PACK Profesional en Dietética y Nutrición + Naturopatía: Máster en Naturopatía Nutricional
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En un mundo cada vez más acelerado y lleno de opciones alimenticias, la relevancia de mantener un menú balanceado se torna fundamental para nuestra salud y bienestar. Un menú equilibrado no solo provee los nutrientes esenciales que nuestro cuerpo necesita para funcionar óptimamente, sino que también contribuye a prevenir una serie de problemas de salud a largo plazo. Aunque todo suene muy bien, siempre está la duda de ¿qué es un menú balanceado? ¡En este artículo te lo contamos!
La palabra menú procede del francés y se refiere a un conjunto de platos que constituyen una comida que bien puede ser desayuno, almuerzo, merienda o cena. Los alimentos saludables incluidos en un menú aportan nutrientes para el día a día de cada individuo. Sin embargo, no todos los alimentos tienen un aporte significativo de nutrientes. Acá entra en juego llevar un menú balanceado. Y aunque sea siempre la recomendación médica y de amigos, no siempre es fácil saber qué es un menú balanceado y cómo llevarlo a práctica en nuestras cocinas.
Por esta razón, en Euroinnova te contamos qué alimentos componen un menú balanceado y los beneficios que trae para la salud. Además, podrás encontrar una gran variedad de cursos y másteres en este ámbito, cuya modalidad 100% online te permitirán estudiar sin salir de casa.Un menú balanceado es aquel que combina de manera armoniosa una variedad de alimentos que proporcionan los nutrientes esenciales que nuestro cuerpo necesita.
¡Todos y absolutamente todos! Como su propio nombre indica, un menú balanceado o equilibrado es el que está en equilibrio, el que no tiene excesos ni restricciones, en el que todo está permitido. Pero, ¡cuidado! No confundas esto con comer todo lo que queramos cuando queramos sin ton ni son, porque lo único que conseguiremos será caer en el sobrepeso. Cuando los nutricionistas hablan de un menú equilibrado, se refienren a comer con conciencia, ordenando los alimentos de más a menos nutritivos y dando prioridad a los que más valor nutricional tienen. Por ejemplo: no es que no puedas comer uno o dos dulces a la semana, pero verduras, frutas y proteínas de calidad, deberás de consumirlas diariamente. No se trata de demonizar alimentos, sino de saber qué te aporta cada uno para comerlo en mayor o menor cantidad.
Po rotro lado, estar sano no significa estar delgado. Existen dietas muy restrictivas con las que conseguiremos una alta definición pero que, a la larga, pueden ser perjudiales para el organismo, como es el caso de la famosa dieta keto. Por ejemplo, los beneficios que nos ofrecen frutas, verduras, proteínas magras, carbohidratos saludables y grasas beneficiosas, nunca deberían ser eliminados de la alimentación ni, mucho menos, ser sustituidos por suplementos. De hecho, existen diferencias entre hacer dieta,alimentarse o nutrirse. No se trata de comer por comer, sino de nutrirse para estar sanos, con energía y disfrutar de los sabores.
Por otro lado, también es muy importante el aspecto del disfrute y cultural que tienen para nosotros las comidad. Imagina que un menú saludable es como una sinfonía de sabores y beneficios para tu salud: cada ingrediente toca su nota para crear una melodía de vitalidad y bienestar. Este puede variar de acuerdo a la edad: los bebés, los niños, los adolescentes y adultos tienen necesidades diferentes. Lo más importante es saber que un menú balanceado representa consumir alimentos de los diferentes grupos y en las porciones adecuadas para responder a las necesidades de cada persona.
Estas necesidades están determinadas por el sexo, la edad, la actividad física y la ocupación, entre otros factores. Quien se encarga de determinar esas necesidades y en quién podemos confiar para que nos asesore al respecto es un/a nutricionista o dietista profesional.
Lograr un menú balanceado es más alcanzable de lo que parece. La clave radica en la variedad y la moderación. Incorporar una amplia gama de alimentos frescos y naturales en tu dieta diaria garantiza que obtengas una mezcla de nutrientes esenciales. Opta por porciones adecuadas de proteínas magras, como pollo o legumbres, acompañadas de una variedad de coloridas verduras y frutas. Complementa con carbohidratos integrales y grasas saludables, como aguacate o frutos secos.
Evita los alimentos procesados, el alcohol y el consumo de azúcar. No obstante, una dieta equilibrada semanal puede incluir un par de "gustos". Lo importante es justamente el equilibrio. Asimismo, ten en cuenta que nuestra alimentación no debe girar en función a los carbohidratos que nos gustan. También es relevante consumir grasas sanas y proteínas, de hecho hay quienes necesitan de una dieta proteica o alta en proteínas.
Ahora que ya conoces qué es un menú balanceado, te daremos algunos consejos para que puedas mantenerla. Armar un plan de comidas con menús para la semana es una gran idea. Sin embargo, lo mejor es formarse para tener conocimientos profundos sobre cómo elaborar una dieta sana. Existen herramientas como la tabla de alimentación, que ayudan a orientarse sobre qué comer dentro de un menú semanal equilibrado.
A continuación, te contamos el aporte que debe hacer cada grupo alimenticio con base en las recomendaciones de la Organización Mundial de la Salud.
En consecuencia, si conoces qué es un menú balanceado y cómo implementarlo en tu alimentación, tendrás más energía y salud. Asimismo, con un poco de creatividad, la alimentación sana también es deliciosa y variada. No se trata de solo comer lechuga y tomate, como muchos piensan.
Un menú balanceado es muy importante para fortalecer el sistema inmunológico y prevenir la aparición de enfermedades. Existen diferentes beneficios relacionados con una alimentación saludable:
La educación alimentaria es el cúmulo de estrategias que se diseñan para adoptar, de forma voluntaria, unos hábitos de alimentación saludables y sostenibles en el tiempo, asentando las bases de la salud y bienestar para el futuro. Cuando se tienen buenos hábitos alimenticios, la vida de una persona es totalmente diferente, ya que, no solo afectará a su salud, sino también a su vitalidad y estado de ánimo. Ser consciente del consumo de ciertos macronutrientes y vitaminas es la clave para sentirnos bien.
La importancia de la educación nutricional, radica en que esta favorece un equilibrio mental y físico que, sin duda, supone todo un reto tanto para los profesionales como para los pacientes. Tener una nutrición adecuada implica mucha disciplina, fuerza de voluntad y automotivación.
Quienes conocen la importancia de la educación nutricional, difícilmente llegan a contraer enfermedades graves, porque mantienen en equilibrio la ingesta correcta de alimentos, realizando el consumo de los tres macronutrientes: proteínas, grasas y carbohidratos complejos y no refinados.
Cuando no se enseña a comer de forma saludable durante la niñez, resulta aún más difícil entender la importancia de la educación nutricional en la adolescencia y en la adultez. Los adolescentes, por motivos hormonales, se inclinan por alimentos con un valor nutricional alto en azúcares y harinas refinadas, con lo cual dañan su salud, a veces, de forma irreversible.
Algunos estudios señalan que los niveles de ansiedad se disparan durante la adolescencia, y, por lo general, los jóvenes drenan su angustia comiendo azúcares refinadas y grasas saturadas, lo cual genera un círculo vicioso, debido a que, el consumo de comida chatarra o alimentos altamente procesados incrementa los índices de depresión.
En los últimos años, el concepto de comida emocional ha cobrado mucha importancia. Cada vez más, se evidencia el escenario de comer por aburrimiento, o de acuerdo con el estado de ánimo que se tenga. Por lo general, si una persona está triste, se siente solo o molesto, intenta mejorar su estado de ánimo comiendo de forma descontrolada y esto se refleja en un aumento considerable de peso que lleva a aumentar la depresión o ansiedad.
En la prevención de enfermedades, es cuando notamos aún más la importancia de la educación nutricional, ya hemos mencionado su incidencia en la salud del ser humano, una buena alimentación.
A continuación, abordaremos los trastornos alimenticios y enfermedades que tienen que ver con la alimentación, tales como: obesidad, diabetes, anorexia, bulimia, aterosclerosis, hipertensión, celiaquía, entre otros.
Este trastorno alimenticio consiste en tener un alto exceso de grasa corporal y peso, impidiendo que el organismo funcione óptimamente. Esta enfermedad reduce notoriamente nuestra calidad de vida y aumenta las posibilidades de contraer otras enfermedades.
Muchas son las causas que originan este trastorno, en primer lugar el consumo excesivo de alimentos ricos en grasas saturadas y azúcar. Seguido por la poca actividad física o vida sedentaria, en algunos casos también influye la genética, factores hormonales o mentales.
Muy común actualmente, esta enfermedad eleva los niveles de azúcar en la sangre, esto ocurre cuando el organismo no segrega insulina suficiente. Ahora bien, esta enfermedad precisa ser controlada más no desaparece, se recomienda buscar el equilibrio en los niveles de glucosa para evitar que, con el paso del tiempo, otros órganos se vean comprometidos y se produzcan lesiones en ojos, nervios, riñones, así como enfermedades cardiovasculares.
Esta enfermedad se refiere al engrosamiento de las paredes de las arterias, producido por la acumulación descontrolada de placas compuestas por colesterol principalmente, llamadas ateromas. Las arterias se reducen entorpeciendo la circulación de la sangre.
Las personas que sufren una inflamación fuerte del intestino delgado producida por la ingesta de gluten, se conocen como celíacas, cuyo número se ha incrementado notoriamente en los últimos años, a causa de la mala alimentación y ritmos de vida acelerados y desordenados.
Ambas son trastornos alimenticios, más que una enfermedad. Cuando hablamos de anorexia, se hace referencia a la persona que se obsesiona con el miedo a ganar peso, por lo que evita comer a toda costa. Mientras que la Bulimia, también es una obsesión por el peso y el aspecto o figura, con la diferencia de que la persona bulímica sí consume alimentos, pero se provoca vómitos para eliminar de su cuerpo lo que consumió.
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