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Hablar de cadena de custodia implica referirse al marco que sostiene la confiabilidad de cualquier elemento que pretende usarse como evidencia. Es un sistema que fija criterios claros de identificación, continuidad y documentación, de modo que resulte posible demostrar, en todo momento, qué se hizo con un objeto probatorio y bajo qué responsabilidades. Su finalidad es ofrecer certeza verificable y evitar dudas razonables sobre el origen o la historia de aquello que se pretende valorar. En la práctica, funciona como un estándar común que ordena actuaciones, favorece verificaciones independientes y permite contrastar registros cuando distintas instituciones deben coordinarse entre sí. ¡Te contamos más!
La cadena de custodia es un procedimiento en el ámbito jurídico y forense de obligado cumplimiento para certificar que las pruebas halladas en una investigación criminal son auténticas y no han sido alteradas de ninguna manera desde que se recogen hasta que se presentan en el tribunal. Este proceso, también denominado protocolo de cadena de custodia, es esencial en la cadena de custodia criminalística y comprende un control riguroso de todas las personas que entran en contacto con las pruebas, así como de los lugares y momentos en los que se manipulan, transportan, almacenan o analizan.
Estos pasos, o etapas de la cadena de custodia, son fundamentales para garantizar la integridad y la validez de las pruebas en un proceso legal. Siguen los principios del sistema de cadena de custodia, que velan por el respeto a los derechos de todas las partes involucradas y permiten proceder legalmente de forma justa y realista.
Este paso es crucial, ya que marca el inicio de la cadena de custodia. Aquí, se identifican y recopilan los indicios pertinentes en la escena del crimen mediante un meticuloso proceso de búsqueda y recolección de pruebas para asegurar que ningún detalle se pase por alto. Cada una debe documentarse adecuadamente, incluyendo su ubicación exacta y cualquier condición relevante que pueda afectar su integridad.
Es obligatorio seguir protocolos específicos para garantizar que las pruebas no se contaminen o dañen durante este proceso, utilizando herramientas y técnicas apropiadas según el tipo de evidencia.
Una vez que se han recolectado los indicios, se procede a implementar medidas para preservar su integridad durante su manipulación y almacenamiento. El objetivo es evitar cualquier alteración o contaminación que pueda comprometer su validez como prueba oficial en un proceso legal. Para ello, se embalan cuidadosamente con materiales que las resguarden de daños físicos, deterioro por condiciones climatológicas o contaminación.
Además, es fundamental etiquetar cada muestra de manera clara y precisa con información detallada sobre la fecha, hora, ubicación y persona responsable de su descubrimiento. Este proceso incluye la correcta etiqueta de embalaje criminalística, que garantiza la trazabilidad y autenticidad de la prueba a lo largo de toda la cadena de custodia.
Durante esta etapa, se transportan las pruebas de forma segura y supervisada desde el lugar de recolección hasta su destino, ya sea un laboratorio forense o una instalación de almacenamiento. En el caso de una cadena de custodia de muestras de laboratorio, se emplean los medios de transporte adecuados que garanticen la seguridad y el estado original de cada prueba según sus requisitos, minimizando cualquier riesgo de contaminación, alteración o pérdida.
Se aplicarán las medidas necesarias para que el registro y la custodia de las pruebas durante el transporte estén bajo la responsabilidad de personal autorizado en todo momento.
Ahora las pruebas pasan a transferirse formalmente a las autoridades correspondientes, ya sea para su análisis científico en un laboratorio forense o para su custodia en una fiscalía u otra entidad encargada de la administración de pruebas legales. Este proceso de entrega recepción de indicios o elementos materiales probatorios requiere documentación exhaustiva para garantizar la trazabilidad.
Es esencial documentar cualquier transferencia de custodia, incluyendo información sobre las personas involucradas, la fecha y hora de la transferencia, así como cualquier otra circunstancia digna de mención. Esta documentación proporciona un registro claro de la cadena de custodia y garantiza la transparencia y la integridad del proceso en caso de futuros procedimientos legales.
Una vez que la evidencia llega a su destino final, ya sea un laboratorio forense para análisis o una fiscalía para custodia, se debe mantener bajo estrictas medidas de seguridad y control de acceso. Se ha de mantener la evidencia en condiciones óptimas (normalmente, en instalaciones especiales con controles de acceso y sistemas de monitorización) en aras de su integridad y autenticidad, evitando cualquier manipulación o alteración indebida que suponga un riesgo de contaminación.
Además, se deben establecer procedimientos claros para el registro y la documentación de cualquier manipulación de las pruebas, por si esto fuera necesario.
La importancia de la cadena de custodia radica en el imperativo legal de presentar pruebas fiables y válidas ante un tribunal o autoridad competente. Este proceso cuenta con el fundamento legal de la cadena de custodia, que establece un registro detallado de cada paso, protegiendo la evidencia de cualquier alteración, contaminación o manipulación indebida que pudiera poner en tela de juicio su veracidad. Entonces, lo siguientes aspectos terminan por explicar la importancia de este procedimiento:
Las irregularidades en la cadena de custodia plantean dudas sobre la autenticidad de la prueba. Es por eso que, en caso de que se detectara algún indicio claro de contaminación o manipulación indebida en una evidencia, se procedería a su exclusión definitiva del proceso legal.
Estas irregularidades no violan derechos fundamentales por sí mismas, pero sí afectan la validez de la prueba si se producen sin respetar las garantías esenciales del procedimiento. La cadena de custodia es un proceso instrumental que garantiza la integridad de la evidencia desde su recolección hasta su análisis, y aunque se cometan errores en su cumplimiento, no implica automáticamente que la prueba sea inválida. Es decir, no por cometer algún error en la cadena de custodia se ha de excluir la prueba automáticamente.
Por tanto, es esencial documentar adecuadamente la obtención y manejo de la evidencia, prestando atención a cada paso, desde su incautación hasta su entrega al juez, para dar fe de su validez en el proceso legal.
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