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El 21 de mayo no es una fecha más en el calendario: representa una oportunidad concreta para reconocer la pluralidad cultural que enriquece nuestras sociedades. Más allá de las declaraciones institucionales, celebrar el Día Mundial de la Diversidad Cultural para el Diálogo y el Desarrollo implica poner en práctica el respeto por lo diferente a través de acciones cotidianas y accesibles. No se trata únicamente de resaltar tradiciones, sino de generar espacios donde el intercambio sea auténtico, horizontal y transformador.
La cultura se expresa en la comida, la lengua, las creencias, el arte, la música y las relaciones sociales. Por ello, conmemorar esta fecha requiere abrir espacios donde estas manifestaciones sean compartidas y celebradas. Desde actividades educativas hasta iniciativas comunitarias, el objetivo es visibilizar las múltiples formas de vivir y entender el mundo, combatiendo prejuicios, promoviendo el diálogo y fortaleciendo la cohesión social en contextos locales, nacionales y globales.
La diversidad cultura es sinónimo absoluto de riqueza. De ahí la importancia de cuidarla: promueve sociedades más inclusivas, resilientes y desde luego más creativas. De hecho, el contacto entre diversas expresiones culturales –o su conocimiento en su defecto– fomenta el diálogo intercultural, lo que no solo deriva en el incremento del acervo colectivo, sino también la convivencia pacífica entre colectivos con base en el respeto mutuo. Dicho esto, las lenguas, las tradiciones, las artes y los saberes locales de cada pueblo contribuyen a comprender más ampliamente la experiencia humana, en la que se despliegan diversas identidades, innumerables formas de acercarse al mundo.
Lo dicho hasta aquí es sin lugar a dudas el reconocimiento de la diversidad como aspecto definitorio de todas las sociedades. No obstante, en términos de desarrollo, se la considera como el punto partida para el bienestar más allá de lo material: “La diversidad cultural amplía las oportunidades de elección que se brindan a todos; es una de las fuentes de desarrollo, entendido no solamente en términos de crecimiento económico, sino también como medio de acceso a una existencia intelectual, afectiva, moral y espiritual satisfactoria” (Unesco, 2001). El desarrollo individual, así, está estrechamente vinculado a las relaciones colectivas, donde lo material es un factor tan importante como las dimensiones cognitivas y emocionales.
Así las cosas, podemos discurrir en torno al desarrollo humano sostenible que supera cualquier pretensión de centrarlo en la renta o la propiedad, por ejemplo. Junto con esto, se busca la valoración, reconocimiento y eventual aprehensión de marcos de pensamientos alternativos. Cada tradición –vista desde el prisma del desarrollo y justicia sociales– contribuyen a más y mejores experiencias humanas, donde la creatividad, el respeto y la valoración de la diversidad contribuyen a prevenir la discriminación y la exclusión social. Una sociedad democrática y justa asume a la diversidad cultural como motor para el progreso integral de las sociedades.
El Día Mundial de la Diversidad Cultural para el Diálogo y el Desarrollo fue establecido el 2 de noviembre de 2001 en la 31ª reunión de la Conferencia General de la Unesco. En esta reunión, realizada en París, se acordó establecer el 21 de mayo como fecha para la celebración de este día como parte del compromiso global con la diversidad como “patrimonio común de la humanidad” y promover la interculturalidad en un mundo interconectado.
Según la Unesco, la diversidad cultural es “tan necesaria para el género humano como la diversidad biológica para los organismos vivos” y debe ser consolidada para el beneficio de las generaciones presentes y futuras. La premisa principal de este día es, precisamente, visibilizar la importancia de la diversidad y la necesidad de tomarla como punto de partida para el diálogo, la cooperación y el desarrollo más allá de lo económico, es decir, mediante la integración de las dimensiones sociales y culturales.
Este esfuerzo mundial por reconocer la riqueza cultural tuvo ecos en diferentes países cuyo entramado social se caracteriza por la coexistencia de pueblos y culturas con sus respectivas lenguas, costumbres, epistemología y tradiciones. Uno de ellos fue México, país que, en 2001, reconoció constitucionalmente la composición pluricultural de la nación. Años después, en 2009, Bolivia también reconoció oficialmente 36 naciones indígenas y sus respectivas lenguas como idiomas oficiales del Estado junto con el español como parte de un modelo de Estado plurinacional e intercultural.
Otros países, no solo latinoamericanos, siguieron este camino incluso desde antes de la década del 2000, como Canadá, aunque no desde la Constitución. En cualquier caso, en todos los continentes conviven lenguas, identidades, costumbres, pueblos, más aún en un momento en el que las olas migratorias ponen en contacto a colectivos de distintos orígenes.
Visto todo esto, el Día Mundial de la Diversidad Cultural sigue los siguientes objetivos:
Estas son algunas ideas para celebrar el Día Mundial de la Diversidad Cultural para el Diálogo y el Desarrollo.
Colegios, instituciones, empresas y demás organizaciones despliegan eventos para resaltar la diversidad cultural, ya sea local o nacional. Lo hacen mediante festivales, conciertos, exposiciones de arte, representaciones teatrales, entre otros. Este tipo de actividad ofrece un punto de encuentro en el que la diversidad es su seña identitaria.
No cabe duda de que la comida es una de las muestras más sólidas de la diversidad. Un platillo puede llamarse igual, pero prepararse de manera diferente en pueblos con apenas algunos kilómetros de separación. De igual manera, realzar un plato típico fomenta el intercambio de saberes y desde luego sabores, ya que hay conocimientos que permiten ese sabor y preparación característicos.
Estas actividades tienen como base el diálogo sobre la diversidad cultural, su importancia y los retos que afrontan las personas en riesgo de exclusión. Se pueden utilizar recursos audiovisuales para enseñar a estudiantes y adultos los fundamentos sobre los que se construye la tolerancia y el respeto mutuo.
Cada región o país cuenta con sus propios productos culturales que reflejan sus costumbres, sus conflictos, sus tradiciones, sus pensamientos, entre otros. El cine y la literatura, por ejemplo, brindan una perspectiva variada y amplia de los modos en que determinadas sociedades comprenden sus orígenes y su realidad social.
En la actualidad, es poco frecuente encontrar una empresa que no cuente con personal de diferentes nacionalidades u orígenes. Por esto, en el campo organizacional, es importante organizar talleres de sensibilización sobre el respeto entre trabajadores.
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