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El mundo de la arquitectura ha sido testigo de numerosos estilos y diseños a lo largo de la historia, pero pocos han tenido un impacto tan perdurable como el orden arquitectónico corintio. Originario de Grecia, este estilo se destaca por su sofisticación y belleza, representando un pico de creatividad en la arquitectura clásica. ¡Vamos a analizarlo!
El estilo corintio u orden corintio, considerado como un pilar clave en la arquitectura clásica, emerge de la profunda historia y tradición de la Grecia antigua. Surgido en el siglo IV antes de Cristo, este enfoque arquitectónico simboliza un notable avance en el arte de construir, estableciendo un punto de referencia importante en la evolución del arte y la arquitectura.
La emergencia del estilo corintio en la arquitectura puede interpretarse como una evolución hacia la búsqueda de decoración y novedad, superando las características de los estilos dórico y jónico. El dórico era renombrado por su solidez y simplicidad, mientras que el jónico se apreciaba por su gracia y elegancia.
En contraste, el corintio se distinguió por su excepcional detalle y sofisticación decorativa. Este cambio refleja la evolución de la sociedad griega, mostrando su tendencia a adoptar formas artísticas más elaboradas y ornamentales.
Así, el dórico, jónico y corintio se consolidaron como los tres órdenes clásicos. Si quieres conocer más sobre el estilo corintio y sobre las partes de una columna griega de estilo corintio, este es tu post.
El estilo corintio no emergió de la nada; representa una evolución progresiva a través de la experimentación y mejora constante. Inspirados por el entorno natural y los avances en las técnicas constructivas, los arquitectos de la antigua Grecia empezaron a adoptar diseños más atrevidos y elaborados.
Un claro ejemplo de esto es la incorporación de elementos de la naturaleza, como las hojas de acanto en los capiteles, reflejando su ambición por armonizar la estética natural con la estructura arquitectónica.
El orden corintio presenta unas características muy particulares, que lo convierten en uno de los más valorados en la historia. El estilo corintio es el más elegante, ornamentado y recargado de todos los órdenes arquitectónicos clásicos. Aunque es similar al orden jónico, presenta numerosas diferencias que veremos a continuación.
Para entender las características del estilo corintio, es esencial atender a los elementos del estilo corintio. Estos son:
La columna corintia es una pieza de apoyo o pilar. En el estilo corintio, las columnas son más esbeltas y altas que en otros estilos, como el jónico o el dórico. Así, se componen de tres molduras: dos boceles circulares o medios toros y una escocia intercalada entre ambos. Esta puede ir adornada por listeles.
Normalmente, la columna corintia suele presentar una relación de altura 10 veces el diámetro de la base.
El capitel corintio más que un mero elemento estructural es una expresión artística sublime de la arquitectura antigua. Podría decirse que es el rasgo más distintivo del estilo corintio.
Su diseño, intrincadamente detallado, es una manifestación de la destreza y la estética refinada de los artesanos de la antigua Grecia. Este capitel no solo soportaba la carga física de los edificios sino también la carga simbólica de una cultura que valoraba profundamente la belleza y la perfección.
Suele incorporar numerosos elementos decorativos, de hecho, el capitel corintio es muy recargado y está lleno de detalles.
La creación de cada capitel corintio era un proceso laborioso, que exigía no solo precisión técnica sino también una visión artística. Las hojas de acanto, esculpidas con meticulosidad, parecen casi vivas, como si estuvieran a punto de desplegarse. Esta atención al detalle transforma cada capitel en una pieza única, una obra maestra en sí misma.
A diferencia de sus predecesores dóricos y jónicos, el capitel corintio se atrevió a romper las normas establecidas, introduciendo formas y motivos más complejos y ornamentados. Esta innovación no solo fue un paso adelante en términos estéticos, sino también un desafío técnico, ya que requería un entendimiento avanzado de la ingeniería y la arquitectura para integrar estos diseños sin comprometer la funcionalidad.
El capitel corintio va más allá de la simple decoración; encapsula un conjunto de valores y creencias de su época. Representa un equilibrio entre la naturaleza y la humanidad, entre la robustez y la delicadeza, reflejando la búsqueda constante de armonía en el mundo antiguo. Su diseño es un recordatorio de que en la arquitectura, como en el arte, la forma y la función pueden coexistir en un equilibrio sublime.
La influencia del capitel corintio se extiende a lo largo de los siglos, inspirando a generaciones de arquitectos y artistas. Su presencia en estructuras a lo largo de la historia demuestra su adaptabilidad y relevancia perdurable. Cada nueva interpretación de este elemento clásico es un homenaje a su origen y un testimonio de su impacto eterno en el mundo del diseño y la arquitectura.
La base es la parte que sostiene la columna. En el estilo corintio, la base es similar a la jónica, puesto que presenta molduras circulares similares a unos anillos. Se apoya sobre el estilóbato: una plataforma o peldaño superior.
El fuste corintio es el "cuerpo" de la columna; es decir, la parte más larga y cilíndrica de la columna. Es de sección circular y presenta un ligero éntasis (la parte más abultada del fuste de algunas columnas). Además, incorpora 24 estrías (unas líneas verticales), separadas por filetes longitudinales, que le dan un aspecto más fino y elegante.
El tamaño de la columna suele ser de 20 módulos y el del fuste de 16 y 2/3.
El entablamento corintio es la parte horizontal que sostiene la columna y se ubica justo encima de este, como una especie de "techo de piedra". La definición de entablamento lo divide en tres partes principales:
Arquitrabe: se muestra descompuesto en tres bandas horizontales superpuestas y escalonadas.
Friso: es una banda continua adornada con figuras en relieve.
Cornisa: es la parte más superior del entablamento. Posee molduras que sobresalen y suele incorporar mucha decoración.
Además de todos los elementos corintios anteriores, también existen decoraciones adicionales que aparecen en algunas creaciones. Por ejemplo, el uso de motivos vegetales, guirnaldas y figuras en algunas de sus construcciones, así como elementos que recuerdan a la riqueza o al lujo.
El orden corintio llegó después del dórico y el jónico, incorporando y mejorando elementos de ambos. Mientras que el orden dórico era conocido por su simplicidad y robustez, y el jónico por su elegancia y gracia, el corintio los combinó, llevando la arquitectura griega a nuevas alturas.
Uno de los ejemplos más emblemáticos del orden corintio en Grecia es el Monumento de Lisícrates en Atenas. Esta estructura demuestra cómo los griegos utilizaban esta orden para crear edificios que eran tanto funcionales como estéticamente impresionantes.
En la arquitectura contemporánea, el orden corintio sigue siendo una fuente de inspiración. Su influencia se puede ver en el diseño de edificios públicos, iglesias y casas, donde los elementos corintios se utilizan para agregar un toque de elegancia y sofisticación.
El estilo corintio en la arquitectura representa más que una simple estética; es una evidencia palpable del ingenio y destreza humanos. Este estilo, que se originó en las ciudades de la Grecia antigua, ha extendido su influencia hasta alcanzar estructuras contemporáneas en países como Ecuador, marcando indeleblemente su presencia en el ámbito arquitectónico.
La armoniosa fusión de su belleza, complejidad y utilidad lo ha establecido como un estándar de inspiración para arquitectos y diseñadores a nivel global.
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