisponen a comportamientos delictivos.
Clase socioeconómica: Los adolescentes provenientes de clases sociales bajas tienen una mayor propensión a involucrarse en conductas delictivas en comparación con aquellos de clases medias o altas. La falta de recursos económicos, acceso a oportunidades educativas y apoyo social aumenta la vulnerabilidad de los jóvenes a la delincuencia.
Diferencia de sexo: Históricamente, se ha observado que la delincuencia juvenil es más frecuente entre los hombres que entre las mujeres. Si bien los hombres tienden a estar más involucrados en una variedad de delitos, las mujeres tienden a especializarse en ciertos tipos de conductas delictivas. Por ejemplo, las adolescentes pueden estar más implicadas en delitos de índole sexual, vagabundeo, fugas y robos de tipo cleptómano, en contraste con la amplia gama de delitos cometidos por los adolescentes varones.
Fracaso escolar: La baja inteligencia se ha asociado con un rendimiento escolar insuficiente en poblaciones de delincuentes juveniles, lo que sugiere que el fracaso escolar es un predictor significativo de la delincuencia.
Cada tipo de delincuente juvenil presenta un perfil psicológico y un modo de actuar distintos, influenciados por una combinación de factores individuales, sociales y ambientales. Existen muchos perfiles de delincuentes juveniles que podríamos distinguir en función de una multiplicidad de criterios. Por eso, nos limitamos a ofrecerte una categorización general de los tipos de delincuentes juveniles que podemos distinguir con facilidad:
El delincuente ocasional es aquel joven que, generalmente, no tiene antecedentes penales previos y cuya incursión en el mundo del delito es esporádica y no planificada. Este tipo de delincuente suele ser muy influenciable, con una baja autoestima y una personalidad conformista que busca desesperadamente la aceptación de su grupo de pares.
La presión de amigos o pandillas es el motor de su comportamiento delictivo, lo que los mueve a cometer delitos menores como pequeños robos o actos de vandalismo. Estos jóvenes no presentan una inclinación natural hacia el crimen, sino que actúan bajo la influencia externa, lo que sugiere que, con el apoyo adecuado, podrían corregir su conducta y evitar la reincidencia.
El delincuente habitual, por otro lado, ha desarrollado una personalidad claramente antisocial y desafiante. Estos jóvenes muestran una preocupante falta de empatía y remordimiento por sus acciones, ya que buscan compulsivamente la gratificación inmediata.
A diferencia del delincuente ocasional, el delincuente habitual comete delitos de manera regular y con cierto grado de planificación, participando en actividades delictivas más serias como robos mayores, tráfico de drogas y agresiones. La frecuencia y la gravedad de sus delitos indican una mayor probabilidad de que sus tropelías delictivas persistan en la adultez.
La flagrante agresividad y la baja tolerancia a la frustración son características predominantes de su personalidad. Estos jóvenes suelen presentar rasgos de narcisismo y paranoia, y frecuentemente tienen antecedentes de abuso físico o emocional. Sus delitos implican violencia física y pueden incluir agresiones, robos con violencia e incluso homicidios.
Las acciones de estos delincuentes son a menudo impulsivas y no las planifican del todo bien. Emplean la violencia como un medio para resolver conflictos o imponerse sobre otros. Esta tendencia a la violencia son, en muchos casos, reflejo de sus propias vivencias traumáticas.
El delincuente organizado se distingue por su capacidad de cálculo y meticulosidad. Estos jóvenes suelen mostrar una fachada de normalidad y ser extremadamente carismáticos. Se destacan por sus dotes de liderazgo. Planifican puntillosamente sus delitos, entre los que suelen figurar el fraude, la extorsión o el tráfico de drogas a gran escala.
Utilizan su inteligencia y habilidades sociales para evitar que los pillen, y a menudo lideran grupos de delincuencia organizada o pandillas. Su perspicacia y magnetismo los hacen particularmente peligrosos y difíciles de rehabilitar.
Los delincuentes por necesidad provienen de entornos socioeconómicos muy desfavorecidos. La desesperanza y la baja autoestima son comunes entre ellos, y suelen mostrar una fuerte lealtad hacia su familia o grupo cercano. Estos jóvenes cometen delitos impulsados por la necesidad económica, como robos y hurtos, y su comportamiento delictivo puede cesar si mejoran sus circunstancias de vida. A menudo, son más receptivos a programas de rehabilitación y apoyo social, ya que su motivación principal para delinquir es satisfacer necesidades básicas insatisfechas.
El perfil de un delincuente habitual con rasgos psicopáticos y carente de empatía se caracteriza por una combinación alarmante de características psicológicas y conductuales que lo distinguen de otros tipos de delincuentes.
Los delincuentes con rasgos psicopáticos son individuos que carecen completamente de empatía y de la capacidad para sentir culpa o remordimiento por sus acciones. Su personalidad se caracteriza por ser altamente manipuladora, egocéntrica y carente de conciencia moral. Estos individuos suelen ser muy inteligentes y poseen una gran capacidad para el engaño, lo que les permite esconder sus verdaderas intenciones y ganarse la confianza de los demás.
Estos delincuentes suelen tener un historial de comportamiento antisocial desde una edad temprana. Muchos de ellos han crecido en entornos altamente disfuncionales, con antecedentes de abuso físico, emocional o sexual. Sin embargo, también pueden surgir en contextos aparentemente normales, lo que hace aún más difícil su detección temprana.
Los jóvenes pueden cometer infinidad de delitos, tantos como los adultos. Ahora bien, hay algunos cuya incidencia en jóvenes es especialmente significativa. Te listamos las formas de delincuencia juvenil que existen de menor a mayor porcentaje de incidencia:
Robo
Robo menor: Sustracción de objetos de poco valor, como teléfonos móviles, bicicletas o dinero en efectivo. Es uno de los delitos más comunes entre los jóvenes debido a la facilidad y la tentación de obtener bienes materiales.
Robo con violencia: Sustracción de objetos mediante el uso de la fuerza o amenazas. Este tipo de robo implica un mayor nivel de agresión y es más grave.
Vandalismo
Daños a la propiedad pública o privada: Incluye grafitis, romper ventanas, y dañar vehículos. Este comportamiento suele ser una expresión de rebeldía o una forma de ganar aceptación entre los pares.
Destrucción de bienes escolares: Común en el entorno escolar, puede incluir desde rayar escritorios hasta destruir material educativo.
Consumo y tráfico de drogas
Consumo de drogas: Uso de sustancias ilegales como marihuana, cocaína, éxtasis, entre otras. Es un delito muy frecuente y está relacionado con la búsqueda de nuevas experiencias o la presión de grupo.
Tráfico de drogas: Venta y distribución de drogas. Aunque más raro que el consumo, algunos jóvenes se involucran en el tráfico como una forma de obtener dinero fácil.
Peleas y agresiones físicas
Agresiones menores: Peleas en la escuela o en la calle que resultan en lesiones menores. Suelen estar motivadas por conflictos personales o rivalidades.
Agresiones graves: Incluyen el uso de armas o causar heridas serias a la víctima. Estos incidentes pueden ser más planificados y tener consecuencias legales más severas.
Hurto
Hurtos en tiendas (shoplifting): Sustracción de productos de tiendas sin pagar. Es común entre los jóvenes debido a la facilidad de cometer el acto y la emoción del riesgo.
Hurtos domésticos: Robos en casas de familiares o amigos, generalmente de objetos pequeños y de valor.
Fraude
Uso indebido de tarjetas de crédito: Obtención y uso no autorizado de información de tarjetas de crédito para realizar compras. La tecnología facilita este tipo de delitos.
Falsificación de documentos: Creación o alteración de documentos como identificaciones o boletos para obtener beneficios ilegales.
Acoso escolar (bullying)
Acoso físico: Incluye empujones, golpes y cualquier tipo de violencia física hacia un compañero. Es común en entornos escolares y puede tener efectos devastadores en la víctima.
Acoso psicológico: Insultos, amenazas y humillaciones constantes que afectan la salud mental de la víctima.
Conducción ilegal
Conducción sin licencia: Manejar un vehículo sin tener la edad legal o la licencia correspondiente. Es un delito frecuente entre adolescentes que buscan experimentar la libertad de conducir.
Conducción temeraria: Conducir de manera peligrosa, poniendo en riesgo la vida propia y de terceros. Incluye carreras ilegales y conducir bajo la influencia de alcohol o drogas.
Delitos cibernéticos
Ciberacoso: Uso de redes sociales, mensajes y correos electrónicos para acosar o amenazar a otros. Es cada vez más común con el aumento del uso de la tecnología.
Hackeo: Acceso no autorizado a sistemas informáticos para robar información, alterar datos o causar daño.
Violencia de género: Violencia física, emocional o sexual hacia la pareja. Este tipo de delito refleja patrones de conducta adquiridos y problemas de control y poder.
Secuestro: Mantener a una persona en contra de su voluntad. Aunque menos frecuente, algunos jóvenes pueden involucrarse en secuestros por motivos económicos o como parte de pandillas.
Explotación sexual: Coerción de jóvenes para que se involucren en actividades sexuales a cambio de dinero. Es un delito grave que implica la explotación de menores.
Homicidio
Homicidio voluntario: Asesinato intencional de otra persona. Aunque es menos frecuente, cuando ocurre suele estar relacionado con violencia de pandillas o conflictos personales extremos.
Homicidio involuntario: Causar la muerte de alguien sin intención premeditada, a menudo como resultado de imprudencia o negligencia.
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