Relaciones laborales

Relaciones Laborales

Las relaciones laborales se definen como aquellas conexiones contractuales que se establecen entre una empresa, o persona llamada empleador/a, una persona natural, denominada empleado/a o trabajador/a.

El fin de las relaciones laborales es que las personas trabajadoras pongan su capacidad física e intelectual a disposición de las empleadoras, con el objetivo de desarrollar una determinada actividad laboral.

Más concretamente, se entienden las relaciones laborales como aquellos vínculos establecidos en el entorno de trabajo, respecto a las relaciones existentes entre la labor desempeñada y el capital, dentro del marco del proceso productivo.

En el caso de las relaciones laborales internacionales, cabe destacar que surgen en 1919, con el surgimiento de la Organización Internacional del Trabajo (OIT). Su objetivo es la canalización de las relaciones laborales entre los Estados, las organizaciones de personas trabajadoras y las organizaciones de personal empleador.

En la actualidad, las relaciones laborales están reguladas por un contrato de trabajo. En este, quedan estipulados los derechos y las obligaciones de las dos partes que lo conforman.

¿Qué tipos de Relaciones Laborales existen?

A grandes rasgos existen dos clases de relaciones laborales: individuales y colectivas. 

Las relaciones laborales individuales son las que un/a trabajador/a aislado/a establece con su empleador/a, o con la persona representante, de manera directa.

Las relaciones laborales colectivas son aquellas establecidas por los sindicatos con las empresas u organizaciones patronales, representando a las personas trabajadoras.

Estas últimas persiguen el fin de disminuir las situaciones de dependencia y subordinación entre las personas trabajadoras y las empleadoras, de modo que sean establecidas relaciones laborales equitativas y justas.

No obstante, en materia de Derecho Laboral quedan establecidos los siguientes tipos de relaciones laborales:

• Relaciones laborales personales (individualidad) > Prestación de servicios de una persona trabajadora, de forma aislada, a su empleador/a.
• Relaciones laborales voluntarias (voluntariedad)  > Prestación de servicios sin obligación, ni en el momento del inicio ni en el posible desistimiento de la persona contratada.
• Relaciones laborales por cuenta ajena (ajenidad) > Prestación de un servicio a otra persona, de manera personal y voluntaria, con carácter general.
• Relaciones laborales retribuidas (retribución) > Prestación de un servicio con una contraprestación, (pago salarial).
• Relaciones laborales dependientes > Prestación de servicios con carácter de subordinación o dependencia de la persona empleadora.

Relaciones laborales entre personal empleador y personal empleado

Las relaciones establecidas entre organizaciones de personas empleadas y trabajadoras, ya sea entre sí o con el intermediario del Estado, son conocidas como diálogo social.

En este caso, las relaciones laborales se fundamentan en el principio de tripartismo, el cual implica que aquellos asuntos más relevantes, relacionados con el empleo, deben quedar resueltos entre las tres partes principales que intervienen; es decir: el trabajo, el capital y el Estado.

En estas relaciones laborales existen diferentes puntos de conflicto que perturban el funcionamiento normal de la empresa, (como en toda relación de carácter interpersonal). Por ejemplo, el salario es una de las cuestiones más complicadas de tratar en las relaciones laborales; para ello, conviene que la remuneración recibida por el personal trabajador sea una compensación justa por los servicios prestados.

Otro de los derechos propios de las relaciones laborales entre personal trabajador y empleador es el de las vacaciones y días de asuntos propios.

Jerarquía horizontal

En la actualidad, algunas empresas están adoptando un modelo de trabajo conocido como jerarquía horizontal. Este modelo persigue el fin de que el personal trabajador no tenga sensación de inferioridad frente al personal que le dirige dentro de su organización, tal y como sucede en las empresas más tradicionales.

En este sentido, aunque la jerarquía horizontal no tenga como fin alterar el organigrama de una empresa, ni dotar de igual poder a todo el personal, este sistema refuerza herramientas como el diálogo, con el objetivo de mejorar la experiencia general y el rendimiento en el trabajo.

Otros recursos a los que recurre el sistema de jerarquía horizontal son: flexibilidad en la vestimenta del personal trabajador, ubicación de las oficinas al mismo nivel y utilización de paredes traslúcidas para evitar sensaciones de superioridad o inaccesibilidad en trabajadores/as con mayor responsabilidad.

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