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El desarrollo de los individuos tiene como factores de influencia las dinámicas familiares sanas. En otras palabras, los hogares donde los miembros de la familia se encuentran cómodos y seguros aporta a las personas dosis de felicidad. Es vital, por consiguiente, evitar la toxicidad en las relaciones familiares, para fomentar un clima no solo de respeto dentro de los hogares, sino de comprensión y aprecio que dote de herramientas a las personas para fortalecer su mentalidad ante las diferentes etapas vitales.
Las dinámicas familiares son objeto de estudio, ya que, en muchas ocasiones, la gestión de las emociones, la visión de la vida de sus miembros o los diferentes grados de madurez son complejos de compaginar. Por ello, son muchas las familias que acuden a terapia para poder crear un buen clima familiar. ¿Quieres saber más? ¡En este artículo te contamos lo que necesitas saber!
Se entiende como dinámica familiar a los patrones de conducta y los valores que los guían, los cuales en conjunto determinan la forma en la que los miembros de la familia interactúan en convivencia. Debido a su importancia, dichas dinámicas impactan en el bienestar psicológico y emocional de cada integrante, ya que aportan modos de afrontar conflictos, solventar problemas y comunicar emociones. Ahora bien, según sea el caso, aquellas adquieren formas positivas o negativas, es decir, sanas o conflictivas. Mientras que la primera se caracteriza por el respeto y el diálogo, la segunda tiene que ver con dinámicas disfuncionales.
Al referirnos a las dinámicas familiares, éstas se entienden como la interacción entre los miembros que forman un núcleo familiar. Las dinámicas familiares se componen de roles, tareas y funciones muy dispares dentro de cada grupo familiar. En este sentido, la adaptación a las particularidades de cada grupo será fundamental para encontrar soluciones y crear un ambiente familiar donde reine la cooperación, el amor y la solidaridad.
El entorno familiar debe convertirse en un lugar donde el individuo pueda desarrollarse en plenitud, ahora bien, sin descuidar al resto de miembros del grupo, respetando los diferentes roles cuidando el uso de palabras y la realización de acciones que puedan influir en el núcleo familiar. En este contexto, el rol de los padres será la búsqueda de mejorar las dinámicas familiares de forma activa y solventar aquellas que puedan ser de tipo tóxico.
Un ambiente familiar sano no es una utopía y es algo que mejora sustancialmente bienestar de todos sus miembros. Aquí tienes algunas pautas para lograrlo:
Cada familia es única, pero estos principios pueden ayudarte a construir un ambiente saludable basado en valores, los cuales definiremos a continuación.
Asimismo, se encuentran los valores familiares, que son preceptos, normas o acuerdos que orientan a los miembros de cada familia para tener una convivencia armoniosa, fluida y equilibrada. Estos valores están fundamentados en conceptos de amor, y suelen dirigir actitudes, intereses y pensamientos hacia el desarrollo humano. Aquí te presento algunos valores fundamentales:
Estos valores, transmitidos de generación en generación, fortalecen los lazos familiares y contribuyen a una sociedad más positiva.
Los calificativos que describen a las dinámicas familiares negativas o tóxicas son la frustración y el sentirse atrapados. La excesiva rigidez, el control o el ejercicio autoritario de los miembros puede privar de libertad de expresión o de acción a sus miembros, llegando a impedirles mostrar cuales son sus necesidades. Entre las características de estas dinámicas familiares negativas se encuentran:
La empatía entendida como ocupar la posición de la otra persona y adentrarse en sus sentimientos o pensamientos puede ser una herramienta muy útil a la hora de conseguir el respeto y la comprensión entre los miembros del grupo familiar. El resultado que se obtiene es una reducción de la tensión o la rigidez ya que, se fomenta un ambiente donde cualquier opinión es valorada y escuchada.
Aunque pudiera parecer negativo, el establecimiento de normas de convivencia puede reportar aspectos muy positivos en cuanto a poner sobre la mesa los roles y las dinámicas familiares. De esta forma, se conocen los límites de cada uno de ellos, y se produce una organización que mejora considerablemente la comunicación y el diálogo familiar.
Inevitablemente, las relaciones humanas pueden generar conflictos, como consecuencia de la disparidad de caracteres entre sus miembros. No obstante, ante estas situaciones que pudieran parecer negativas, pueden repercutir en aspectos positivos cuando se hace uso de herramientas como puede ser la asertividad, que puede reforzar las relaciones familiares a través de la creación de espacios de escucha donde la expresión de sus necesidades, temores o dudas no son prejuzgadas y son tenidas en cuenta. Otras herramientas que permiten descender los conflictos o abordarlos de forma positiva pueden ser el respeto a la intimidad, entendida como espacio de libertad de los componentes del grupo familiar; o el respeto, la educación y la paciencia a la hora de afrontar la posible disparidad de personalidades que se pueden dar en las estructura familiar.
Las dinámicas familiares pueden tener las siguientes formas:
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