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La observación en la formación docente consiste en un procedimiento sistemático para mirar la práctica educativa con un propósito claro y registrar evidencias de lo que sucede. Así pues, en formación inicial y continua, permite entender cómo se enseña, al igual que, cómo aprenden los estudiantes.
La observación en la formación docente es la práctica de planear, ejecutar y analizar miradas a la enseñanza para retroalimentar decisiones pedagógicas.
En México, la evaluación formativa y el acompañamiento entre pares son ejes del Plan de Estudio 2022, que promueve el uso de evidencias para mejorar la práctica, destacando la formación docente como derecho y la centralidad de la evaluación formativa.
Así pues, los tipos de observación en la formación docente son los siguientes:
La observación directa en el aula consiste en mirar clases reales sin intervenir, con criterios definidos y focos específicos, delimitando qué mirar y cómo registrarlo.
Esta ayuda a identificar patrones de interacción, gestión del tiempo y claridad de las consignas. Un ejemplo útil es delimitar un foco con preguntas del docente y registrar su frecuencia, tipo y efecto en la participación.
El observador interviene en alguna medida apoyando una actividad o gestionando grupos, mientras que, registra lo que ocurre. Se usa cuando conocer el contexto requiere involucrarse en la dinámica.
La clave es declarar la participación, establecer límites de intervención y diferenciar descripciones de interpretaciones para no sesgar los hallazgos.
La observación estructurada emplea instrumentos con indicadores y escalas previamente definidos. Facilita comparar sesiones y reducir la subjetividad.
Dado el caso de la observación no estructurada, es más abierta y flexible, permitiendo descubrir fenómenos no previstos.
Elegir una u otra depende del propósito, de manera que, validar hipótesis requiere estructura y explorar prácticas emergentes pide mayor apertura.
La autoobservación implica que el propio docente registra su clase mediante notas o video para analizar luego.
La coobservación es el ejercicio entre pares, de manera que, un colega observa, dialoga y retroalimenta con base en evidencias.
En México, el acompañamiento entre docentes se fomenta con guías e instrumentos que orientan la construcción de criterios comunes, como guías e instrumentos que orientan la construcción de criterios comunes.
La importancia de la observación en la formación de maestros es la siguiente:
Reflexión crítica es pensar sobre la propia práctica para comprender causas y consecuencias. La observación propicia ese análisis con evidencias y evitando juicios generales.
Al revisar segmentos de clase y contrastarlos con criterios, el docente construye explicaciones más precisas y aprende a replantear estrategias.
Las decisiones didácticas se perfeccionan cuando se basan en datos observables, tales como participación, tiempos de respuesta, comprensión de consignas o calidad de la retroalimentación.
El enfoque de evaluación formativa de la SEP enfatiza recoger evidencias de observación docente en el aula durante el proceso para ajustar la enseñanza de inmediato.
La observación en la docencia, de manera periódica, ayuda a identificar brechas entre lo planificado y lo realizado.
Por ejemplo, si las preguntas se concentran en opciones cerradas, puede diseñarse una intervención para promover preguntas abiertas que estimulen el pensamiento de orden superior.
Retroalimentación es información descriptiva que orienta la siguiente acción de aprendizaje. La observación en Educación ofrece insumos concretos para una retroalimentación específica, oportuna y que esté centrada en el proceso.
Además, normaliza una cultura de mejora continua entre pares, siendo clave para construir confianza.
Los métodos y herramientas para aplicar la observación en la formación docente son los siguientes:
La rúbrica es una matriz con criterios y niveles de desempeño y la lista de cotejo se trata de un listado de indicadores con opciones de cumplimiento.
Ambas ayudan a objetivar la observación y compartir expectativas.
El diario de observación es un registro narrativo y cronológico de lo ocurrido en clase, mientras que, la bitácora estructura ese registro con apartados fijos como propósito, evidencias, hallazgos y acciones.
De tal manera, estos favorecen metacognición docente, es decir, pensar sobre cómo se piensa y actúa, al igual que, permiten comparar progresos entre sesiones.
El video multiplica el detalle con lenguaje corporal, tiempos muertos y secuencias complejas.
Hay que planificar consentimientos informados, ángulos que respeten la privacidad y protocolos de resguardo. Una práctica efectiva consiste en seleccionar miniclips de 3 a 5 minutos para discusiones focalizadas en seminarios de práctica.
Las herramientas digitales permiten registrar datos de participación, anotar en tiempo real y compartir evidencias con el equipo docente.
En este sentido, las aplicaciones de temporización, tableros colaborativos y formularios simplifican la captura y el análisis, tratándose de prácticas que fortalecen la evaluación formativa y el acompañamiento pedagógico.
Entre los retos de la observación en la formación docente, podemos mencionar los siguientes
Las agendas escolares limitadas y las cargas administrativas restan espacio para observar. Responde con microciclos de observaciones cortas de 10 a 15 minutos, con un solo foco y un instrumento breve.
De tal manera, planear ventanas quincenales y rotar pares observadores mejoran la factibilidad.
Todo observador tiene sesgos. Minimízalos con instrumentos compartidos, registros descriptivos antes que interpretativos y calibración entre pares.
Así pues, calibrar es comparar juicios con el mismo video o caso y discutir diferencias hasta lograr consistencia.
La pericia se adquiere con práctica guiada y modelos claros. En México, los materiales de acompañamiento y formación continua proponen rutas de desarrollo profesional en servicio que incluyen observación situada, reflexión y ajustes a la práctica, como se detalla en las Orientaciones para la preparación de la Sexta Sesión Ordinaria de SEP de 2024, que abordan la observación de clase como práctica de acompañamiento pedagógico.
Sin embargo, alinear la práctica con el enfoque de evaluación formativa del Plan de Estudio 2022 y con materiales de acompañamiento. Fortalece la coherencia del sistema.
La observación en la formación docente impulsa una cultura de mejora continúa centrada en evidencias, diálogo profesional y decisiones pedagógicas oportunas, de forma que, al integrar instrumentos claros, consensuar criterios y aprovechar tecnologías, es posible transitar de impresiones generales a hallazgos útiles para la enseñanza.
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