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Respeto, admiración, empatía, compañerismo... Esto es la Pedagogía del amor. Un método en auge que comporta grandes ventajas y beneficios en los más pequeños. Se conoce por proveer un entorno afectivo y de aprendizaje que aboga por el desarrollo cognitivo y cognoscitivo de los niños. ¿Quieres conocer más sobre qué es la pedagogía del amor y este interesante ámbito?
Cuando hacemos referencia a la pedagogía, estamos hablando de la madre de todas las ciencias y disciplinas de la educación. Nos referimos entonces a la disciplina que reflexiona sobre la educación y ofrece las herramientas necesarias a un profesional para guiar a sus estudiantes durante todo su transcurso por las escuelas. Esto lo hace con el objetivo de que puedan avanzar intelectual y académicamente con ayuda de las técnicas de estudio.
Podemos afirmar que la importancia de esta disciplina radica en el proceso de enseñanza y aprendizaje de los alumnos, es decir, que este se encuentra íntimamente vinculado con la manera en la que los docentes transmiten el conocimiento.
Es por esto que en la educación inicial se habla de la pedagogía del ejemplo y la pedagogía de la curiosidad, ya que los niños suelen aprender ejemplos y patrones de conducta, además de desarrollar una inmensa curiosidad en esta etapa de su vida.
La Pedagogía del amor se define como un acto de auténtica acción recíproca entre docente-estudiante para generar procesos de aprendizaje abierto, libre y multidimensional, el cual está enmarcado en un proceso de reflexión, de pensar y de sentir.
Es decir, esta educación con amor está relacionada a los sentimientos y emociones, y tiene como enfoque principal el amor, el compañerismo, la ternura, entre otros valores, pero siempre acompañada de su elemento metodológico.
Este método está enmarcado en un elemento educativo que se desarrolla a través de la afectividad, pero que aun así va formando el carácter de los estudiantes para que sean capaces de sentir, pensar y actuar.
Todo ello se traduce en el desarrollo cognitivo y cognoscitivo, ya que no solo se trata de un aprendizaje intelectual, sino de aprender a relacionarse e integrarse en la sociedad.
El siglo XXI está caracterizado por una sociedad afectada en todos los aspectos de su vida social. Esto nos lleva a preparar a sus estudiantes para la vida; debemos observar nuestro entorno: ¿qué nos rodea?, ¿cuáles son nuestras vivencias?, ¿cómo es nuestra realidad?
La Pedagogía del amor habla precisamente sobre la justicia ecológica y la expresión biológica de la naturaleza. Se basa en que los estudiantes comprendan la importancia de este tema, así como en inculcar valores para formar en ellos buenos ciudadanos.
De esta forma, como seres humanos necesitamos una ética ecológica y una pedagogía del amor, donde los estudiantes aprendan la responsabilidad que tienen con el mundo.
Se encuentra basada en la pedagogía de la pregunta, la cual es una propuesta educativa enfocada al mejoramiento de la calidad del aprendizaje de los niños de nivel inicial. Dicho método pedagógico busca incitar a los docentes a formar estudiantes críticos, reflexivos y propositivos, lo que va de la mano con un proceso educativo distinto a la simple reproducción del conocimiento.
En un ensayo realizado por George Loewenstein, el psicólogo establece por primera vez la relación entre la curiosidad y el aprendizaje al señalar que, cuando se produce un vacío de información en el cerebro, se genera una sensación de carencia que impulsa a las personas a buscar los datos que les hacen falta para comprender una situación. Este es uno de los fundamentos de la pedagogía de la curiosidad.
No obstante, es a finales del siglo XX cuando se comienza a hablar de esta inquietud por el conocimiento como una estrategia pedagógica. Fue Francesco Tonucci quien rescató la curiosidad como recurso para la enseñanza en su video "La pedagogía del agujero", donde plantea que la misma debe ser aprovechada al máximo por los educadores para estimular a sus alumnos a elaborar hipótesis y a construir sus conocimientos como respuesta a su curiosidad por aprender.
Los expertos que proponen la pedagogía de la curiosidad consideran que esta tiene muchas ventajas debido a que las personas curiosas:
Según los defensores de la pedagogía de la curiosidad, estas características facilitan el desarrollo integral de los alumnos.
Inspirar para enseñar. Esta es una muy buena frase para iniciar la siguiente reflexión: la mayoría de las personas tiene la tendencia de aprender desde el ejemplo mucho mejor que cuando se le dictan órdenes abstractas o se les enseñan conceptos sin contexto. Bien lo dijo Einstein: “Dar ejemplo no es la mejor forma de enseñar, es la única.” Esto significa que un buen líder debe mostrar qué hacer y no solo decirlo. Sin duda, la mejor enseñanza es el ejemplo.
Para profundizar un poco más, pensemos en aquellas personas que admiramos y preguntémonos por qué lo hacemos. Es más probable que recordemos lo que esas personas hacen que lo que dicen, pues es el ejemplo lo que realmente nos inspira y nos impulsa a la acción; el ejemplo de aquello que se queda grabado en nuestro subconsciente y que nos lleva a actuar de una u otra manera.
El rol del maestro juega un papel fundamental en la pedagogía del ejemplo, ya que el niño es un reflejo de lo que vive, y los docentes forman parte activa de los procesos que estos experimentan en la escuela. Por lo tanto, el proceso de aprendizaje de los estudiantes de educación preescolar representa un ejemplo de pedagogía infantil que se construye en el día a día.
Si los maestros enseñan con una pedagogía basada en la afectividad y el ejemplo, los niños podrán desarrollar no solo competencias cognitivas, sino también afectivas, lo cual influirá en su evolución y formación como ciudadanos.
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