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El funeral de una persona es un acontecimiento familiar donde se vela al difunto en la intimidad y donde detalles como el féretro, los adornos florales o la preparación de las salas forman parte de un momento exclusivo en la memoria de quienes formaron su entorno más cercano. El protagonista de este acontecimiento es el fallecido, que en ocasiones ha podido dejar esta vida en condiciones excepcionales con un deterioro de las zonas más superficiales como puede ser la cara. Es aquí donde tiene su aplicación la tanatoplastia, y que tendrá como objetivo dotar de belleza al cuerpo del difunto para dejar en los asistentes un recuerdo lo más parecido al que tenían en vida.
Los profesionales de la tanatoplastia son en la actualidad muy demandados en un sector donde el acceso al mercado laboral requiere de una formación especializada como el Curso de Tanatopraxia y Tanatoestética. Una formación que permitirá a los alumnos afrontar la noble labor de devolver a la vida el rostro y el cuerpo de quienes nos dejan para darle un último adiós y guardar un recuerdo memorable de su ser querido.
La muerte de un ser querido es un hecho bastante traumático y más cuando sucede en circunstancias tan desagradables como un accidente de tráfico, una enfermedad de larga duración, u otras que pueden destrozar la figura humana. No solamente en cuanto al rostro que es la parte más visible, sino en otras partes del cuerpo.
La tanatoplastia tiene como finalidad la de conseguir reconstruir el rostro o el cuerpo del difunto para dotarlo de una apariencia calmada, reposada o tranquila para que puedan ser velados por sus familiares. De esta forma, se logrará entre sus familiares guardar un recuerdo agradable del fallecido, ya que, tendrá el aspecto lo más fidedigno a cuando gozaban de vida.
La definición de tanatoplastia hacer referencia a diferentes procedimientos o técnicas de tipo quirúrgicas orientadas a reconstruir el rostro o el cuerpo de la persona fallecida en circunstancias traumáticas o violentas. En estos casos, la reconstrucción tiene en cuenta las zonas más visibles del difunto a la hora de ser mostrado con el ataúd abierto mediante la desaparición de hematomas aplicando productos químicos, la recreación de zonas corporales mediante plastilina o cera o diseñar recreaciones craneales con instrumental para dotarlos de forma humana, entre otras muchas técnicas de tanatoplastia.
Por medio de todas estas técnicas de tanatoplastia se dotará de humanidad a la persona fallecida para facilitar el proceso de duelo a los familiares mediante la visualización de la imagen del fallecido. Un aspecto psicológico que recobra mayor importancia en aquellos casos de fallecimiento de forma repentina y escabrosa.
Aunque puedan parecer métodos y conceptos similares, la realidad es que existen diferencias entre tanatoplastia y tanatopraxia. Mientras la tanatopraxia engloba actividades como la higienización, la conservación, la restauración y reconstrucción o el cuidado estético del fallecido, la tanatoplastia engloba todas las técnicas o los procedimientos químicos que permiten esa reconstrucción. En este sentido, la tanatopraxia sería la materialización en el cadáver de las técnicas tanatoplásticas que dotan de realismo y de una estética a los fallecidos. Por lo tanto, ambas disciplinas son complementarias, y cumplen con un objetivo común, dar el último adiós al difunto recordando su aspecto habitual a pesar de las causas trágicas de su muerte.
La tanatoestética se ocupa de la preparación del difunto desde el enfoque de la belleza. Es decir, al contrario que la tanatoplastia donde la reconstrucción es la pieza básica en torno a la que gira la labor del tanatopractor, en la tanatoestética se realizan labores de maquillaje de los muertos o la peluquería. De esta forma, eliminará los signos de mortandad en el rostro del difunto, embellecerá su mirada o dotará de volumen a partes de las facciones de la persona fallecida. La tanatoplastia en cuanto al rostro se encargará tan solo de su reconstrucción sin tener en cuenta apartados estéticos, y centrándose solamente en conseguir una figura lo más humana posible.
Evidentemente, los tanatopractor deben especializarse en las materias enumeradas anteriormente, ahora bien, este trabajo tiene unas particularidades manifiestas que requieren de unas competencias que van más allá de lo académico. En este sentido, los seres queridos del difunto se encuentran en un estado emocional a la hora de acudir a una empresa de servicios funerarios delicada. Consecuentemente, estos profesionales de la tanatoplastia desarrollarán mejor su trabajo si cuentan con unas competencias comunicativas o una actitud empática que tenga en cuenta el sufrimiento o la tensión psicológica de esos momentos. Del mismo modo, existen diferencias culturales entre los clientes, de manera que, cualidades como la discreción, la pulcritud o el detallismo contribuyen a garantizar un servicio profesional a las familias en un acontecimiento familiar tan trascendental.
Si deseas conocer más sobre salidas profesionales en tanatoplastia, te recomendamos que continúes al corriente de las novedades de nuestro blog, y así convertirte en el profesional que deseas ser con la formación en cursos de tanatopraxia que no pondrán freno a tu futuro profesional.
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